Este 2020 comenzaba la “década de la acción”, tal como la bautizó la ONU. Los avances hacia los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) habían sido, desde que se aprobaron en 2015, lentos e insuficientes, según los informes, datos y reiteradas advertencias del organismo internacional, para lograr los compromisos de un mundo más justo, pacífico y un planeta todavía habitable para 2030. Hacía falta hacer más y más rápido. Ese era el llamamiento, pero irrumpió la covid-19. Y toda la atención se ha enfocado en los últimos meses en la lucha contra el SARS-CoV2 y la crisis económica y social que ha desencadenado. Si el mundo ya flaqueaba en sus progresos, ahora tiene tarea doble: recuperar lo perdido y volver a perseguir unas metas que ahora están más lejos. Con este panorama se ha inaugurado este martes el Foro Político de Alto Nivel en el que se evalúan anualmente los progresos en la implementación de esta agenda internacional
La mortalidad materna ha descendido un 4% desde 2015 y un 38% desde el año 2000. El índice de electrificación mundial pasó del 83% en 2010 al 90% en 2018. Ambos datos fueron destacados por Liu Zhenmin, subsecretario general de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, en su presentación del informe del Secretario General sobre el progreso hacia los ODS. “Sin embargo, el progreso se ralentizó e incluso revirtió en otras áreas. La desigualdad continúa incrementándose dentro y entre países. Y ahora la covid-19 ha provocado una crisis sanitaria, económica y social que ha dejado fuera de la escuela a 1.600 millones de niños y empujará a 60 millones de personas a la pobreza extrema”, agregó. “Nuestra discusión ahora tiene que pivotar en torno a cómo colocamos la Agenda 2030 en el centro de la recuperación del coronavirus”.
Con esa indicación, los participantes en la primera sesión de este Foro, que se ha celebrado telemáticamente, han coincidido en destacar que hace falta más cooperación internacional y más multilateralismo. Y unas Naciones Unidas fuertes. “Para reconstruir mejor”, han repetido unos y otros al otro lado de la pantalla, parafraseando al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
“Nunca ha habido antes un momento tan importante en el que implementar la Agenda 2030. La covid ha revelado y exacerbado las desigualdades dentro y entre países”, apuntó Jutta Urpilainen, comisaria de Asociaciones Internacionales de la Unión Europea. “Pero no hay vuelta atrás a lo mismo. El mundo ya estaba en un camino insostenible”, apostilló. Una idea que también remarcó Mariana Mazzucato. “No tenemos que volver a la normalidad, que es lo que nos trajo hasta aquí”, dijo la fundadora y directora del Instituto de Innovación y Propuestas Públicas del University College London, y miembro de la Comisión de Política de Desarrollo (CDP).
Contra el pesimismo, no son pocos los expertos que a cada dato negativo que arrojaba la estadística en estos últimos meses, lanzaban un mensaje de esperanza: la crisis de la covid-19 es una oportunidad para alinear la reconstrucción con la Agenda 2030. Habrá el doble de hambrientos agudos (265 millones) a final de año, 60 millones caerán en la pobreza extrema y 47 millones de mujeres dejarán de tener acceso a contraceptivos, entre otros males. Y, por primera vez desde 1990, ha caído el Índice de Desarrollo Humano. Pero se puede reconstruir mejor para acabar con la miseria, la inseguridad alimentaria y los demás grandes desafíos, lo que centró las siguientes sesiones de este encuentro internacional digital.
Nuestra discusión ahora tiene que pivotar en torno a cómo colocamos la Agenda 2030 en el centro de la recuperación del coronavirus
También se puede salir mal o peor de esta crisis, advirtió Mazzucato. “Incrementar las deudas puede acrecentar los problemas. Y es necesario que haya alianzas público-privadas, pero el sector privado se tiene que convertir en una parte beneficiosa para la sociedad”. La experta ha denunciado en varias ocasiones, y de nuevo en este Foro, que no todas las colaboraciones son válidas. No lo son si no sirven para descarbonizar la economía, crear empleos decentes o si, como las farmacéuticas, suponen una gran inversión pública que luego no se traduce en precios asequibles de los medicamentos. “Esa no es la alianza público-privada que queremos”, ha insistido.
Los problemas de conexión, audio entrecortado e imagen borrosa en algunos casos, no han impedido que algunos mensajes compartidos hayan quedado muy claros: es el momento de reforzar los sistemas públicos de salud, pero también de poner especial atención en los niños, las mujeres y otros colectivos en riesgo. “La crisis, que está haciendo zozobrar el avance hacia los Objetivos, también está haciendo que su cumplimiento sea aún más urgente y necesario”, se lee en el informe de seguimiento. Las estadísticas así lo reflejan.
Lo que dicen los números
Una lección de la pandemia es que hacen falta más y mejores estadísticas. “Para tomar decisiones políticas bien informadas que mejoren la vida de las personas”, ha indicado Claire Melamed, directora ejecutiva de la Alianza Global para Datos de Desarrollo Sostenible. ¿Qué dicen los últimos datos disponibles recogidos en el informe de progreso presentado este martes por el Consejo Económico y Social de la ONU? Estos son algunos.
1. No se erradicará la pobreza extrema para 2030. Ya antes de la crisis del nuevo coronavirus, un 8,2% de la población mundial vivía con menos de 1,90 dólares al día en 2019. Era un porcentaje inferior al de 2010, cuando un 15,7% eran pobres extremos. Pero “la pandemia está invirtiendo la tendencia de reducción”, alerta el documento. “Las estimaciones más recientes sitúan la tasa mundial de pobreza extrema entre el 8,4 % y el 8,8% en 2020, cifra cercana a la de 2017”. Según estos cálculos, añaden los autores, entre 40 y 60 millones de personas caerán en esta situación. El primer aumento de la pobreza mundial en más de 20 años.
2. Más hambre. Desde 2015, la cantidad de personas que padecían inseguridad alimentaria —levantarse cada día sin saber si van a comer— no ha dejado de crecer. “Se estima que el 26,4% de la población mundial (en torno a 2.000 millones de personas) estaba afectada por ella en grado moderado o grave en 2018, lo que supone un aumento respecto al 23,2% de 2014”, indica el informe. Y no hay perspectiva de mejora. Estudios recientes estiman que los hambrientos agudos se duplicarán en este 2020, pasando de 135 millones a 265 millones.
3. Proteger los progresos en salud. Este capítulo es al que más atención dedica el informe. Aunque los avances que se venían experimentando en materia de reducción de la mortalidad materna e infantil, el VIH y otras enfermedades infecciosas, así como en expansión de la cobertura de vacunación, no eran suficientes para alcanzar las metas del ODS 3; ahora el riesgo es peor e implica retroceder. “La pandemia está causando estragos en los sistemas de salud de todo el mundo y amenaza los logros relacionados con la salud ya alcanzados. La mayoría de los países, especialmente los pobres, no disponen de suficientes instalaciones de atención, suministros médicos y trabajadores sanitarios para hacer frente al incremento de la demanda”. En este punto, África subsahariana, registra los peores datos con más embarazos adolescente, muertes de madres y menores de cinco años, así como en incidencia del sida y la malaria, por citar algunos.
“En 2017, aproximadamente, tan solo entre la tercera parte y la mitad de la población mundial disponía de una cobertura de servicios de salud esenciales. De mantenerse las tendencias actuales, en 2030 únicamente estaría cubierto por esos servicios entre el 39% y el 63 %”, citan también los expertos.
4. Educación a dos velocidades. En 2018, 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes de edades comprendidas entre los seis y los 17 años seguían sin escolarizar, lo que representaba el 17% de la población mundial de ese grupo de edad. Y las medidas de confinamiento para frenar el avance de la pandemia han dejado fuera de las aulas a unos 1.600 de alumnos, el 90% de la población estudiantil global. Esto ha revelado la importancia de la digitalización de la educación que ha permitido a muchos seguir su formación a través de Internet. Algo impensable para las poblaciones más pobres: en África subsahariana menos de la mitad de las escuelas primarias y del ciclo inferior de la secundaria tenían acceso a electricidad, Internet, computadoras e instalaciones básicas para lavarse las manos, “que son servicios e instalaciones indispensables, de carácter básico, necesarios para garantizar un entorno de aprendizaje seguro y eficaz a todos los estudiantes”, subraya el documento. “La brecha digital ampliará las diferencias existentes en materia de igualdad en el ámbito educativo”, abundan.
5. Ellas pierden. Se venía advirtiendo que el Objetivo 5 relativo a la igualdad de género era uno de los que más lentamente progresaba. Y la pandemia ha golpeado especialmente a las mujeres. “A nivel mundial, las mujeres constituyen tres cuartas partes de los médicos y del personal de enfermería. Ellas ya dedican tres veces más horas que los hombres a realizar trabajo de cuidados no remunerado en casa. El cierre de las escuelas y las guarderías requiere que los padres, en particular las madres, se ocupen más de los niños y faciliten su aprendizaje en el hogar. Los informes de varios países sugieren que la violencia doméstica contra las mujeres y los niños también está aumentando durante el confinamiento”. Y eso se suma a otras violencias como la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y la preferencia por el hijo varón, prácticas todavía demasiado habituales. Así lo denunció el UNFPA, la agencia de la ONU que se encarga de la salud sexual y reproductiva, recientemente; y lo recoge el informe del Secretario General.
6. ¿Agua para todos? Una de las recomendaciones más repetidas pata evitar la propagación del nuevo coronavirus ha sido que hay que lavarse las manos frecuentemente. Pero 2.200 millones de personas carecen de agua potable gestionada de forma segura y y 4.200 millones no disponen de servicios de saneamiento seguros. “En 2017, 3.000 millones de personas no tenían agua y jabón en sus hogares. En 2016, el 47% de las escuelas de todo el mundo no contaban con instalaciones para lavarse las manos equipadas con agua y jabón”, apuntan los autores. La humanidad está muy lejos de lograr “el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos”, como llama el ODS 6.
7. Una luz para la esperanza. Algunos de las metas del Objetivo 7 —garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna— registran datos positivos. “El mundo está haciendo grandes progresos para ampliar el acceso a la electricidad y mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, millones de personas en todo el mundo todavía carecen de ese acceso, y los progresos a fin de facilitar el uso de combustibles y tecnologías limpias para cocinar son demasiado lentos”, resume el informe. “El índice de electrificación mundial ascendió del 83% en 2010 al 90% en 2018. América Latina y el Caribe, y Asia Oriental y Sudoriental seguían haciendo importantes progresos y superaban el 98% de acceso a la electricidad en 2018. Sin embargo, el déficit mundial cada vez se centraba más en África subsahariana, donde unos 548 millones de personas (el 53% de la población) carecían de acceso a electricidad”, detallan las estadísticas de la ONU.
8. Crisis económica y laboral. “Antes incluso de la crisis actual, la economía mundial estaba creciendo a un ritmo más lento que en años anteriores, a pesar de las mejoras en la productividad laboral y el desempleo. La pandemia la ha alterado profundamente y de manera abrupta, y empujado al mundo a una recesión. Se prevé que la conmoción sin precedentes del mercado laboral mundial reduzca en torno a un 10,5% el número global de horas de trabajo en el segundo trimestre de 2020, el equivalente a 305 millones de trabajadores a tiempo completo”. Esto se suma a que el porcentaje de empleo informal era todavía demasiado elevado (61% en 2016) y que en 2019, el 22% de los jóvenes del mundo ni trabajaban ni estudiaban o recibían formación. “Cifra que apenas ha oscilado desde 2005”, remarca el texto.
9. Industria, infraestructuras e innovación. “En 2019, el valor añadido en la industria manufacturera mundial creció solo un 1,5% desde 2018, la tasa de crecimiento interanual más lenta desde 2012, debido principalmente a la influencia de tensiones arancelarias y comerciales que afectaron a todas las regiones. El riesgo de interrupción de las actividades manufactureras durante la actual crisis es muy elevado, lo que repercutirá en los niveles de empleo del sector”.
10. La desigualdad, un lastre para el desarrollo sostenible. En el Foro Político de Alto Nivel de la ONU de 2019, los informes ya advertían que la desigualdad (junto con el cambio climático) era la mayor amenaza para el progreso en el resto de Objetivos de la Agenda 2030. Ahora, la covid-19 ha puesto al descubierto este problema y lo ha exarcebado, pues la crisis que ha desencadenado afecta con mayor fuerza a los más pobres y vulnerables.
11. Ciudades ¿que cuidan? El número de habitantes de barrios marginales superaba los 1.000 millones de personas en 2018 (24% de la población urbana), lo que supone un ligero aumento respecto al 23% de 2014. La pandemia afectará “con mayor virulencia” a estas personas que “sufren la falta de una vivienda adecuada y de agua corriente en casa, utilizan retretes compartidos, no disponen de sistemas de gestión de desechos, o su número es sumamente escaso, padecen el hacinamiento del transporte público y tienen limitado acceso a servicios oficiales de atención sanitaria”, alerta el informe.
12. Más consumo. Según el estudio publicado, en el mundo, la huella material aumentó de 73.200 millones de toneladas métricas en 2010 a 85.900 millones de toneladas métricas en 2017, lo que supone un aumento del 17,4%. “La dependencia del mundo de los recursos naturales continuó acelerándose en las dos últimas décadas”, se lee. “La pandemia de covid-19b rinda a los países la oportunidad de crear un plan de recuperación que invierta las tendencias actuales y cambie las pautas de consumo y producción para lograr un futuro sostenible”, se limita a indicar.
13. Más calor. El año 2019 fue “el segundo más caluroso registrado y el final de la década más cálida (2010 a 2019)”, escriben los autores. “Además, dado que la temperatura media mundial está 1,1°C por encima de los niveles preindustriales estimados, la comunidad mundial tiene muy pocas perspectivas de alcanzar tanto la meta de 1,5°C como la de 2°C que se piden en el Acuerdo de París”, zanjan.
14. Maltrato a los mares y océanos. En la útima película sobre Aquaman, unos seres inteligentes y mitológicos que viven en las profundidades del océano provocan un tsunami que devuelve a la humaidad su basura. Según los datos recogidos por la ONU, de existir tales seres, tendrían motivos para la venganza. “Los océanos y las pesquerías siguen sustentando las necesidades económicas, sociales y ambientales de la población mundial, mientras sufren un grado insostenible de agotamiento, deterioro ambiental, y saturación y acidificación por el dióxido de carbono”.
15. Menos árboles. La proporción de la superficie forestal disminuyó del 31,9% de la superficie terrestre total en el año 2000 al 31,2% en 2020, lo que representa una pérdida neta de casi 100 millones de hectáreas de bosque en el mundo. Esta pérdida de biodiversidad en favor de la actividad agrícola provoca, además, que haya especies en extención al quedrse sin hábitat. “En el mundo, el riesgo de extinción de especies empeoró en torno a un 10% en las tres décadas pasadas”.
16. No hay paz para ellos. El Acnur volvió a registrar una cifra récord de refigiados: más de 70 millones de personas han huido de sus hogares debido a la guerra y conflictos. Los niños y las mujeres tampoco pueden gozar de una vida libre de violencia. Las formas violentas de disciplina contra los niños estaban muy extendidas. “En 69 países (la mayoría de ellos de ingresos bajos y medianos) para los que se disponía de datos de 2012 a 2019, casi ocho de cada 10 niños de entre uno y 14 años habían sido objeto de algún tipo de agresión psicológica o castigo corporal en el hogar el mes anterior”. Y las niñas lo tienen peor. “En poco más de uno de cada cuatro países con datos comparables entre 2012 y 2019 (45países), al menos el 5% de las mujeres de 18 a 29años declararon haber sido objeto de violencia sexual en la infancia”.
17. Pocos recursos para tamaño desafío. Este Objetivo es un cajón de sastre que, en resumen, llama a colaborar más y con más recursos para alcanzar los ODS. Pero la pandemia ha puesto en jaque el sistema financiero y, con ello, la solidaridad internacional. Está todavía por ver si los países están a la altura del desafío y las organizaciones multilaterales resisten a las tensiones nacionalistas.
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