No es lo mismo, ni mucho menos, pero qué gozada volver a escuchar a lo lejos Llull, Llull, Llull en el Bilbao Arena. Fue extraño para todos el retorno de un pequeño grupo de aficionados a Miribilla. Además, competición nueva y novedades de Álex
Mumbrú en la rotación. Lo tiene claro el técnico catalán, confianza en su plantel y respuesta más que positiva tras el titubeo inicial al imponer los turcos su físico y experiencia.
Nada que objetar, aunque a todos nos gusta ganar. Los MIB dominaron grandes fases del segundo y tercer cuarto, pero en los momentos calientes se vieron superados por la calidad de un Pinar Karsiyaka con más recursos en el banquillo que los bilbaínos. Mumbrú quiere que su equipo crezca y los minutos de calidad para Dos
Anjos, Reyes, Kjajic y compañía pesan más en la balanza que exprimir al máximo a los “titulares”. Sobre todo, teniendo mañana otro partido, choque de liga ante Andorra: el importante.
Demostración de que el Bilbao Basket puede competir en Europa, pero si quiere ganar es posible que necesite exprimirse y esta semana con tres partidos no era el momento. Ya llegará ese instante en el que la rotación habrá que reducirla.
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