Decía John ‘Hannibal’ Smith la mítica frase: “Me encanta que los planes salgan bien”. Pues ayer salieron muy bien, el equipo A y los suplentes dieron un paso de gigante. Quizá como respuesta a un rival directo que quería aprovecharse de la debilidad bilbaína, frotándose las manos al ver confinado en sus domicilios a sus oponentes, sin Hakanson y llenos de dudas tras acumular derrota tras derrota.
Detonante o no, lo cierto es que el Bilbao Basket creció para sobreponerse a las adversidades. Rousselle fue más director de juego que nunca, Brown se multiplicó, Zyskowski demostró al fin que es un “metedor”, Kulboka tenía, tiene y tendrá puntos porque es una máquina ofensiva y Balvin… el checo fue una versión mejorada de Shaquille O’neal. Tremendo tercer cuarto.
Pero sin el paso al frente de la segunda unidad nada hubiera sido posible. Huskic, aún aterrizando, va a aportar, Moses ayudó, Reyes y Serron siempre lo hacen. Desde ahí se debe construir. Además de sumar al base sueco para tener la estabilidad que hasta la fecha no había hecho acto de presencia.
Toca volver a entrenar 10 días juntos para preparar dos choques, como todos, vitales ante Andorra y Estudiantes y que se disputarán en 3 días. Con toda la cautela del mundo, optimistas, pero ocupados en dar valor a una victoria tranquilizadora. Nada más y nada menos.
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