En una atípica rendición de cuentas ante el Congreso, centrada en los desafíos de Chile y los caminos que propone el Gobierno, el presidente Sebastián Piñera realizó este viernes su primer discurso anual ante el Parlamento luego del estallido social de octubre y el inicio la pandemia, en marzo. Con estrictas medidas sanitarias en la sede del Poder Legislativo en Valparaíso, a unos 100 kilómetros de Santiago, la capital, el mandatario señaló que el país enfrenta hoy “uno de esos momentos cruciales y decisivos” de su historia. Piñera, además, presentó un plan de reactivación que incluirá un masivo programa de subsidios al empleo, que podrá beneficiar hasta a un millón de personas.
Con un costo de unos 2.000 millones de dólares, permitirá avanzar hacia la creación o recuperación de parte de los 1,8 millones de empleos que se han perdido por la crisis sanitaria que ya ha dejado en Chile, país que supera los 9.450 muertos confirmados por la covid-19. El plan de reactivación incluye, además, inversiones públicas en infraestructura, con prioridad en campos como la vivienda, carreteras, puertos, aeropuertos, agua potable, hospitales, escuelas, transporte, parques, entre otros. “La inversión pública en el periodo 2020-2022 alcanzará los 34.000 millones de dólares, de los cuales 4.500 millones de dólares corresponden a inversión adicional”, indicó Piñera, que agregó que esta iniciativa podría generar 250.000 nuevos puestos de trabajo.
Fue un discurso de una hora y media en que Piñera, que acaba de cambiar nuevamente a su Gabinete en medio de una crisis profunda del oficialismo de derecha, detalló que su plan de reactivación económica incluye apoyos a las pequeñas y medianas empresas, incentivos tributarios a la inversión privada por 21.000 millones de dólares y la agilización de los permisos para acelerar el emprendimiento y la recuperación.
A 19 meses de terminar su segundo Gobierno (2018-2022) y con un 12% de popularidad, el presidente chileno nuevamente realizó llamamientos a la “unidad, colaboración, los diálogos y acuerdos” tanto al oficialismo como a la oposición. Junto con alertar sobre el riesgo que implica para la democracia el debilitamiento de las instituciones y el populismo, Piñera habló sobre el clima polarizado que se vive en el país: “La violencia y la intolerancia están afectando el debate democrático y debilitando la paz social”. El mandatario se refirió a problemas como “la más severa sequía que enfrenta Chile en los últimos 100 años” y, sobre todo, al estallido social de octubre.
El mandatario de la coalición de derecha Chile Vamos habló de “las legítimas demandas sociales y exigencias de mayor dignidad y justicia”, que diferenció de “la ola de violencia y vandalismo” se vivió en el país a partir del 18 de octubre pasado: “Debemos desterrarla por el grave daño que causaron al cuerpo y alma de nuestro país”, indicó el presidente, en su penúltima rendición de cuentas ante el Congreso ante de dejar el poder en marzo de 2022.
Luego de la grave crisis y sus profundas consecuencias económicas, hizo mención a los miles de muertos que ha dejado la covid-19 en Chile, expresó a sus familias “la más sincera solidaridad”, aunque destacó que por siete semanas se ha registrado en el país “una continua mejoría” en el control de la pandemia.
Piñera realizó también un homenaje a los presidentes de centroizquierda que han gobernado desde el retorno a la democracia en 1990 y destacó los logros de los últimos 30 años que permitieron al país “pasar de la medianía de la tabla a posiciones de liderazgo en América Latina en desarrollo económico y desarrollo humano”. “Pero ello no significa desconocer las carencias, desigualdades y dolores que siguen afectando a muchas familias chilenas, lo que expresaron con fuerza los chilenos con sus legítimas manifestaciones del año pasado”, aclaró el mandatario, que recordó el “punto de inflexión” que se vivió la noche del 12 de noviembre.
“Tras una jornada de intensa violencia y ante la disyuntiva de restablecer el estado de emergencia o darle una nueva oportunidad al diálogo, a los acuerdos y a la paz, optamos por este último camino”, señaló en torno al consenso por la no violencia y una nueva Constitución al que llegaron prácticamente todas las fuerzas políticas en el Parlamento. Piñera reiteró el compromiso de su Gobierno por un plebiscito “informado, seguro, transparente y participativo”, el cual está programado para el 25 de octubre.
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