Las delegaciones del Gobierno y de la oposición venezolana, reunidas en México el pasado fin de semana.Asamblea Nacional de Venezuela (EFE/Asamblea Nacional de Venezuela)
La oposición venezolana ha tomado con cautela la ecuación de Nicolás Maduro sobre la celebración de unas elecciones con garantías. El presidente supeditó el miércoles la convocatoria de unos comicios libres y verificados, el objetivo central de la mesa de diálogo que se instaló en México, al levantamiento de las sanciones internacionales. Las medidas económicas, aplicadas principalmente por Estados Unidos con el propósito de debilitar al chavismo, ya han pasado por una revisión y, por ejemplo, la Washington aprobó la semana pasada una licencia para que la petrolera Chevron pueda operar de nuevo en Venezuela. Sin embargo, las declaraciones de Maduro se producen en un contexto concreto, el de la negociación, y las fuerzas opositoras defienden la necesidad de invertir los factores: esto es, que se celebren primero unas elecciones en paridad de condiciones para después levantar las sanciones.
“Una cosa son las sanciones políticas, otras las sanciones individuales por cometer delitos”, enfatiza en declaraciones Leopoldo López, fundador de Voluntad Popular y destacada voz de la oposición venezolana. Una vez establecidos los acuerdos humanitarios y de carácter más social en la ronda de conversaciones en México, afirma López, “el foco del diálogo estará centrado en lo electoral en una segunda instancia”. “Hay una tercera fase, la de negociar garantías políticas para quienes ganen y pierdan la elección. Maduro ha hecho un planteamiento, en el terreno comunicacional, que adelanta el orden de las discusiones. Claro que Maduro puede patear la mesa, lo ha hecho muchas veces ya. No sería una sorpresa”, agrega.
Carlos Vecchio, representante del equipo de Juan Guaidó en Washington y miembro de la delegación negociadora en México, también de Voluntad Popular, opina que la petición Maduro “es un reconocimiento expreso de que en Venezuela no se celebran elecciones limpias”. “Si Maduro quiere que le levanten las sanciones, lo que tiene hacer es levantar su dictadura”, lanzó.
Tanto López como Vecchio están de acuerdo, en cualquier caso, con la política de flexibilización de sanciones que está ensayando por la Administración de Joe Biden al chavismo, siempre que se esas decisiones se tomen en el contexto de un acuerdo político integral. “Lo importante es asumir el compromiso de que si no hay garantías suficientes para unas elecciones justas, la flexibilización de sanciones que está en marcha se va a revertir. No es poca cosa lo que se le ha concedido a Maduro como gestos para avanzar en el diálogo en estas semanas. Queremos una negociación que dé resultados, que nos ofrezca condiciones que en este momento no existen”, indica López.
Stalin González, de Un Nuevo Tiempo, también integrante del equipo negociador opositor, afirma que el diálogo político con el chavismo “hay que verlo como un primer gran paso después de tantos años de diatriba”. “Seguimos trabajando arduamente en lograr que se cumpla la agenda dispuesta en el Memorando de Entendimiento, en la que hay además de temas sociales, temas políticos y económicos; garantías que buscan recuperar la democracia, vivir en libertad y dar un gran marco de acuerdo de convivencia política en democracia”, continúa González.
El propio Juan Guaidó emitió un pronunciamiento público en el cual se comprometió a “insistir en un acuerdo” con Maduro, agregando que las sanciones internacionales “siguen y se van a mantener” hasta que no se concrete un marco confiable para unas elecciones limpias. Guaidó recordó que la licencia a Chevron para explotar petróleo en los campos petroleros venezolanos “es revocable y por un tiempo finito”. Con esta premisa, sostiene que “l diálogo político es una herramienta útil si nos acerca a una solución del problema, no es un fin en sí mismo”.
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En el equipo negociador opositor, sin embargo, hay notorias diferencias de enfoque respecto al alcance y utilidad del diálogo, y un claro distanciamiento personal entre sus miembros a partir de la propia experiencia en la gestión del pulso que echaron a Maduro a partir de 2019. Si los dirigentes de Voluntad Popular, por ejemplo, tienen una interpretación más vertical en torno a los procedimientos con el chavismo y la necesidad de ponerles límites a las concesiones hechas a Maduro si este no cumple con su palabra, en otros partidos, como Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, prevalece el criterio de pasarlas por alto y hacer valer los acuerdos convenientes y posibles, incluso si no son perfectos, priorizando la agenda social y la convivencia nacional.
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