La hipótesis de que el misil que impactó este martes en Polonia proviniera de la defensa ucrania gana cada vez más fuerza. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado este miércoles que es “muy probable” que la explosión, en la que murieron dos personas, fuera causada por proyectiles del sistema antiaéreo de Kiev. Estos habría sido “disparados para defender su territorio de los ataques rusos”, según el líder de la Alianza Atlántica, durante el bombardeo ordenado ese mismo día por Moscú tras la retirada de Jersón, el ataque más intenso contra la infraestructura energética ucrania desde el inicio de la guerra. Las conclusiones de Stoltenberg apuntan en la misma dirección que las que han sugerido en las últimas horas otros miembros de la Alianza Atlántica como Polonia, el principal afectado, y Estados Unidos.
“Déjeme ser muy claro: no es culpa de Ucrania. Rusia tiene toda la responsabilidad porque continúa su guerra sobre Ucrania”, ha recalcado Stoltenberg tras una reunión en Bruselas de los embajadores ante la OTAN de los países aliados para tratar con urgencia el incidente, que generó gran ansiedad en las capitales occidentales. “Son responsables de la guerra en Ucrania”, ha insistido Stoltenberg, “que ha derivado en esta situación que provocó la muerte de dos personas”. Lo ocurrido el martes en la localidad polaca de Przewodow, ha añadido el líder de la OTAN, muestra el riesgo de la ofensiva lanzada el pasado 24 de febrero por Vladímir Putin, pero no implica que el Kremlin prepare ataques contra territorio de la Alianza Atlántica.
Unas horas antes de la comparecencia de Stoltenberg, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, había declarado también que no tiene pruebas de que el misil fuera disparado por Rusia, y que la hipótesis “muy probable” es que se tratara de un proyectil lanzado por las fuerzas de Ucrania en sus esfuerzos de repeler la amplia ofensiva rusa, en este caso, en la franja occidental, junto a la frontera polaca. Duda apuntó a que probablemente el arma usada fuera un viejo S-300 de fabricación soviética, que figura en el arsenal ucranio. Duda aclaró además que, con esas circunstancias, no parece necesario invocar el artículo 4 de la OTAN, el que prevé consultas entre aliados en caso de amenaza a “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes”.
Prudencia
Las conclusiones preliminares de Estados Unidos apuntan en la misma dirección. El presidente Joe Biden ha señalado en el marco de la cumbre del G-20 que se celebra en la isla indonesia de Bali que considera “improbable” que el misil que impactó en territorio polaco fuera disparado desde Rusia. Preguntado sobre las alegaciones que vinculaban a Moscú con el ataque, el mandatario ha dicho: “Hay información preliminar que cuestiona eso. No quiero afirmarlo antes de que completemos una investigación, pero es improbable a la vista de las líneas de la trayectoria que fuera disparado desde Rusia”.
Biden hizo sus comentarios después de una reunión de urgencia para abordar el asunto con los líderes de países de la OTAN presentes en el G-20, el primer ministro de Japón y representantes de la UE. Polonia es miembro tanto de la Alianza Atlántica como de la Unión Europea. A la convocatoria, promovida por Estados Unidos, acudieron los mandatarios de Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, España, Canadá y Países Bajos. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, confirmó que Washington había compartido resultados preliminares de la investigación. No entró en detalles, y exhortó a mantener la prudencia. El canciller alemán, Olaf Scholz, también se pronunció invitando a evitar “conclusiones apresuradas”.
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Todo el tono de las reacciones apunta a una doble intención: mostrar una unidad inquebrantable y transmitir calma con la intención de evitar una escalada, objetivo cuidado por los aliados OTAN desde el inicio de la invasión rusa.
“Hemos acordado apoyar la investigación polaca sobre la explosión. Ellos se asegurarán de que sepamos exactamente qué pasó, y luego determinaremos colectivamente nuestro siguiente paso. Hubo unanimidad total entre los presentes en la mesa”, aseguró Biden en sus declaraciones.
Un comunicado conjunto de los países reunidos reflejó ese consenso y calificó de “bárbaros” los ataques con misiles lanzados el martes por las fuerzas rusas contra ciudades e infraestructuras civiles de Ucrania.
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Las autoridades polacas habían señalado el martes que el impacto y las muertes ocurridas en su territorio fueron causados por un misil de “fabricación rusa”, según un comunicado del Ministerio de Exteriores polaco, que convocó al embajador ruso en Varsovia y ha exigido “explicaciones detalladas inmediatas”.
Poco después, el presidente Duda ya adoptó un lenguaje más matizado: afirmó que no constaba una “prueba concluyente” de quién había disparado, consideró que el proyectil era “muy probablemente” de fabricación rusa y subrayó que se trataba de un “incidente aislado”.
El Ministerio de Defensa ruso negó que fuera un misil ruso el que impactó en Polonia, calificando las alegaciones en ese sentido de “provocación deliberada dirigida a elevar la tensión”.
El episodio evidencia los considerables riesgos de una escalada incontrolada, siempre presentes en todo escenario bélico.
Desde la izquierda, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el canciller de Alemania, Olaf Scholz; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en una reunión de emergencia tras el incidente en Polonia.
LA MONCLOA (LA MONCLOA)
La crisis ha sacudido un G-20 que ya venía cargado de tensión tras meses de confrontación y fricciones internacionales a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Los líderes de este grupo, que representa a un 80% del PIB mundial juntando a países desarrollados y economías emergentes, han aprobado este miércoles —en la jornada concluyente de la cita— un texto común. Se trata de un ejemplo de consenso bastante significativo en el actual contexto de confrontación por Ucrania.
El texto pactado por los países afirma que “la era actual no debe ser de guerra” y considera “inadmisible el uso o la amenaza de uso de armas nucleares”. El documento recoge la firme condena a la guerra en Ucrania de “la mayor parte” de los miembros del grupo, pero matiza que en la reunión “hubo otros puntos de vista” acerca de la situación y las sanciones.
Biden y el presidente polaco Duda charlan en presencia de Blinken esta madrugada en Bali.THE WHITE HOUSE (via REUTERS)
Putin decidió no participar en la cumbre que se desarrolla en la localidad balinesa de Nusa Dua, la primera de esta clase desde la invasión rusa de Ucrania. Moscú estuvo representada por su ministro de Exteriores, el veterano Serguéi Lavrov, que, sin embargo, se marchó al final de la primera jornada, justo cuando llegaban a la isla indonesia noticias relativas al lanzamiento de misiles contra Ucrania el martes por las fuerzas rusas.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, aprovechó su intervención en videollamada en la primera jornada de la cumbre, antes de la oleada de ataques con misiles contra su país y el impacto de uno en Polonia, para presentar un decálogo de medidas que definió como su “visión de camino hacia la paz”, reclamando a la comunidad internacional que las impulse. El líder ucranio insistió en la restauración de la completa integridad territorial de su país —”Esto no es objeto de negociación”, dijo—, la institución de un tribunal especial para juzgar crímenes de guerra rusos y de un mecanismo para proceder a indemnizaciones sobre la base de activos rusos. También reclamó un acuerdo internacional que facilite a Ucrania garantías de seguridad.
Varios países, entre ellos China y la India, han manifestado en la cumbre de Bali el anhelo de que la diplomacia pare la guerra. Los países occidentales mantienen que corresponde a Kiev decidir si, cuándo y según qué modalidades sentarse a la mesa. El discurso de Zelenski y los hechos posteriores inducen a pensar que ese momento no resulta cercano.
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