Cherchez la femme! La OTAN busca a una mujer como secretaria general. No se sabe aún quién sustituirá al noruego Jens Stoltenberg, que el 30 de septiembre de 2022 concluye su mandato y no puede ser reelegido. Pero hay un amplio consenso en que su sustituto, que debe ser elegido en la cumbre prevista la próxima primavera en Madrid, sea una mujer. Por primera vez en sus 73 años de historia, una mujer ocuparía así el máximo cargo político de la principal alianza militar del mundo.
Las negociaciones para buscar sustituto a Stoltenberg empezarán en otoño y la elección formal se producirá en Madrid, pero ya han empezado a circular nombres por las capitales aliadas y todos tienen una característica en común: además de ser europeos (la tradición indica que el secretario general sea europeo y el mando militar, estadounidense), son mujeres. “Hay la convicción general de que ha llegado el momento de que al frente de la OTAN haya una mujer”, señalan fuentes diplomáticas.
El nombre que más está sonando en círculos aliados es el de la exprimera ministra británica Theresa May. May, conservadora de 63 años, sucedió en el 10 de Downing Street a David Cameron tras la victoria del Brexit en el referéndum de 2016 y se vio obligada a dimitir casi tres años después al no lograr que su partido aprobara el principio de acuerdo con la UE para una salida ordenada del Reino Unido.
La candidatura oficiosa de May tiene la ventaja de haber sido primera ministra (como Stoltenberg) y el inconveniente, para algunos socios, de que su país no pertenece a la UE, lo que podría generar roces en un momento en que los 27 quieren desarrollar una política de seguridad y defensa común.
No es el único nombre que se maneja: también están sobre la mesa los de la italiana Federica Mogherini, de 48 años, Alta Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad de 2014 a 2019; y la alemana Annegret Kramp-Karrenbauer, de 59, más conocida como AKK, ministra de Defensa desde 2019 y expresidenta de la CDU. En contra de Mogherini juegan las críticas que recibió su gestión al frente de la política exterior de la UE; y en contra de AKK el hecho de que otra alemana, Ursula von der Layen, presida la Comisión Europea. Ninguna de las dos ha sido primera ministra.
Los países del Este, que nunca han tenido a un secretario general de la OTAN, también juegan sus bazas y ya circulan nombres de candidatas, siempre mujeres, como Dalia Grybauskaite, de 65 años, presidenta de Lituania entre 2009 y 2019 y comisaria europea de 2004 a 2009; la presidenta estonia, Kersti Kaljulai, de 51 años; o Kolinda Grabar-Kitarovic, de 53, presidenta de Croacia entre 2015 y 2020. Si al final no saliera una mujer no sería porque no hay dónde elegir.
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Aunque el secretario general pueda parecer secundario en una organización en la que las decisiones se toman por consenso de los gobiernos y EE UU ejerce una hegemonía indiscutible, su figura es clave a la hora de ordenar y encauzar los debates, por lo que su peso no es desdeñable, según fuentes aliadas. Precisamente por ello, la colaboración con Stoltenberg será imprescindible para garantizar el éxito de la cumbre de Madrid, que será la de su despedida.
España no tiene candidata propia y aún no se ha decantado por ninguno de los nombres en liza, pero el Gobierno de Pedro Sánchez está encantado de que la cumbre de Madrid salga la primera mujer secretaria general de la OTAN, ya que eso refuerza el carácter feminista que ha imprimido a su política exterior.
Además del relevo de Stoltenberg, la cumbre de Madrid debe dar luz verde al nuevo Concepto Estratégico, la hoja de ruta de la OTAN para la próxima década, que sustituirá al aprobado en Lisboa en 2010. La Alianza ya ha incorporado la llamada “visión 360°”, que sustituye una defensa enfocada casi exclusivamente a la amenaza del Este (Rusia) por otra que contempla una multiplicidad de riesgos (militares, terroristas, económicos, tecnológicos o ecológicos) procedentes de todas las direcciones (incluso del espacio y el ciberespacio).
El reto para España, según los expertos, es conseguir que en la cumbre de Madrid la OTAN vuelva su mirada hacia el sur, especialmente el Sahel, principal foco de inestabilidad para Europa con su cóctel de yihadismo, tráfico de armas y drogas e inmigración irregular. Tras haber sido derrotado en Siria e Irak, el Estado Islámico busca implantarse en la amplia franja que va de Mauritania a Somalia, donde ha cometido casi la mitad de sus ataques en el último año y compite con otros grupos como Al Qaeda, Boko Haram o Al Sabaa.
Hasta ahora, la OTAN se ha resistido a implicarse en el Sahel, más allá de asesorar a Mauritania, pero Francia, la ONU y la UE, en apoyo al G-5 (Mauritania, Malí, Niger, Burkina Faso y Chad), han sido incapaces de estabilizar la región, por lo que se abre paso una intervención aliada, no con tropas en el terreno pero sí con apoyo logístico, mando y control e inteligencia. En la cumbre de junio en Bruselas, la OTAN se mostró dispuesta, “previa solicitud, a considerar nuevos compromisos” en el Sahel.
Además de reunir a los 30 mandatarios de la OTAN, España podría organizar, como es frecuente en las cumbres aliadas, una reunión más amplia con países asociados. En coherencia con su aspiración de orientar la brújula de la OTAN hacia el sur, se baraja una cumbre con los socios del llamado Diálogo Mediterráneo, del que forman parte Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Israel y Jordania.
Lo prioritario, sin embargo, es asegurar la presencia del presidente Joe Biden, en la que será su primera visita a España. Aunque lo previsto es que el presidente estadounidense asista la cercanía de las decisivas elecciones de medio mandato (noviembre de 2022) pueden exigir un esfuerzo añadido de la diplomacia española y de Stoltenberg para que esté en Madrid.
Una cumbre europea en vísperas de las elecciones generales de 2023
España ocupará la Presidencia rotatoria de la UE en el segundo semestre de 2023. Aunque el peso de ese puesto ha menguado en los últimos años, al consolidarse la figura del presidente del Consejo Europeo —en la actualidad, el belga Charles Michel—, la Presidencia de turno supone un reto, pues pone en manos del país que la ostenta la responsabilidad de impulsar los proyectos de la Unión y buscar el consenso entre los 27.
Las cumbres de jefes de Estado y gobierno las preside de Michel y las de ministros de Exteriores, el Alto Representante para la Politica Exterior y de Seguridad Común, el español Josep Borrell, pero las demás reuniones del consejo —Agricultura, Interior o Medio Ambiente— las presiden los ministros del país que tiene la Presidencia rotatoria, lo que implica preparar la agenda o moderar los debates, una tarea añadida, pero también una ventaja, pues permite dar prioridad a los temas que más interesan.
La necesidad de ir preparando la Presidencia rotatoria explica que, en su primer Consejo de Ministros, el nuevo titular de Exteriores, José Manuel Albares, nombrara a Marcos Alonso, un diplomático de su máxima confianza, como nuevo representante permanente ante la UE.
Al margen de los consejos formales, que se celebran en Bruselas, los países que ostentan la Presidencia suelen organizar una reunión de jefes de Estado y Gobierno en su territorio, eligiendo el tema al que se dedica. Durante su presidencia, Portugal organizó el pasado 7 de mayo una cumbre dedicada al pilar europeo de derechos sociales, la que se denominó cumbre social de Oporto. El presidente español Pedro Sánchez expresó entonces su deseo de dar continuidad al impulso a la Europa social iniciado en Portugal, pero aún no se sabe a qué se dedicará la cumbre española ni en qué ciudad se celebrará. En todo caso, permitirá a Sánchez presentarse como anfitrión de una cumbre con los mandatarios de los 27 en vísperas de las elecciones generales que, si no se adelantan, deberían celebrarse en noviembre de 2022.
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