La OTAN se rearma ante un nuevo mapa de amenazas: análisis de su nueva estrategia punto por punto

La OTAN se rearma ante un nuevo mapa de amenazas: análisis de su nueva estrategia punto por punto

La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ha aprobado en la cumbre de Madrid (29 y 30 de junio) su nuevo Concepto Estratégico, el documento que plasma los grandes objetivos y prioridades de la Alianza y que señala las amenazas que ve en el horizonte y a las que podría tener que enfrentarse. El Concepto se ha actualizado nueve veces, incluida la de Madrid, desde la fundación de la OTAN en 1949. El nuevo documento busca adaptar la organización atlántica a un profundo cambio geopolítico.

La invasión rusa del territorio ucranio el pasado 24 de febrero puso fin de manera definitiva a 25 años de convivencia pacífica entre la OTAN y Rusia, un entendimiento que ya había quedado muy dañado tras la anexión rusa de la península ucrania de Crimea en 2014. Ahora la Alianza señala al régimen del presidente ruso, Vladímir Putin, como “la amenaza más significativa y directa”. Por otra parte, el nuevo Concepto plasma por primera vez la mirada de la Alianza sobre China, gigantesco protagonista del siglo XXI, al que se define como un desafío sistémico.

Estos dos puntos no son las únicas novedades de un documento trascendental para trazar el camino de los 30 aliados reunidos en la capital española y a los que pronto podrían sumarse Finlandia y Suecia en un histórico giro que pone fin a la neutralidad de ambos países. La cumbre de Madrid marca así el inicio de una nueva era para una Alianza que, en palabras del Concepto Estratégico, afronta “un momento crítico” para su “seguridad y para la paz y la estabilidad internacional”. A continuación, algunas claves para interpretar el documento aprobado en la cumbre de Madrid.

CONCEPTO ESTRATÉGICO OTAN 2022Preámbulo

Nosotros, los Jefes de Estado y de Gobierno de los Aliados de la OTAN, nos hemos reunido en Madrid en un momento crítico para nuestra seguridad y para la paz y la estabilidad internacionales. Hoy suscribimos un nuevo Concepto Estratégico que garantiza que nuestra Alianza seguirá estando preparada y dotada de recursos para el futuro.

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El Concepto de Madrid se abre con una tajante declaración de los líderes euroatlánticos sobre los riesgos de seguridad que azotan el planeta. El tono marca ya una drástica diferencia con el documento estratégico anterior, aprobado en 2010 en Lisboa, en el que la OTAN se limitaba a señalar su disposición a seguir desempeñando “su papel único y esencial para garantizar” su “defensa y seguridad común”, pero sin apuntar de entrada ningún peligro inminente. El texto de Madrid señala el final de la distensión entre las grandes potencias que había caracterizado los tres Conceptos (1991, 1999 y 2010) que se habían aprobado desde el final de la Guerra Fría.

A lo largo de más de 70 años, la OTAN ha sido garante de la libertad y la seguridad de los Aliados. Nuestro éxito es el resultado del servicio y el sacrificio de las mujeres y los hombres de nuestras fuerzas armadas. Tenemos una enorme deuda de gratitud con ellos y con sus familias.

Permanecemos firmes en nuestra determinación de proteger a nuestros 1.000 millones de ciudadanos, defender nuestro territorio y salvaguardar nuestra seguridad y nuestra democracia. Reforzaremos nuestra unidad, nuestra cohesión y nuestra solidaridad basándonos en el perdurable vínculo transatlántico entre nuestras naciones y en la fuerza de nuestros valores democráticos compartidos. Reiteramos nuestro firme compromiso con el Tratado del Atlántico Norte y con la defensa mutua frente a todas las amenazas, independientemente de su procedencia.

Seguiremos trabajando por una paz justa, inclusiva y duradera, y siendo un baluarte del orden internacional basado en reglas.

La OTAN introduce la necesidad de defender el orden internacional vigente, cuestionado abiertamente por la Rusia de Vladímir Putin y la China de Xi Jinping. Un concepto importante, que trasciende las tradicionales interpretaciones territoriales de la Defensa. Moscú y Pekín cerraron filas en febrero, poco antes de la invasión de Ucrania, para defender un orden mundial alternativo a un sistema democrático y liberal que consideran impuesto y dominado por Occidente.

Mantendremos una perspectiva global y colaboraremos estrechamente con nuestros socios, con otros países y con organizaciones internacionales como la Unión Europea y Naciones Unidas para contribuir a la paz y la seguridad internacionales.

Nuestro mundo es conflictivo e imprevisible. La guerra de agresión de la Federación Rusa contra Ucrania ha destruido la paz y ha alterado gravemente nuestro entorno de seguridad. Su invasión brutal e ilegal, sus repetidas violaciones del derecho internacional humanitario y sus abyectos ataques y atrocidades han causado un sufrimiento y una destrucción indecibles. Una Ucrania fuerte e independiente es vital para la estabilidad de la zona euroatlántica. El comportamiento de Moscú refleja una pauta de acciones agresivas rusas contra sus vecinos y la comunidad transatlántica en general. También nos enfrentamos a la persistente amenaza del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. La inestabilidad generalizada, la creciente competencia estratégica y el avance del autoritarismo representan un desafío para los intereses y los valores de la Alianza.

Ya desde el preámbulo, los 30 aliados atacan la conducta agresiva de Rusia. Dejan claro que consideran a Ucrania como un interés “vital” e inciden en subrayar la voluntad de defender sus valores en el marco de una polarización mundial entre democracias y regímenes autoritarios. Es una visión con un importante componente ideológico.

Nuestro nuevo Concepto Estratégico reafirma que el objetivo principal de la OTAN es garantizar nuestra defensa colectiva sobre la base de un enfoque de 360 grados. Dicho enfoque define los tres cometidos principales de la Alianza: disuasión y defensa; prevención y gestión de crisis; y seguridad cooperativa. Subrayamos la necesidad de reforzar de manera significativa nuestra disuasión y nuestra defensa como columna vertebral de nuestro compromiso de defensa mutua expresado en el Artículo 5.

Tras destacar a Rusia, la Alianza no se olvida del resto de amenazas. Y apuesta por una defensa colectiva “basada en un planteamiento de 360º”, una referencia que en términos territoriales permite pensar en los cuatro puntos cardinales, y en particular en el Sur, lo que reconforta a los aliados meridionales como España. Además, se introduce claramente la determinación para reforzar las capacidades de disuasión y defensa, una senda en la que los miembros de la OTAN avanzan con importantes aumentos del gasto militar.

El propósito fundamental de la capacidad nuclear de la OTAN es preservar la paz, prevenir la coacción e impedir la agresión. Mientras existan armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear. El objetivo de la OTAN es un mundo más seguro para todos; aspiramos a crear un entorno de seguridad para un mundo sin armas nucleares.

El Concepto Estratégico hace hincapié en que nuestra resiliencia nacional y colectiva es fundamental para todos nuestros cometidos esenciales y constituye la base de nuestros esfuerzos para proteger nuestras naciones, nuestras sociedades y nuestros valores compartidos. También subraya la importancia transversal de invertir en innovación tecnológica e integrar el cambio climático, la seguridad humana y la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad en nuestros cometidos esenciales”.

En una época de fuertes turbulencias en las cadenas de suministro, en la que ha quedado evidente que las interconexiones globales pueden convertirse en armas y las dependencias en una fragilidad letal, la Alianza apunta a la resiliencia como elemento estratégico. Muchos aliados maniobran para lograr una mayor autonomía o depender de países amigos.

Nuestra visión es clara: queremos vivir en un mundo en el que se respeten la soberanía, la integridad territorial, los derechos humanos y el derecho internacional, y en el que cada país pueda elegir su propio camino, sin agresiones, coacciones o subversión. Trabajamos con todos los que comparten estos objetivos. Nos mantenemos juntos, como Aliados, para defender nuestra libertad y contribuir a un mundo más pacífico.

Este pasaje respalda la disposición de la OTAN a estrechar lazos con países democráticos de ámbitos geográficos que sobrepasan el marco tradicional atlántico de la Alianza, pero que encajan con la lógica de una perspectiva de confrontación de potencias sobre una base ideológica. Esto es especialmente así en el Este asiático. Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda fueron invitados, por primera vez, a una cumbre de la OTAN.

Objetivo y principios

1. La OTAN está decidida a salvaguardar la libertad y la seguridad de los Aliados. Su objetivo principal y su mayor responsabilidad es garantizar nuestra defensa colectiva frente a todas las amenazas y desde todas las direcciones. Somos una Alianza defensiva.

2. El vínculo transatlántico entre nuestras naciones es indispensable para nuestra seguridad. Nos unen valores comunes: la libertad individual, los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho. Seguimos firmemente comprometidos con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas y el Tratado del Atlántico Norte.

3. La OTAN es el foro transatlántico único, esencial e indispensable para consultar, coordinar y actuar en todos los asuntos relacionados con nuestra seguridad individual y colectiva. Reforzaremos nuestra Alianza sobre la base de nuestra seguridad indivisible, nuestra solidaridad y nuestro férreo compromiso de defensa mutua tal como se consagra en el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Nuestra capacidad de disuasión y defensa es la columna vertebral de ese compromiso.

El Concepto subraya la naturaleza única, esencial e indispensable de la OTAN como foro de coordinación para la Defensa. Puede interpretarse como un marco que define el espacio para emprender otros caminos de integración militar, como el que algunos impulsan en el seno de la UE, y que claramente queda supeditado a la preeminencia de la Alianza Atlántica. El ataque ruso a Ucrania ha reforzado su centralidad.

4. La OTAN seguirá desempeñando tres cometidos esenciales: la disuasión y la defensa, la prevención y la gestión de crisis, y la seguridad cooperativa. Estas tareas son complementarias para garantizar la defensa y la seguridad colectivas de todos los Aliados.

5. Aumentaremos nuestra resiliencia individual y colectiva y nuestra ventaja tecnológica. Estos esfuerzos son fundamentales para llevar a cabo los cometidos esenciales de la Alianza. Fomentaremos la buena gobernanza e integraremos el cambio climático, la seguridad humana y la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad en todas nuestras áreas. Seguiremos impulsando la igualdad de género como reflejo de nuestros valores.

Entorno estratégico

6. La zona euroatlántica no está en paz. La Federación Rusa ha violado las normas y los principios que contribuyen a un orden de seguridad europeo estable y predecible. No podemos descartar la posibilidad de un ataque contra la soberanía y la integridad territorial de los Aliados. La competencia estratégica, la inestabilidad generalizada y las crisis recurrentes definen nuestro entorno de seguridad más general. Las amenazas a las que nos enfrentamos son mundiales y están interconectadas.

Probablemente, el punto más dramático del nuevo Concepto. No es una declaración de guerra, pero sí un reconocimiento de que la paz se ha roto en la zona euroatlántica. Y una acusación directa contra Rusia por violar las normas que garantizaban la estabilidad. En el Concepto de Lisboa, la Alianza se felicitaba porque “hoy, la zona euroatlántica está en paz y la amenaza de ataques convencionales contra territorio de la OTAN es baja”. En 2022 percibe “amenazas mundiales e interconectadas”.

7. Los actores autoritarios ponen en peligro nuestros intereses y nuestros valores, así como nuestro modo de vida democrático. Están invirtiendo en sofisticados equipos convencionales, nucleares y de misiles con apenas transparencia o respeto por las normas y los compromisos internacionales. Los competidores estratégicos ponen a prueba nuestra capacidad de resistencia y tratan de explotar la apertura, la interconexión y la digitalización de nuestros países. Se entrometen en nuestros procesos e instituciones democráticos y atacan la seguridad de nuestros ciudadanos mediante tácticas híbridas, tanto directamente como a través de agentes subsidiarios. Llevan a cabo actividades maliciosas en el ciberespacio y en el espacio, promueven campañas de desinformación, instrumentalizan la emigración, manipulan el suministro de energía y utilizan la coacción económica. Estos actores también están al frente del esfuerzo deliberado de socavar las normas e instituciones multilaterales y promover modelos autoritarios de gobernanza.

El párrafo no identifica presuntos culpables, pero el listado de denuncias lleva nombres y apellidos bastante claros. Las inversiones armamentísticas opacas se refieren especialmente a China, que desarrolla arsenales a gran ritmo y sin ninguna transparencia. La intromisión en procesos democráticos apunta especialmente a Rusia, con los notorios intentos de subversión de elecciones. La instrumentalización de la emigración señala sobre todo al caso de los migrantes lanzados hacia la frontera de la UE desde Bielorrusia en 2021, con el claro intento de agitar una cuestión potencialmente desestabilizante en clave política interna.

8. La Federación Rusa es la amenaza más importante y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica. Procura establecer esferas de influencia y control directo mediante la coacción, la subversión, la agresión y la anexión. Utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios. Su actitud militar coercitiva, su retórica y su probada disposición a emplear la fuerza para alcanzar sus objetivos políticos socavan el orden internacional basado en reglas. La Federación Rusa está modernizando sus fuerzas nucleares y ampliando sus novedosos y perturbadores sistemas vectores de doble capacidad, al tiempo que envía señales coercitivas referentes a la fuerza nuclear. Su objetivo es la desestabilización de los países del Este y el Sur. En el Extremo Norte, su capacidad de obstaculizar los refuerzos aliados y la libertad de navegación en el Atlántico norte representa un desafío estratégico para la Alianza. La expansión militar de Moscú, que incluye el Báltico, el mar Negro y el Mediterráneo, junto con su integración militar con Bielorrusia, ponen en peligro nuestra seguridad y nuestros intereses.

Rusia en el punto de mira de la OTAN, por primera vez desde el Concepto aprobado en 1968. A partir de 1991, tras el desplome de la URSS, la Alianza suprimió el lenguaje de confrontación con su antiguo enemigo y buscó la cooperación, hasta el punto de que se firmó un acta fundacional para desarrollar la relación con Rusia y se llegó a hablar de la incorporación de ese país a la organización atlántica. Todavía en 2010, el entonces presidente ruso, Dmitri Medvedev, asistió a la cumbre de la OTAN en Lisboa. Pero el giro hacia Occidente de Ucrania provocó las iras de Moscú. Y en 2014 se quebró la convivencia en el continente con la anexión rusa de la península de Crimea. La paz comenzaba a resquebrajarse.

9. La OTAN no persigue la confrontación y no supone ninguna amenaza para la Federación Rusa. Seguiremos respondiendo a las amenazas y las acciones hostiles de Rusia con unidad y responsabilidad. Reforzaremos significativamente la disuasión y la defensa de todos los Aliados, mejoraremos nuestra resiliencia frente a la coacción rusa y apoyaremos a nuestros socios para oponerse a las injerencias y las agresiones malignas. Teniendo en cuenta sus políticas y acciones hostiles, no podemos considerar a la Federación Rusa como nuestro socio. Sin embargo, seguimos dispuestos a mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar y mitigar los riesgos, prevenir la escalada y aumentar la transparencia. Perseguimos la estabilidad y la previsibilidad en la zona euroatlántica y entre la OTAN y la Federación Rusa. Cualquier cambio en nuestra relación depende de que la Federación Rusa ponga fin a su comportamiento agresivo y cumpla plenamente con el derecho internacional.

A la vista de la política hostil de Moscú, la OTAN retira la mano tendida durante 30 años y deja de considerar a Rusia como un socio estratégico. Aun así, se ofrece para mantener abiertos ciertos canales de comunicación que permitan mitigar riesgos y evitar una escalada entre dos bloques con los mayores arsenales de armas nucleares del mundo.

10. El terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, es la amenaza asimétrica más directa para la seguridad de nuestros ciudadanos y para la paz y la prosperidad internacionales. El objetivo de las organizaciones terroristas es atacar a los Aliados o inspirar ataques contra ellos. Han ampliado sus redes, mejorado sus capacidades e invertido en nuevas tecnologías para aumentar su alcance y letalidad. Los grupos armados no estatales, entre ellos las redes terroristas transnacionales y los actores apoyados por el Estado, siguen aprovechando los conflictos y la debilidad de la gobernanza para reclutar, movilizar y ampliar sus posiciones establecidas.

11. Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Próximo afectan directamente a nuestra seguridad y a la de nuestros socios. Los vecinos meridionales de la OTAN, en particular las regiones de Oriente Próximo, Norte de África y el Sahel, se enfrentan a problemas interconectados de seguridad, demográficos, económicos y políticos. Estos se ven agravados por las consecuencias del cambio climático, la fragilidad de las instituciones, las emergencias sanitarias y la inseguridad alimentaria. Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de grupos armados no estatales, incluidas las organizaciones terroristas. También favorece la injerencia desestabilizadora y coercitiva de competidores estratégicos.

Nueva referencia, esta vez explícita, a los riesgos procedentes del sur, en particular del norte de África y del Sahel, dos de las prioridades que se había marcado España para el nuevo Concepto. En el de 2010 no se mencionaba ni una sola vez al Sur ni a África. Una década después, la frontera sur ha pasado a ser una de las principales inquietudes de la OTAN por su combinación de riesgos demográficos, climáticos o alimentarios y por la amenaza que supone el terrorismo o la instrumentalización de los flujos migratorios. Stoltenberg anunció un paquete de ayuda a Mauritania, el primero en su género para un país africano. Queda por ver su entidad. De momento, la presencia occidental en la región afronta graves dificultades, con Francia, Alemania y España en retirada de Malí, y Rusia reforzando su presencia.

[…]

13. Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) ponen en peligro nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores. La República Popular China emplea una amplia gama de instrumentos políticos, económicos y militares para ampliar su presencia en el mundo y proyectar poder, al tiempo que mantiene la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su rearme militar. Las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de la RPC y su retórica de enfrentamiento y desinformación van dirigidas contra los Aliados y son perjudiciales para la seguridad de la Alianza. La RPC aspira a controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras esenciales y materiales y cadenas de suministro estratégicos. Utiliza su ventaja económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas, incluso en los ámbitos espacial, cibernético y marítimo. La profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa, y sus intentos de socavar el orden internacional basado en reglas, que resultan en el reforzamiento mutuo, son contrarios a nuestros valores e intereses.

China era la otra gran ausente del Concepto de Lisboa, en el que no se mencionaba ni una sola vez al gigante asiático, lo cual no habla muy bien de la visión estratégica de los dirigentes de 2010. En el nuevo documento aparece 10 veces, todas ellas en relación con el desafío que a ojos de la OTAN representa el país de Xi Jinping y a la inquietud que provoca su creciente poderío militar y geoestratégico. Los Aliados han medido mucho el lenguaje hasta alcanzar un equilibrio entre las posiciones más duras, lideradas por EE UU, y las partidarias de no alentar la tensión con Pekín, como es el caso de Alemania.

14. Seguimos abiertos a un compromiso constructivo con la República Popular China que incluya el desarrollo de una transparencia recíproca con vistas a salvaguardar los intereses de seguridad de la Alianza. Trabajaremos juntos con responsabilidad, en nuestra condición de Aliados, para resolver los desafíos sistémicos que la RPC plantea a la seguridad euroatlántica y proteger la capacidad duradera de la OTAN de garantizar la defensa y la seguridad de los Aliados. Estimularemos nuestra conciencia compartida, aumentaremos nuestra resiliencia y nuestra preparación y nos protegeremos frente a las tácticas coercitivas de la RPC y sus esfuerzos por dividir a la Alianza. Defenderemos nuestros valores compartidos y el orden internacional basado en reglas, incluida la libertad de navegación.

[…]

18. El deterioro de la arquitectura del control de armas, el desarme y la no proliferación ha tenido consecuencias negativas para la estabilidad estratégica. Las violaciones y la implementación selectiva de sus obligaciones y compromisos en materia de control de armamento por parte de la Federación Rusa han contribuido al menoscabo del panorama de la seguridad en general. El posible uso de materiales o armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares contra la OTAN por parte de actores estatales y no estatales hostiles sigue constituyendo una amenaza para nuestra seguridad. Irán y Corea del Norte continúan desarrollando sus programas nucleares y de misiles. Siria, Corea del Norte y la Federación Rusa, junto con actores no estatales, han recurrido al uso de armas químicas. La República Popular China está ampliando rápidamente su arsenal nuclear y elaborando sistemas vectores cada vez más complejos sin aumentar la transparencia ni comprometerse de buena fe con el control de armas o la reducción de riesgos.

La Guerra Fría concluyó gracias, en parte, a una serie de acuerdos de desarme entre EE UU y la URSS. Pero se han ido desbaratando en lo que va de siglo, bajo las presidencias de Putin en Rusia y de líderes republicanos en EE UU, como Bush hijo y Donald Trump, que se retiraron de varios acuerdos, como el Tratado sobre Misiles Antibalísticos o el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio. La OTAN observa con preocupación el hundimiento de la arquitectura de no proliferación, pero su principal miembro ha contribuido a ella. La Alianza señala expresamente a la rápida expansión del arsenal nuclear de China. Pekín elude negociar pactos de control de armas bajo la asunción de que, al disponer de arsenales inferiores a los de Washington y Moscú, dispone de un derecho implícito a colocarse a una altura militar que se corresponda con su estatura económica.

19. El cambio climático es un reto definitorio de nuestro tiempo con graves consecuencias para la seguridad de los Aliados. Constituye un multiplicador de las crisis y las amenazas. Puede exacerbar los conflictos, la fragilidad y la competencia geopolítica. El aumento de las temperaturas provoca la subida del nivel del mar, así como incendios forestales y fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos que perturban nuestras sociedades, socavan nuestra seguridad y amenazan la vida y los medios de subsistencia de nuestros ciudadanos. El cambio climático también influye en la manera en que operan nuestras fuerzas armadas. Nuestras infraestructuras, nuestros activos y nuestras bases son vulnerables a sus efectos. Nuestras fuerzas se ven obligadas a actuar en condiciones climáticas más extremas, y nuestros militares son llamados con más frecuencia a prestar auxilio ante los desastres.

Cometidos esenciales de la OTANDisuasión y Defensa

20. Aunque la OTAN es una alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación a la hora de defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados e imponerse a cualquier agresor. En un entorno de competencia estratégica, mejoraremos nuestra concienciación y alcance globales para disuadir, defender, desafiar y rechazar en todos los ámbitos y direcciones, en concordancia con nuestro enfoque de 360 grados. La postura de disuasión y defensa de la OTAN se basa en una adecuada combinación de medios de defensa nuclear, convencional y antimisiles, complementada con medios espaciales y cibernéticos. Es defensivo, proporcionado y totalmente acorde con nuestros compromisos internacionales. Emplearemos instrumentos militares y no militares de manera proporcionada, coherente e integrada para responder a todas las amenazas a nuestra seguridad en la manera, el momento y el ámbito de nuestra elección.

El conjunto de estas alocuciones parece configurar una base más sólida que en el pasado para activar la cláusula de mutua defensa en caso de ataques a territorios que, como Ceuta y Melilla, no encajan con el marco territorial definido por el artículo 6 del Tratado Fundacional, que se limita a Europa, América del Norte, Turquía o en las islas al norte del trópico del Cáncer.

21. Reforzaremos significativamente nuestra postura de disuasión y defensa para privar a cualquier adversario en potencia de cualquier oportunidad de agresión. Con ese fin, nos aseguraremos una presencia significativa y persistente en tierra, mar y aire, incluso por medio de una defensa antiaérea y antimisiles integrada y reforzada. Disuadiremos y defenderemos in situ con tropas fuertes, multidominio, listas para el combate, con mecanismos de mando y control mejorados, municiones y equipos establecidos de antemano y capacidad e infraestructura mejoradas para reforzar rápidamente a cualquier aliado, incluso a corto plazo o sin previo aviso. Ajustaremos el equilibrio entre las fuerzas in situ y las de refuerzo para reforzar la disuasión y la capacidad de defensa de la Alianza. De forma proporcionada a las amenazas a las que nos enfrentemos, nos aseguraremos de que nuestra postura de disuasión y defensa siga siendo creíble, flexible, adecuada y sostenible.

En este sentido, cabe señalar que EE UU anunció durante la cumbre de Madrid un consistente refuerzo de su despliegue militar en Europa, precisamente como elemento disuasorio ante los peligros que puedan proceder del flanco Este. Prácticamente todos los aliados avanzan hacia un mayor gasto en Defensa. Esto tiene, entre otras cosas, profundas implicaciones industriales, y los países europeos afrontan el dilema de seguir defendiendo muchas compañías del sector de tamaño medio o dar alas a la conformación de gigantes mundialmente competitivos.

22. Seguiremos mejorando la preparación colectiva, la capacidad de respuesta, despliegue, integración e interoperabilidad de nuestras fuerzas. Ofreceremos, individual y colectivamente, toda la gama de fuerzas, capacidades, planes, recursos, bienes e infraestructura necesarios para la disuasión y la defensa, incluso para ataques multidominio de alta intensidad contra adversarios con armas nucleares. Garantizaremos una estructura de mando sólida, resistente e integrada, aumentaremos la coordinación de los planes de defensa nacionales y de la OTAN y apuntalaremos y modernizaremos la estructura de fuerzas de la OTAN. Reforzaremos la formación y el entrenamiento, adaptaremos y agilizaremos nuestro proceso de toma de decisiones, mejoraremos nuestra planificación y perfeccionaremos la eficacia de nuestro sistema de respuesta a las crisis.

El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha destacado el objetivo de los países miembros de elevar para 2023 de 40.000 a más de 300.000 el número de efectivos desplegables de forma rápida y coordinada. Muchas Fuerzas Armadas de aliados OTAN carecen de significativa experiencia de combate. Uno de los retos es incrementar su grado de preparación para necesidades exigentes.

[…]

25. Preservar el uso seguro y el acceso sin restricciones al espacio y al ciberespacio son fundamentales para una disuasión y una defensa eficaces. Mejoraremos nuestra capacidad para actuar con eficacia en el espacio y el ciberespacio con el fin de prevenir, detectar, coacción y responder a todo el espectro de amenazas, utilizando todos los instrumentos disponibles. Un conjunto único o acumulativo de ciberataques malintencionados u operaciones hostiles hacia, desde o dentro del espacio, podría alcanzar el nivel de ataque armado y llevar al Consejo del Atlántico Norte a invocar el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Reconocemos la aplicabilidad del derecho internacional y fomentaremos un comportamiento responsable en el ciberespacio y el espacio. También potenciaremos la resiliencia de las capacidades espaciales y cibernéticas de las que dependemos para nuestra defensa y seguridad colectivas.

Este pasaje despeja las dudas acerca de si un ciberataque puede ser base para aplicar la cláusula de mutua defensa, el pilar de la Alianza. Es un aspecto fundamental del mapa de amenazas del siglo XXI. Infraestructuras esenciales pueden ser golpeadas por esa vía. Varios países aliados han sufrido ataques de este tipo en los últimos años, con los indicios apuntando por lo general a Moscú. La dificultad de identificar el autor es uno de los retos de esta forma contemporánea de combate.

[…]

27. Invertiremos en nuestra capacidad de preparación, disuasión y defensa contra el uso coercitivo de tácticas políticas, económicas, energéticas, de información y otras tácticas híbridas por parte de agentes estatales y no estatales. Las operaciones híbridas contra los Aliados podrían alcanzar el nivel de ataque armado y llevar al Consejo del Atlántico Norte a invocar el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Seguiremos apoyando a nuestros socios para hacer frente a los desafíos híbridos y maximizar las sinergias con otros actores relevantes, como la Unión Europea.

Los ataques híbridos también pueden activar la mutua defensa. Se trata de operaciones ofensivas que carecen de los rasgos tradicionales militares y que representan un desafío cada vez más inquietante con las tecnologías y las interconexiones del siglo XXI.

28. El propósito fundamental de la capacidad nuclear de la OTAN es preservar la paz, impedir la coacción y disuadir la agresión. Las armas nucleares son excepcionales. Las circunstancias en que la OTAN podría tener que usar armas nucleares son extremadamente improbables. Cualquier empleo de armas nucleares contra la OTAN alteraría fundamentalmente la naturaleza de un conflicto. La Alianza tiene la capacidad y la determinación de imponer a un adversario costes que resultarían inaceptables y superarían con creces los beneficios que cualquier adversario podría esperar conseguir.

La OTAN reitera su posesión de armas nucleares, en manos de EE UU, el Reino Unido y Francia. Pero al igual que en 2010, considera “extremadamente remota” la posibilidad de tener que utilizarlas. Lejos queda la doctrina del Concepto de 1957, cuando los aliados de entonces introdujeron la idea de “represalias masivas” en alusión a un ataque nuclear contra los potenciales agresores. El desarrollo de las capacidades nucleares por parte de la URSS llevó a revisar la idea en el cuarto Concepto, de 1968, para evitar el riesgo de lo que entonces se dio en llamar como “destrucción mutua asegurada”. Desde entonces, la OTAN defiende su derecho a mantener armamento nuclear mientras que otras potencias dispongan de él, pero relega su uso a casos excepcionales. EE UU desarrolla un imponente programa para modernizar su arsenal atómico, mientras Alemania acaba de comprar una flota de aviones de combate F-35 aptos para responder a los requerimientos atómicos de la Alianza. En agosto se celebrará la importante sesión de revisión del Tratado de No Proliferación, donde las potencias atómicas se verán bajo presión por no avanzar en la senda del desarme.

[…]

34. La lucha contra el terrorismo es esencial para nuestra defensa colectiva. El papel de la OTAN en la lucha contra el terrorismo contribuye a los tres cometidos esenciales y constituye una parte integral del enfoque de 360 grados de la Alianza para la disuasión y la defensa. Las organizaciones terroristas amenazan la seguridad de nuestras poblaciones, nuestras fuerzas y nuestro territorio. Continuaremos contrarrestando, disuadiendo, defendiendo y respondiendo a las amenazas y desafíos que plantean los grupos terroristas, con una combinación de medidas de prevención, protección y rechazo. Mejoraremos la cooperación con la comunidad internacional, incluidas Naciones Unidas y la Unión Europea, para hacer frente a las condiciones propicias para la propagación del terrorismo.

[…]Seguridad Cooperativa

40. La ampliación de la OTAN ha constituido un éxito histórico. Ha consolidado nuestra Alianza, garantizado la seguridad de millones de ciudadanos europeos y contribuido a la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica. Reafirmamos nuestra política de Puertas Abiertas, en consonancia con el Artículo 10 del Tratado del Atlántico Norte, como expresión de nuestros valores fundamentales y de nuestro interés estratégico en la paz y la estabilidad euroatlánticas. Nuestras puertas permanecen abiertas a todas las democracias europeas que compartan los valores de nuestra Alianza, que estén dispuestas y sean capaces de asumir las responsabilidades y obligaciones de los miembros, y que contribuyan a nuestra seguridad común. Las decisiones sobre los miembros las toman los aliados de la OTAN y ningún tercero tiene voz en este proceso.

41. La seguridad de los países que aspiran a convertirse en miembros de la Alianza está entrelazada con la nuestra. Apoyamos firmemente su independencia, soberanía e integridad territorial. Reforzaremos el diálogo político y la cooperación con aquellos que aspiran a unirse a la Alianza, ayudaremos a fortalecer su resistencia frente a las injerencias malignas, desarrollaremos sus capacidades y mejoraremos nuestro apoyo práctico para que avancen en sus aspiraciones euroatlánticas. Continuaremos desarrollando nuestras alianzas con Bosnia Herzegovina, Georgia y Ucrania para promover nuestro interés común en la paz, la estabilidad y la seguridad euroatlánticas. Nos reafirmamos en la decisión que tomamos en la Cumbre de Bucarest de 2008 y en todas las decisiones posteriores con respecto a Georgia y Ucrania.

La Cumbre de Bucarest de abril de 2008 es uno de los momentos decisivos en la configuración del actual marco geopolítico. En un durísimo discurso pronunciado en febrero de ese año, Vladímir Putin manifestó de forma muy explícita su rechazo a un orden mundial que percibía como abusivamente dominado por parte de Occidente. Tras un fuerte pulso entre los EE UU de Bush hijo, que querían acelerar la ampliación de la OTAN, y países europeos que lo consideraban inoportuno, el punto 23 de la declaración de Budapest cuajó un consenso en el que se afirmaba que “Georgia y Ucrania serán miembros de la OTAN”, pero sin abrir un camino claro ni marcar fechas. Putin invadió Georgia en agosto de ese año, y atacó a Ucrania a partir de 2014. La OTAN se reafirma, pero la adhesión de ambos países es ahora impensable hasta donde llega la vista.

[…]

43. La Unión Europea es un socio único e imprescindible para la OTAN. Los aliados de la OTAN y los miembros de la UE comparten los mismos valores. La OTAN y la UE desempeñan funciones complementarias, congruentes y que se refuerzan mutuamente a la hora de apoyar la paz y la seguridad internacionales. Sobre la base de nuestra larga cooperación, mejoraremos la asociación estratégica entre la OTAN y la UE, reforzaremos las consultas políticas y aumentaremos la cooperación en cuestiones de interés común, como la movilidad militar, la resiliencia, el impacto del cambio climático en la seguridad, las tecnologías emergentes y disruptivas, la seguridad humana, la Agenda para la Mujer, la Paz y la Seguridad, además de plantar cara a las amenazas cibernéticas e híbridas y abordar los desafíos sistémicos planteados por la RPC a la seguridad euroatlántica. Para el desarrollo de la asociación estratégica entre la OTAN y la UE, es esencial la plena participación de los aliados no pertenecientes a la UE en los esfuerzos de defensa de la UE. La OTAN reconoce el valor de una defensa europea más fuerte y más capaz que contribuya positivamente a la seguridad transatlántica y mundial, complementaria y compatible con la OTAN. Las iniciativas para aumentar el gasto en defensa, desarrollar estrategias coherentes y reforzar mutuamente las capacidades, al tiempo que se evitan duplicaciones innecesarias, son clave para nuestros esfuerzos por hacer más segura la zona euroatlántica.

Se aborda aquí una de las cuestiones de fondo de la próxima década. Tras la presidencia de Trump, muchos europeos se convencieron de la necesidad de avanzar en la integración de una defensa en el marco de la UE. Sin embargo, el proyecto ha logrado muy escasos avances, por las suspicacias hacia el mismo de varios de los Veintisiete, sobre todo en el flanco este, y las propias dificultades de encaje con la OTAN. La senda de la integración industrial es quizá la más viable. Bruselas también intenta la racionalización de un gasto fragmentado que produce a la vez duplicidades, problemas de interoperabilidad y agujeros. Pero siguen abundando obstáculos y recelos.

44. Fortaleceremos nuestros lazos con socios que compartan los valores e intereses de la Alianza en la defensa del orden internacional basado en normas. Potenciaremos el diálogo y la cooperación para defender ese orden, mantener nuestros valores y proteger los sistemas, estándares y tecnologías de los que dependen. Aumentaremos la proyección hacia los países de nuestra vecindad más amplia y de todo el mundo y permaneceremos abiertos al compromiso con cualquier país u organización, cuando el hacerlo pueda reforzar nuestra seguridad mutua. Nuestro planteamiento seguirá siendo flexible, impulsado por los intereses, centrado en abordar las amenazas y desafíos compartidos, y capaz de adaptarse a realidades geopolíticas cambiantes.

45. Los Balcanes Occidentales y la región del mar Negro son de importancia estratégica para la Alianza. Seguiremos apoyando las aspiraciones euroatlánticas de los países interesados de estas regiones. Mejoraremos los esfuerzos para reforzar sus capacidades para abordar las distintas amenazas y desafíos a los que se enfrentan y aumentar su resiliencia frente a la injerencia y la coacción malignas de terceros. Trabajaremos con nuestros socios para abordar las amenazas y desafíos de seguridad compartidos en regiones de interés estratégico para la Alianza, entre ellas Oriente Próximo, África del Norte y el Sahel. El Indo-Pacífico es importante para la OTAN, dado que los acontecimientos en esa región pueden afectar directamente a la seguridad euroatlántica. Reforzaremos el diálogo y la cooperación con los socios nuevos y los ya existentes en el Indo-Pacífico para abordar los desafíos interregionales y los intereses de seguridad compartida.

La Alianza, fundacionalmente atlántica, se proyecta hacia el Pacífico, donde se halla el mayor competidor estratégico de las democracias liberales: China.

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49. La OTAN es indispensable para la seguridad euroatlántica. Garantiza nuestra paz, nuestra libertad y nuestra prosperidad. Como aliados, seguiremos manteniéndonos unidos para defender nuestra seguridad, nuestros valores, y el estilo de vida democrático.

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Traducción: News Clips / Paloma Cebrián

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