La OTAN y la Unión Europea planean estrechar su cooperación. Lo han puesto en blanco sobre negro y lo van a suscribir este martes en la tercera declaración conjunta de ambas organizaciones. “Llevaremos nuestra colaboración al siguiente nivel a medida que las amenazas a la seguridad y los retos a los que nos enfrentamos evolucionen en alcance y magnitud”, dice el punto 12 del borrador de la declaración al que ha tenido acceso , en la que también se apunta a “las políticas de China y su asertividad” como un desafío. En una dirección parecida apuntó la alianza militar en la cumbre que celebró en Madrid a finales de junio de 2022, cuando en su programa de acción para los próximos años apuntó al gigante asiático como un “desafío” a los “intereses, seguridad y valores” de las dos organizaciones y sus miembros.
Esta declaración conjunta será la tercera que sendas organizaciones con sede en Bruselas firmen. La primera data de 2016 y se suscribió en Varsovia; la segunda se firmó en 2018. Esta tercera ha tardado más por varios motivos. Unas fuentes apuntan a ciertas reticencias francesas; otras a que la explosión del conflicto en Ucrania apenas dejó tiempo en los primeros meses en la agenda para acordar los términos de la declaración. En lo que coinciden todas las fuentes consultadas es que el documento profundiza en las 74 áreas de cooperación entre los dos organismos y que marca una hoja de ruta para los próximos años.
Como en el Concepto Estratégico cerrado en Madrid, el texto que este martes presentan el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también incluye una explícita referencia a la inestabilidad de la “vecindad europea” que minan la seguridad y “sirven de terreno fértil a los competidores estratégicos [Rusia], también a grupos terroristas, para ganar influencia, desestabilizar sociedades y amenazar la seguridad”. Estas palabras contienen una clara alusión solapada al Sahel y otras zonas y la presencia del grupo paramilitar ruso Wagner en la zona.
Es muy probable que este punto, el sexto en el orden de la declaración, satisfaga las aspiraciones españolas. Madrid, ya en la preparación de la cumbre y la elaboración del Concepto Estratégico, mostró su empeño en que la OTAN también prestara atención a la llamada frontera sur de la OTAN, consciente de que es una zona por la que pueden llegar “ataques híbridos a Europa”. La inestabilidad política en la zona ya provoca movimientos migratorios y si estos van a más, pueden acabar empujando a más personas a huir de la zona hacia la UE, algo que siempre aumenta la tensión entre los socios.
El borrador preparado habla del “valor de una Europa de la defensa más fuerte y con más capacidades que contribuya a la seguridad mundial y transatlántica, se complemente y sea interoperable con la OTAN”. “La Alianza y la UE juegan un papel complementario, coherente y que refuerza mutuamente los roles que juegan para apoyar la paz y la seguridad internacional”, señala el documento.
En ese “siguiente nivel de colaboración” anunciado entre ambas organizaciones se apunta al refuerzo de la cooperación en “áreas existentes”. También se señala a otras en las que hay que fortalecer los esfuerzos conjuntos, como la “creciente competencia geoestratégica, los asuntos de resiliencia, la protección de infraestructuras críticas, las tecnologías disruptivas y emergentes, el espacio, las consecuencias sobre la seguridad del cambio climático y la desinformación”.
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Varias fuentes de ambas organizaciones apuntan que, en estos momentos, las relaciones entre ellas son óptimas y que la cooperación “va como nunca, y va a seguir yendo así”. Esto, en principio, parece lo lógico, puesto que 21 de los 27 miembros de la UE forman parte de la OTAN, que tiene 30 integrantes. La cifra llegará a 23 cuando se incorporen Finlandia y Suecia, quedando fuera solo Irlanda, Austria, Malta y Chipre. Sin embargo, no siempre ha sido así. Ha habido épocas de recelo, por ejemplo, durante la época de Donald Trump al frente de Estados Unidos.
La firma de este documento y la hoja de ruta que marca apunta a un estrechamiento de las relaciones transatlánticas en defensa. Esto comenzó a verse con la llegada de Joseph Biden a la Casa Blanca hace dos años y se ha intensificado desde la invasión de Ucrania por Rusia, que ha puesto de relieve la debilidad de la seguridad europea frente al vecino del este. Aunque tampoco han faltado choques sonados, el más famoso es la aprobación en Washington de la ley contra la inflación, que la UE considera anticompetitiva y un duro golpe para las relaciones comerciales entre ambos lados del Atlántico.
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