La pandemia de COVID-19: ¿El futuro nos alcanzó antes de lo previsto? | Artículo

Rogelio Muñiz Toledo

“Prever es convertirse en explorador del tiempo, espía del futuro”: Jacques Attali *

Como respuesta a los brotes epidémicos de enfermedades infecciosas en el mundo en las dos últimas décadas 1, en particular la epidemia de ébola de 2014-2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo del Banco Mundial crearon en 2018 la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación (GPMB 2, por sus siglas en inglés) como un ente independiente de vigilancia y promoción ante crisis sanitarias mundiales para instar a los gobiernos, a los organismos regionales y a las instituciones multilaterales a “la acción política para prepararse ante las emergencias sanitarias de ámbito mundial y mitigar sus efectos”.

En septiembre de 2019, la GPMB presentó el Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias 3, con el elocuente título de “Un mundo en peligro” 4. Quienes dirigen la GPMB, la doctora Gro Harlem Brundtland 5 y el señor Elhadj As Sy 6 , nos alertaron en el prólogo del Informe sobre un grave riesgo en materia de salud pública al que nos enfrentamos en el mundo: “La enfermedad se encuentra a sus anchas en el desorden y aprovecha la situación: los brotes han ido en aumento en las últimas décadas y el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte”.

Gro Harlem Brundtland. (Reuters)

La GPMB analizó las experiencias de la pandemia de gripe H1N1 de 2009 y del brote de ébola en 2014-2016, logró un certero diagnóstico sobre la capacidad actual de los países para protegerse de las emergencia sanitarias y para prevenir y enfrentar una amenaza sanitaria mundial y llegó a la conclusión de que “el mundo no está preparado para una pandemia causada por un patógeno respiratorio virulento y que se propague con rapidez”, debido a las deficiencias críticas de los sistemas de salud en la inmensa mayoría de los países, a la escasa inversión para la preparación ante emergencias sanitarias y a la falta de coordinación internacional en la materia.

La emergencia sanitaria mundial que vislumbró la GPMB en septiembre de 2019 significaría enfrentarnos a “la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado”.

Por la magnitud y los alcances de una pandemia con esas características, la GPMB consideró urgente dar prioridad a la colaboración de la comunidad internacional para “la preparación, detección, respuesta y recuperación” ante una emergencia sanitaria mundial.

Ante el riesgo inminente de una pandemia de esa dimensión, en el Informe de la GPMB se hizo un llamamiento a los dirigentes mundiales para que exista un “liderazgo político decidido para prepararse ante las amenazas sanitarias a nivel nacional y mundial” y para que los países y las organizaciones internacionales adoptaran siete medidas urgentes, con quince indicadores de progreso que debían evaluarse en septiembre de 2020, para preparar al mundo ante una emergencia sanitaria de esa magnitud.

Elhadj As Sy.

En síntesis, las siete medidas urgentes recomendadas por la GPMB son las siguientes:

1.- Los países deben destinar más recursos para la preparación ante las emergencias sanitarias, como parte de la cobertura sanitaria universal conforme a los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU, y contar con un plan nacional de seguridad sanitaria.
2.- Los Estados miembros del G7 7, el G20 8 y el G77 9 y las organizaciones intergubernamentales regionales deben cumplir con sus compromisos políticos y financieros para la preparación ante emergencias sanitarias.
3.- Los países deben construir sistemas de salud sólidos y eficaces, aumentar su capacidad de reacción ante las emergencias sanitarias, estar preparados para lo inesperado y designar un coordinador nacional de alto nivel para hacer frente a una emergencia de salud pública.
4.- Los países y las instituciones multilaterales deben “prepararse para lo peor” ante una emergencia sanitaria consistente en “la propagación rápida de una pandemia debida a un patógeno respiratorio letal (de origen natural o liberado accidental o intencionadamente)” y garantizar inversiones para desarrollar vacunas, tratamientos innovadores y contramedidas médicas para otros patógenos que no sean los de la gripe y compartir de inmediato, con fines de salud pública, las secuencias genómicas de todo patógeno nuevo.
5.- El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial deben redoblar con urgencia sus esfuerzos para ampliar los alcances y las dotaciones presupuestarias de los mecanismos de financiación internacional e incluir la preparación en caso de emergencia sanitaria para mitigar las graves consecuencias de una pandemia mundial.
6.- Las entidades que financian la asistencia para el desarrollo deben incrementar hasta un nivel de 100 millones de dólares anuales los recursos financieros para los países más pobres y vulnerables y las contribuciones destinadas a la preparación ante una emergencia sanitaria.
7.- La ONU y la OMS deben fortalecer los mecanismos de coordinación para poner en marcha rápidamente estrategias de preparación y de respuesta durante las emergencias sanitarias para movilizar a la comunidad internacional en las primeras fases de un brote y llevar a cabo al menos dos ejercicios de formación y simulación, uno de ellos sobre la liberación deliberada de un patógeno respiratorio letal.

A principios de diciembre de 2019, poco más de dos meses después de la presentación del Informe de la GPMB, se detectaron en la provincia de Wuhan, China, los primeros brotes de una neumonía causada por un nuevo coronavirus que fue reportado inicialmente a la OMS el 31 de diciembre de 2019. El virus fue aislado por las autoridades sanitarias chinas el 7 de enero de 2020 y cinco días más tarde informaron la secuencia genética del virus, acción imprescindible para su diagnóstico específico.

Los días 11 y 12 de enero de 2020, China informó a la OMS de 41 casos de infección por el brote del nuevo coronavirus, que más tarde sería denominado SARS-CoV-2 y que causa la enfermedad infecciosa COVID-19 10. El 30 de enero de 2020, luego de la muerte de más de 200 personas, la enfermedad fue declarada emergencia sanitaria internacional y el 11 de marzo de este año, cuando ya había 118,000 infectados y 4,291 muertos en 114 países, la COVID-19 fue considerada por la OMS como una pandemia.

 

Lamentablemente el diagnóstico y las conclusiones de la GPMB sobre la incapacidad de los sistemas de salud y de prevención de los países para hacer frente eficazmente a una “pandemia causada por un patógeno respiratorio virulento y que se propague con rapidez” han sido confirmados por los poco alentadores resultados de la batalla que libran los gobiernos ante la pandemia de la COVID-19.

Aún es temprano para saber si la pandemia por la COVID-19 podría alcanzar niveles de propagación y letalidad como los previstos en el Informe de la GPMB, pero a juzgar por la incapacidad de los gobiernos para detener los contagios y disminuir la tasa de letalidad y por los resultados poco alentadores de las estrategias nacionales, regionales y globales para enfrentarla, lo que sí está claro es que esta emergencia sanitaria mundial llegó antes de que el mundo estuviera suficientemente preparado para hacer frente eficazmente a una gran pandemia provocada por un patógeno respiratorio, como lo temía la GPMB.

La pandemia de la COVID-19 ha sido calificada por el secretario general de la ONU, António Guterres, como la peor crisis que enfrenta el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque hasta ahora no hay información suficiente para saber si la pandemia de la COVID-19 podría llegar al escenario de la emergencia sanitaria mundial que hace solo seis meses la GPMB vislumbraba “peligrosamente en el horizonte”, la velocidad con la que se ha propagado el SARS-CoV-2 en tan solo tres meses, la gran cantidad de infectados en más de 200 países, áreas o territorios y el elevado número de personas que han fallecido a causa de la COVID-19 11 evidencian que el futuro nos alcanzó antes de lo previsto, cuando el mundo aún se encuentra inerme ante una pandemia de gran letalidad por la ausencia de sistemas de salud sólidos y eficaces capaces de reaccionar con rapidez ante las emergencias sanitarias y sin que hubiera tiempo para que se implementaran, al menos en parte, las medidas urgentes recomendadas por la GPMB.

Los escenarios sobre la evolución de la pandemia no invitan al optimismo. A pesar de las drásticas medidas que han tomado los gobiernos de los países más desarrollados del mundo para intentar frenar los contagios, Italia y España han superado aceleradamente los 100 mil casos y los 10 mil muertos y deben frenar más rápido la propagación del virus para no llegar a las decenas de miles muertos; Alemania ya superó a China en número de contagios y las tendencias en Francia y el Reino Unido son preocupantes porque si no detienen drásticamente el avance de los contagios, podrían tomar una ruta similar a la de sus dos vecinos. En Japón se encienden los focos rojos por un posible repunte del número de casos confirmados.

Estados Unidos ha rebasado rápidamente los 200 mil casos y los 5 mil muertos y la doctora Deborah Birx, responsable del gobierno de EU para dar respuesta a la pandemia, ha dicho el martes pasado que la proyección de la Casa Blanca es que la pandemia de la COVID-19 podría causar entre 100 mil y 240 mil muertes en ese país, aunque los primeros modelos señalaban que podría haber entre 1.5 y 2.2 millones muertos si no se implementaban eficazmente las medidas de distanciamiento social.

La doctora Deborah Birx (Reuters).

Falta ver cómo evolucionará la pandemia en América Latina, África, Asia Central y el subcontinente indio donde, como lo señala el Informe de la GPMB, factores como la pobreza, la fragilidad de los sistemas de salud, la falta de acceso a servicios básicos de saneamiento y salud, la urbanización desordenada y la migración podrían complicar aún más la oportuna reacción ante la pandemia de la COVID-19 e incluso provocar crisis humanitarias como la que estaría en ciernes en Guayaquil, Ecuador, si el gobierno no es capaz de reaccionar de inmediato ante la crisis sanitaria en esa ciudad.

La pandemia de la COVID-19 ha evidenciado que la preocupación de la GPMB por la ausencia de un sistema internacional para detectar y responder oportuna y coordinadamente a los brotes epidemiológicos, con el carácter de un bien público mundial que permita la prevención ante emergencia sanitarias en beneficio de todas las personas y todos los países y regiones del mundo, era fundada.

Una vez superada la pandemia, el mundo debe plantearse seriamente, ahora sí, colocar el tema de la preparación ante emergencias sanitarias en la agenda pública mundial, como lo propuso la GPMB en septiembre de 2019, e invertir en la preparación ante las emergencias sanitarias para salvar a las personas y a la economía mundial con decisiones políticas del más alto nivel que permitan tomar acciones económicas, financieras y sociales oportunas y eficaces ante la amenaza de una nueva pandemia aún más letal, bajo la lógica que planteó hace unos días el presidente de Francia, Emmanuel Macron: recuperar, más allá de las leyes del mercado, la soberanía nacional, regional y mundial sobre ciertos bienes, productos y materiales -en este caso, equipo médico- para afrontar crisis como esta y mantener el destino en nuestras manos.

Como lo ha señalado Jacques Attali: “Es preciso no olvidar jamás que lo característico del hombre, aquello que le ha permitido dominar a las otras especies, es su capacidad para prever el futuro. Y que, entre los humanos, lo característico de los líderes es su capacidad para lograrlo”.

* Economista y filósofo francés. Fundador y primer presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo


1 Entre 2011 y 2018 la OMS dio seguimiento a 1483 brotes epidémicos en 172 países. Destacan la gripe, el SARS, el MERS, el ébola, el zika, la peste y la fiebre amarilla.
2 Global Preparedness Monitoring Board.
3 El proyecto que concluyó con este informe contó con el financiamiento del Gobierno de Alemania, la Fundación Bill and Melinda Gates, The Wellcome Trust y Resolve to Save Lives.
4 Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación. Un mundo en peligro: informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2019. El informe completo y su versión ejecutiva se pueden consultar en: https://apps.who.int/gpmb/assets/annual_report/GPMB_Annual_Report_Spanish.pdf.
5 Ex primera ministra de Noruega y ex directora general de la Organización Mundial de la Salud.
6 Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
7 El Grupo de los 7 está conformado por algunos de los países de mayor peso político, económico y militar del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido y una representación de la Unión Europea.
8 El Grupo de los 20 lo integran 19 países industrializados y emergentes de todos los continentes (México entre ellos) y una representación de la Unión Europea.
9 El Grupo de los 77 se forma por países en vías de desarrollo. Actualmente tiene 134 integrantes.
10 La Real Academia Española ha señalado que “El acrónimo <COVID-19> que nombra la enfermedad causada por el <SARS-CoV-2> se usa normalmente en masculino (<el COVID-19>) por influjo del género de <coronavirus> y de otras enfermedades víricas (<el zika>, <el ébola>), que toman por metonimia el nombre del virus que las causa” y que “Aunque el uso femenino (<la COVID-19>) está justificado por ser <enfermedad> (<disease> en inglés) el núcleo del acrónimo (<COronaVIrus Disease>), el uso mayoritario en masculino, por las razones expuestas, se considera plenamente válido”.
11 Según el mapa de la COVID-19 elaborado por la Johns Hopkins University, el número de infectados por el SARS-CoV-2 supera el millón de personas y el de muertes por la COVID-19 los 50 mil.

Rogelio Muñiz Toledo

Licenciado en derecho por la UNAM, donde recibió la Medalla Gabino Barreda al mérito universitario. Abogado y consultor en derecho constitucional y electoral. Socio de la empresa de consultoría Consultores en Gobierno y Asuntos Públicos, S.C. Ha sido asesor en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México; integrante de la comisión ejecutiva y secretario ejecutivo del Grupo redactor del proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México; asesor externo ad honorem del Jefe de Gobierno del Distrito Federal en materia de Reforma Política de la Ciudad de México; asesor en el Senado de la República, asesor del presidente de la Comisión de Fiscalización del IEDF e integrante del Servicio Profesional Electoral en el IFE.

*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.




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