La pandemia golpea más a los jóvenes: OIT

Reducción de las horas de trabajo y percepción de que terminarán sus estudios con atraso, o no podrán terminarlos, es el saldo de la crisis, hasta ahora

La pandemia ha dejado sin trabajo a más de uno de cada seis jóvenes en el mundo y casi la totalidad de ellos enfrenta el cierre de sus centros de enseñanza, pero más grave es que este sector de la población podría enfrentar la crisis a lo largo de su vida y convertirse en la “generación de confinamiento”, dice la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los jóvenes se ven afectados de forma desproporcionada por la pandemia y padecen sus consecuencias en varios ámbitos, como la interrupción de sus programas educativos o de formación, pérdida de empleo y de ingresos, y mayores dificultades para encontrar trabajo, añadió el organismo.

Encuestas mundiales realizadas por la OIT indican que los jóvenes que han mantenido su empleo ha viso reducirse sus horas de trabajo en 23%, en tanto que alrededor de 98% señaló que sus centros de formación técnica y profesional o de capacitación se habían cerrado de forma íntegra o parcial.

“Aunque más de dos terceras partes de las actividades de formación se imparten actualmente a distancia, con frecuencia en línea, únicamente una pequeña parte de los países de bajos ingresos ha llevado a cabo esa transición”, agregó el organismo, que urgió a los gobiernos a adoptar “a la mayor brevedad posible” medidas de respuesta a gran escala para evitar que los jóvenes padezcan consecuencias adversas a largo plazo en los planos educativo, formativo y profesional.

La pandemia afecta a todos los trabajadores, y las previsiones para el segundo trimestre siguen siendo alarmantes, con estimaciones de la OIT que advierten sobre una disminución de 10,7% en la cantidad de horas de trabajo frente al último trimestre de 2019, lo que equivale a 305 millones de puestos de trabajo a tiempo completo, pero en los jóvenes el impacto es múltiple, según el organismo.

“Deberían realizarse intervenciones a nivel político dirigidas específicamente a los jóvenes, con arreglo a marcos de política laboral exhaustivos, inclusivos y orientados al futuro, incluida la implantación eficaz de garantías de empleo o competencias, complementadas con paquetes de medidas más amplias que fomenten los incentivos y la recuperación”.

En una nueva encuesta mundial realizada por la Organización y varios asociados de la Iniciativa Global sobre Empleo Decente para los Jóvenes se encontró que alrededor de la mitad de los alumnos han manifestado la posibilidad de concluir sus estudios con retraso y 10% que no podrá terminarlos, en tanto que más de la mitad de los jóvenes encuestados están en situación de vulnerabilidad frente a episodios de ansiedad o depresión desde que comenzó la pandemia.

Jóvenes ya eran vulnerables

La OIT indicó también que en el mundo 178 millones de jóvenes con empleo, es decir, más de cuatro de cada diez, trabajaban en los sectores más afectados al surgir la crisis.

Antes de la pandemia, más de tres cuartas partes o 328 millones de los jóvenes trabajadores en todo el mundo tenían un empleo en el sector informal, frente a alrededor de 60% de las personas de 25 años o más, reflejo de un índice de informalidad laboral de los jóvenes oscila entre 32,9% en Europa y Asia Central, y 93,4% en África.

“Antes de que surgiera la crisis de la COVID-19, más de 267 millones de jóvenes no tenían empleo ni participaban en ningún programa educativo o de formación (jóvenes “nini”), incluidos casi 68 millones de jóvenes desempleados”, dice la OIT.

Los jóvenes también ganan menos que los adultos y sus ingresos son más vulnerables frente a las crisis. Los ingresos por hora de los adultos son en promedio 71% más altos que los de los jóvenes, según un análisis de los datos de 64 países, que representan 30% de los jóvenes con empleo en el mundo, lo que pone de manifiesto que los jóvenes trabajan en actividades y sectores de baja remuneración, muchos de los cuales se han visto muy afectados por la crisis de la COVID‑19, habida cuenta de su menor experiencia.

Disponen también de menores niveles de ahorro, lo que hace que sean particularmente vulnerables a que las crisis repercutan adversamente en sus ingresos.




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