Ícono del sitio La Neta Neta

La pantera viene para quedarse


Se vaya o no se vaya Willian
José al Tottenham, tiene pinta que va a ser unas jornadas suplente. Y ya no es sólo por méritos propios tras faltarle el respeto a club, jugadores y afición, sino porque ahora enfrente tiene a una pantera que ha llegado para quedarse.



Ya no sorprende nadie. Isak le ha ganado la partida y hoy por hoy es el delantero centro titular de la Real, no hay más que ver cómo coreó el respetable su nombre cuando el ‘speaker’ cantó el dorsal ‘19’.

El Osasuna plantó un autobús Irizar en defensa, con tres centrales y dos carrileros, pero ninguno fue capaz de parar a la nueva bestia txuri urdin. La idea de la Real era clara: correr a la espalda de los zagueros. Odegaard ejecutaba, Isak finalizaba.

El noruego volvió a ser ese jugador desequilibrante capaz de decantar un partido mediante el pase. El sueco, por su parte, no paró de tirar desmarques. La más clara llegó en el 28’, Odegaard sacó la escuadra y el cartabón poniendo un pase de gol a Isak, pero el sueco no fue capaz de definir con la derecha. Avisó. Acto seguido, Odegaard se disfrazó de mago y con una jugada combinativa con el sueco, dejó al ‘19’ ante Pérez. Nuevo disparo, mismo resultado. Muro. Pero no hay dos sin tres y, claró, no perdonó.

Odegaard trazó una línea imposible lanzando un balón a Isak, que dejó correr la bola para zafarse de la defensa y plantarse sólo ante Pérez. Está en racha y las mete hasta cayéndose. El sueco sacó un zurriagazo con la derecha que tras pegar en el palo acabó besando la red. Hay nuevo ídolo en la cuidad: “Oé, oé, oé, Isak, Isak”, estalló Anoeta.

Nunca se rinden

Los rojillos nunca se mueren. Hay que matarlos. Y en ese contexto, Isak también se erigió como protagonista.

Odegaard volvió a ser el mejor socio y capitaneó el barco vikingo. La Real tuvo varios saques de esquina seguidos y acabó por dar otra estocada. El noruego botó el córner con mimo y en e primer palo apareció la pantera. El balón llegó con nieve, levitando, sin demasiada fuerza. En el barullo de jugadores se hizo gigante Isak. Aprovechó su altura para peinar el cuero haciendo el tercero de la noche. De nuevo cánticos, de nuevo gloria, de nuevo Isak.

Con el tercero y faltando 20 minutos para el pitido final, el Osasuna se estiró buscando el empate en un acto de fe. La defensa se abrió, la Real encontró más espacios si cabe y pudo golear a un equipo rojillo que compitió de tú a tú.

La eliminatoria se fue muriendo y la afición no dudó en recompensar el esfuerzo de los suyos. Se acordaron de todos los protagonistas menos de uno, que sigue castigado. Mientras, la pantera sigue suelta y con más hambre que nunca.


Source link
Salir de la versión móvil