Zinedine Zidane no corre el peligro de ser destituido de manera inminente a pesar de la bochornosa eliminación del Real Madrid en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey a manos del Alcoyano, equipo de Segunda División B. En el club blanco cunde el desánimo tras el partido de ayer y se asume la gravedad de la derrota pero no se van a tomar decisiones drásticas en caliente en las próximas horas con el técnico francés, que ayer llamó a la calma tras la debacle. En el seno de la entidad comparten el análisis de Zidane tras la derrota (“no es una vergüenza y no vamos a volvernos locos”, dijo el preparador) y valoran la capacidad del técnico para salir de las situaciones más peliagudas.
En el Madrid no se plantean por el momento un cambio de entrenador a mitad de temporada, vivo todavía en LaLiga y con la eliminatoria de octavos de la Champions ante el Atalanta en el horizonte. Si el equipo sigue cayendo en barrena no se descarta ningún escenario, pero en el club son plenamente conscientes de que el primero en dar un paso al lado si no se ve con capacidad de revertir la situación es el propio Zinedine Zidane. “Veremos lo que pasa en los próximos días”, deslizó el técnico de manera enigmática tras la eliminación.
En los despachos valoran la honestidad del francés y su amor por el club blanco y recuerdan que renunció a un año de su suculento contrato como jugador para colgar las botas y que fue él mismo el que dejó el banquillo blanco pocos días después de ganar su tercera Champions consecutiva.
El Madrid es partidario de no tomar decisiones drásticas en caliente y de esperar hasta final de temporada para valorar un cambio de entrenador, un escenario que parece cada vez más probable a tenor de las sensaciones que transmite el equipo. Aunque pierde crédito, Zidane sigue teniendo el respaldo de un Madrid que sabe perfectamente que es el francés el primero que tomaría la decisión de volver a irse.
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