La expresión ‘punto
fatídico’ para referirse al lugar exacto desde que se lanza el penalti, a 11 metros de la portería, parece inspirada en la historia de la Real, por lo menos en estos más de 30 años sin títulos. El miércoles los malditos ‘penales’, como les llaman los argentinos, alejaron a los txuri urdin de la posibilidad de alcanzar su primer trofeo desde 1987, la Supercopa de España. Fue entonces, el 30 de junio de aquel año ya tan lejano, cuando los txuri urdin alzaron la Copa del Rey, y lo hicieron en la tanda de penaltis, gracias al pleno de aciertos de Bakero, Mujika, Begiristain y Larrañaga y a la inspiración en el arco propio de Arconada, que paró el chut definitivo y adivinó la intención del ejecutor en todos los lanzamientos.
Ese día, Zaragoza, repleta de ‘realzales’, y Gipuzkoa explotaron de júbilo en medio de un calor sofocante. Pero también nació una maldición que parece tener visos de alargarse en el tiempo, como la formulada por Monsieur
Comet en 1907, cuando aventuró aquello de que ‘La Real nunca ganará la Copa’. Duró 80 años.
Desde que Arconada alzó la Copa del Rey, la Real ha caído eliminada en siete de las ocho ocasiones en las que ha tenido que jugársela a penaltis. La última, el pasado miércoles merced al fallo desde los 11 metros de Bautista, Oyarzabal y Willian
José, que hicieron inútiles las dianas de Merino y Januzaj. 2-3 desde el punto fatídico tras el 1-1 en la cancha, en la que la Real mereció más y se topó con una de las mejores actuaciones que se le recuerdan a Ter
Stegen.
Nada le puede extrañar al aficionado realista, que las ha visto de todos los colores, sobre todo en los cruces coperos. Desde 1987, los donostiarras han sido apeados en la suerte final de los penaltis en cuatro de las cinco ocasiones en las que han igualado tanto en la eliminatoria como en la prórroga. La victoria ante el Sabadell en la campaña 1989/90 fue la excepción. El 3-2 igualaba el cruce y desde los 11 metros, el resultado fue de 6-5. Los asistentes a Atotxa no podían aventurar que aquello iba a ser histórico, inédito en la trayectoria reciente. El año anterior, los donostiarras ya habían caído contra el Depor en Atotxa a penaltis, en una tanda en la que sólo metió Goikoetxea y fallaron Zamora, Mujika y Uría.
Las eliminaciones coperas más sangrantes desde el punto fatídico fueron posteriores, siempre contra rivales de inferior categoría, ante el Numancia en Anoeta en la temporada 1995/96, tras 20 lanzamientos y fallo final del portero Alberto, contra el Mirandés bajo el diluvio en la 2004/05, con error final de De Paula, y contra el Zamora en la 2005/06, con pleno de pifias de Boris, Novo, Agirretxe y Garrido.
Contra el Stuttgart (88/89) y el Partizán (89/90) en Copa de la UEFA el destino realista fue idéntico: eliminados a penaltis
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