Con los nervios a flor de piel en varias capitales europeas y el calendario acercándose al 31 de diciembre, Bruselas y Londres encaran la recta final de unas negociaciones que aspiran a evitar una salida abrupta del Reino Unido del mercado europeo cuando expire el periodo transitorio del Brexit a final de año. El negociador jefe europeo, Michel Barnier, se ha reunido por videoconferencia este miércoles con los representantes de los 27 socios de la UE y con miembros del Parlamento Europeo para ofrecerles la última hora de un regateo que aproxima al desenlace, sin que ninguna de las partes se atreva a pronosticar si caerá del lado del acuerdo o del de la ruptura.
“Nos acercamos rápidamente a un punto de acuerdo o ruptura”, reconoce una fuente diplomática de la UE tras la reunión de los embajadores europeos con Barnier. “A fecha de hoy, no está claro si los negociadores podrán superar las diferencias que todavía existen en cuanto a las garantías de una competencia leal a partir del 1 de enero [entre las dos partes], la gobernanza del acuerdo y las cuotas pesqueras”.
La impaciencia y la inquietud es evidente entre los Gobiernos europeos y las instituciones comunitarias, aunque Bruselas insiste en que el daño económico de una relación desordenada a partir del 1 de enero afectará, sobre todo, al Reino Unido. Varias delegaciones europeas, de hecho, han subrayado a Barnier la necesidad de mantener los objetivos negociadores hasta el final, sin ceder un ápice en aras de un acuerdo in extremis. Francia, en particular, ha advertido de que no aceptará ningún pacto que ponga en peligro sus intereses, con el acceso de los pescadores europeos a aguas británicas como una de las principales reivindicaciones de París.
“A medida que nos acercamos al final de la partida, algunos países se están poniendo un poco nerviosos”, señala una fuente europea. Asegura también que el objetivo del encuentro con Barnier ha sido, más que nada, “para calmar los nervios de París y alguna otra capital y garantizarles que el equipo negociador europeo, con Barnier al frente, continúa defendiendo los intereses europeos, incluidos los pesqueros”.
Alemania, en cambio, mantiene la calma y sigue confiando en un acuerdo aunque sea en el último momento. Las negociaciones podrían recibir un impulso definitivo, en un sentido u otro, la semana que viene. Barnier ha asegurado que los próximos días serán “cruciales” para el desenlace.
El Parlamento Europeo, que debe dar su consentimiento al acuerdo, también ha advertido de que los negociadores disponen de poco tiempo si quieren que la Cámara se pronuncie este año. El Parlamento estudia convocar un pleno extraordinario el 28 de diciembre para votar el acuerdo. Pero avisa de que necesita tiempo para estudiar el texto y deliberar, por lo que espera tenerlo “en cuestión de días”.
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