Gran Canaria y Joventut de Badalona disputarán este miércoles, a partido único, la semifinal de la Eurocup sin saber si su triunfo asegura o no plaza en la próxima Euroliga. Todo parece depender de lo que ocurra con el AS Mónaco. Los últimos rumores sobre la situación del equipo monegasco, con la posible concesión al mismo de una licencia A de participante permanente, generan más dudas de las ya existentes sobre el acceso a la máxima competición europea de dos equipos procedentes de Eurocup.
“Decir que tendrá una plaza garantizada es técnicamente incorrecto pero queremos que Mónaco se desarrolle más en la Euroliga”, dijo el pasado mes de enero el drector ejecutivo de Euroliga, Marshall Glikman. “Seamos claros: queremos que Mónaco forme parte de la familia de Euroliga”, añadió subrayando el hecho de que la baja del CSKA de Moscú por la guerra puede hacer más fácil esta integración.
Si el Mónaco adquiere esta condición de socio permanente habrá que ver si se mantendrán o no las dos licencias de un año para los finalistas de la Eurocup. La del campeón está asegurada pero la del subcampeón no está clara. Las normas de competición de la Euroliga aseguran licencia B de participación por un año en la competición al campeón y al finalista de la Eurocup pero la de este último está condicionada a que uno de los que lo logró el año anterior no entre en el playoff. Si es así, sólo tiene asegurada el campeón.
El Monaco accedió a la Euroliga en la temporada 21-22 como campeón de la Eurocup, con una licencia de un año, y mantuvo el asiento un año más al haber accedido a playoff. Este año también se ha clasificado entre los ocho primeros pero las normas no se refleja claramente esta situación para el equipo que repite con licencia prorrogada. Lo único que está claro es que Mónaco mantendría la plaza si fuera campeón.
Al final, sin embargo, siempre quedará el comodín de las ‘wild card’, un as en la manga del organizador para realizar ajustes con equipos invitados.