La policía utiliza gases lacrimógenos contra los migrantes desalojados tras el incendio en Moria

El Gobierno no tiene intención de ofrecer que España acoja a una parte de los refugiados sin cobijo que han quedado en Grecia tras el incendio del campo de Moria. Las autoridades argumentan que el país ya experimenta una importante presión de solicitantes de asilo y de llegadas irregulares por el Mediterráneo. Aunque formalmente la decisión no está tomada, las fuentes consultadas en Exteriores esgrimen que España participa en otros programas de acogida de sirios y que la gestión migratoria requiere un consenso europeo, no remedios parciales.

España, Italia y Grecia llevan tiempo reclamando un marco más justo de distribución de solicitantes de asilo que no acaba de cuajar. Pero los tres países entienden que no les corresponde participar en los repartos que se improvisan en situaciones de emergencia como la del incendio del gran campo de refugiados de la isla de Lesbos. El Gobierno español no ha querido formar parte de esa primera lista de Estados europeos dispuestos a quedarse con 400 menores no acompañados procedentes de ese campo, donde vivían en condiciones muy precarias.

“España ya acoge a un número muy alto de solicitantes de asilo. Y somos país de inmigración”, argumentan fuentes del ministerio que dirige Arancha González Laya. España fue el año pasado el tercer país con más solicitudes de asilo (117.800, según cifras de Eurostat, la agencia estadística europea). Solo superaron esos niveles Alemania y Francia, que sin embargo sí participan en el esquema de reparto de refugiados desde Grecia. Y aunque al inicio del año España se colocó a la cabeza de Europa en volumen de peticiones, con la llegada de la pandemia Alemania la ha desbancado. Otra cosa es el reconocimiento de esas demandas, que ronda el 5% y se coloca entre los más bajos de la UE. No obstante, España sí concede un permiso humanitario al grueso de los venezolanos que solicitan protección, pero no computa como asilo.

Más allá de quienes tramitan las solicitudes dentro del país, España participa desde 2015 en un programa europeo de acogida de refugiados desde países terceros. Se trata de ciudadanos en su mayoría sirios desplazados a territorios vecinos como Líbano, Turquía y Jordania. Este año el Gobierno se ha comprometido a reasentar a 1.200 personas, una cifra similar a la registrada el año pasado y superior a la de los anteriores.

Como tercer razonamiento contra la acogida inmediata de los refugiados sin techo en Grecia, España alega que cada año arriban al país miles de migrantes por el Mediterráneo. El año pasado fueron 32.513, según datos del Ministerio del Interior, la mitad que en 2018. Y aunque las autoridades expulsan a muchos de ellos mediante acuerdos principalmente con Marruecos y Argelia, también participan en los rescates en el mar. “España es ya uno de los países que más solidaridad ejerce en la Unión Europea. Y defendemos un reparto equitativo en el marco comunitario”, abundan las fuentes del ministerio.


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