La razón por la que nunca debes guardar ollas con comida dentro de la nevera

Si has cocinado un puchero o por ejemplo un plato de pasta y te ha sobrado o todavía no la vas a comer, puede que hayas pensado en guardar la olla con la comida en la nevera pensando que así la vas a poder conservar de forma correcta. Sin embargo, esta práctica, que es más común de lo que podemos llegar a pensar, sería todo un peligro, pero ¿por qué?. Descubramos la razón por la que nunca debes guardar ollas con comida dentro de la nevera.

Guardar ollas con comida en la nevera

Muchas personas tienen la costumbre de guardar las ollas y las cazuelas con comida dentro de la nevera, pensando que así ahorran tiempo y espacio. Sin embargo, esta práctica puede ser perjudicial para la salud y para el buen funcionamiento del frigorífico. ¿Por qué?.

El riesgo de la oxidación

Las ollas y las cazuelas suelen estar hechas de aluminio, un material que se oxida fácilmente en ambientes húmedos y fríos. Al meterlas en la nevera, se produce un proceso de oxidación que afecta tanto al recipiente como a los alimentos que contiene. La oxidación puede alterar el sabor, el color y la textura de la comida, además de liberar sustancias tóxicas que pueden causar problemas digestivos o intoxicaciones.

El problema del espacio

Otro motivo por el que no debes guardar las ollas con comida en la nevera es que ocupan mucho espacio y dificultan la circulación del aire frío. Esto hace que el frigorífico tenga que trabajar más para mantener una temperatura adecuada y uniforme, lo que supone un mayor consumo de energía y un desgaste de los componentes. Además, al tener menos espacio disponible, es más difícil organizar los alimentos y evitar que se mezclen los olores y los sabores.

La solución: usar recipientes adecuados

La mejor forma de conservar los alimentos cocinados en la nevera es usar recipientes de vidrio, cerámica o acero inoxidable que estén bien cerrados. Estos materiales son más resistentes a la oxidación y a las bacterias, y permiten ver el contenido con facilidad. Además, se pueden apilar y aprovechar mejor el espacio disponible.

Antes de guardar los alimentos en la nevera, hay que esperar a que se enfríen un poco a temperatura ambiente, pero no más de dos horas. En conclusión, y según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, no hay ningún problema en refrigerar alimentos calientes siempre que se envuelvan correctamente y se usen recipientes adecuados.

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