Ha pasado un mes largo desde que la Real celebró su última victoria a domicilio, en Granada, pero es un equipo que infunde respeto cada vez que sale a la carretera de la Liga. La tropa de Imanol
Alguacil se ha impuesto en la mitad de sus compromisos lejos de Anoeta.
De los ocho viajes que acumula la Real, ha ganado cuatro: en Mallorca, Cornellà, Vigo y Granada. En la ocasión inaugural empató en Mestalla y claudicó contra Athletic, Sevilla y Real Madrid, tres escenarios imponentes.
Con cuatro triunfos en el zurrón a falta de dos desplazamientos para consumir todos los de la primera vuelta, contra Valladolid y Osasuna, la Real aspira por lo tanto a la media docena de alegrías fuera, una barbaridad en toda regla. La misión es compleja en grado sumo, por de pronto porque implicaría no perdonar un solo punto en dos campos hostiles para sus visitantes. No en vano, de Zorrilla y El Sadar sólo han salido dos equipos victoriosos en toda la Liga. El Sevilla de Pucela y el Athletic del Viejo Reino.
Si la Real conquistara Zorrilla y El Sadar, igualaría de facto los seis triunfos que se adjudicó en toda la temporada pasada. Ya ha nivelado los cuatro de la 2017/2018, mientras que en la 2016/2017 se fue hasta los nueve, vitales en la consecución de la clasificación para la Europa League.
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