En dos meses y medio, Take Kubo conquistó Old Trafford con la Real y ganó con Japón a Alemania (1-2) en un Mundial. 2022 está siendo el año de su vida. Victoria con sabor txuri urdin en Doha, puesto que participó en esta gesta histórica el único representante del equipo guipuzcoano en Qatar: el extremo de Kawasaki. Kubo disputó la primera parte del encuentro, pero fue sustituido al descanso, sin ningún problema muscular aparente, por las carreras que se pegó para abrazar a sus compañeros en los goles y al final del partido. Eso sí, se quitó las botas para quedarse en chanclas.
El realista, que antes del Mundial no era titular en su selección, fue ubicado en la parte izquierda de la línea de tres, junto a Ito y Kamada y por detrás del único delantero, Maeda. Dejó algún destello, aunque estuvo lejos de su aportación de calidad habitual en la Real. Nada más empezar, marcaron los samurais por mediación de Maeda, pero el gol fue anulado por fuera de juego. Kubo estaba para ejecutar y en posición reglamentaria, pero no le vio Ito.
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Kubo destacó sobre todo por su labor defensiva. Vigiló la salida de balón de Sule y se le vio enérgico para cortar echándose al suelo. Un robo suyo en campo alemán generó un claro acercamiento de su selección. Eso sí, cuando le tocó duelarse físicamente con Rudiger, salió perdedor. Fue un soldado en el plan nipón de la primera parte: esperar a los germanos en bloque bajo. Con él en el campo marcó Alemania de penalti por mediación de Gundogan y sin él, remontó Japón gracias a los goles de Ristu Doan y Takuma Asano, pero tomó parte en la gesta de Japón, que fue un poco txuri urdin.