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La Real vuelve al ruedo sólo 69 horas después


La Real recibirá hoy al Celta 69 horas después de sufrir una dolorosa derrota contra el Real Madrid en Anoeta. Es el tiempo que va a transcurrir entre las 00.00 horas del lunes, cuando Estrada Fernández decretó el final del encuentro ante el conjunto blanco, y las 19.30 horas de hoy, momento en el que sonará el silbato de Prieto Iglesias y se ponga otra vez el balón en juego en el estadio donostiarra.



Este dato, que permite corroborar que la Real no cumplirá otra vez con el mínimo de 72 horas que se exigió al planificar el desenlace de la competición, pone de relieve una circunstancia que se viene repitiendo y se volverá a dar, con más o menos incidencia, en los próximos compromisos de Liga. El equipo de Imanol
Alguacil es uno de los que menos descansa a la hora de preparar un partido en comparación con sus rivales.

Sin tener en cuenta la jornada con la que se le dio el pistoletazo de salida a este final exprés y que permitió a la Real sumar un punto ante Osasuna en igualdad de condiciones, los números confirman la diferencia entre el descanso de unos y otros.

Por ejemplo, los txuri urdin disfrutaron de 32 horas menos que el Alavés a la hora de ponerse a punto para el derbi de Mendizorrotza y han tenido ocho menos que el Celta para el partido de esta tarde en Anoeta. El calendario que se avecina tampoco deja a la Real en buen lugar en esta particular ranking. Se medirá el lunes a un Getafe que juega hoy y contará con 24 horas más para preparar esa cita, y el Espanyol tendrá esa misma ventaja cuando visite Anoeta el próximo jueves día 2.

Una vez a favor

La tendencia no cambiará ante el Levante, que dispondrá de 21 horas en comparación con los donostiarras para preparar la cita del próximo lunes 6 de julio.

De momento, a falta de conocerse más horarios, a la Real solo le ha sonreído esta estadística en una ocasión, por un margen tan escaso que no tiene incidencia, y el resultado distó mucho de ser ideal. El equipo de Imanol afrontó el duelo de Anoeta contra el Real Madrid con dos horas más de preparación que los de Zidane. Una gota de agua en el desierto, que además acabó teniendo un sabor demasiado amargo.


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