La ‘reconquista’ del ultra Zemmour naufraga en las elecciones legislativas francesas

La ‘reconquista’ del ultra Zemmour naufraga en las elecciones legislativas francesas

Iba a ser una gloriosa Reconquista —el nombre que le dio a su partido—, pero ha acabado en un naufragio cual Armada Invencible. La apuesta de Éric Zemmour por hacerse con la extrema derecha en Francia se ha hundido a menos de un año del lanzamiento del polémico tertuliano a la arena política, primero con una derrota en las presidenciales y, ahora, con su eliminación en la primera vuelta de las elecciones legislativas. Lo mismo le ha pasado al resto de candidatos a diputado de su formación.

La superviviente en la extrema derecha es, una vez más, Marine Le Pen. Aunque está lejos aún de consolidar en poder de facto la fuerza que tiene en las urnas: en la segunda vuelta presidencial, que perdió contra Emmanuel Macron en abril, llegó al 41,4% de votos, un resultado histórico para ella. En las legislativas, la líder del Reagrupamiento Nacional (RN) se prepara para conseguir el mayor número de diputados de su formación en tres décadas y sueña con formar, por fin, grupo parlamentario propio (para lo que necesita al menos 15 escaños). Con la caída de Zemmour, Le Pen ha conseguido tocar y hundir a la amenaza más seria a la que se enfrentaba su partido y hasta su carrera, que muchos también habían dado ya por acabada hace cinco años, tras su derrota presidencial primero, y después de conseguir apenas ocho diputados.

“El derrotismo no existe sobre el terreno (…). Estamos aquí, estamos bien, tenemos una dinámica fuerte desde 2017″, dijo una Le Pen resplandeciente este lunes en su bastión norteño de Pas de Calais, donde se le vaticina una victoria clara —y, por tanto, un escaño— el domingo que viene. Desde París, el presidente interino de RN, Jordan Bardella, anunció que esperan sumar entre 35 y 40 diputados. “La primera vuelta abre, como mínimo, la vía a quintuplicar el número de escaños” de 2017, señaló en rueda de prensa.

Las palabras de ambos y, sobre todo, sus gestos, relajados y asertivos, lo decían todo. Sobre todo si se compara con el campo zemmourista. “Los resultados no están a la altura de nuestras expectativas”, reconoció un acongojado Zemmour ante unas pocas decenas de seguidores en Cogolin, una pequeña localidad vecina a Saint Tropez, en la mediterránea región del Var, que desde hace años está en manos de la extrema derecha y que el periodista parisiense eligió como circunscripción para aspirar a un escaño.

La imagen estaba muy alejada de la que proyectaba hace solo unos meses. El pasado otoño, Zemmour se perfilaba como la gran amenaza desde la extrema derecha francesa y se veía ya en el Elíseo. Los sondeos llegaron a situarle en segunda posición tras Macron y, por lo tanto, capaz de clasificarse para la segunda vuelta, desbancando a Le Pen. “Estaré en la segunda vuelta. Luego, o bien seré presidente de la República, o líder de la oposición”, proclamaba todavía a principios de abril. Sus mítines reunían a miles de seguidores. Su discurso ultra —anti-inmigrantes, anti-musulmanes— marcaba la agenda política y hasta el discurso de otros candidatos. Y figuras históricas del partido lepenista, empezando por la sobrina de Le Pen, Marion Maréchal, desertaban una tras otra del RN para unirse a las filas zemmouristas.

Apenas medio año después, el panorama ha cambiado radicalmente. Zemmour, que empezó a perder fuelle al inicio de la guerra de Ucrania, quedó cuarto en la carrera presidencial, muy por detrás de Macron, de Le Pen y del líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, cuya alianza de izquierdas NUPES ha logrado ahora posicionarse como la segunda fuerza parlamentaria.

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La esperanza de recuperar aliento en las legislativas se ha acabado en la primera vuelta, con la eliminación de todos los candidatos que Reconquista había decidido presentar por su cuenta, ante el rechazo absoluto del RN de unir fuerzas, como ha hecho en el otro extremo la izquierda.

“La estrategia de Zemmour está en un callejón sin salida porque es caricaturesca, brutal”, afirmó este lunes Bardella.

El polemista, sin embargo, se niega a tirar la toalla. Las legislativas han permitido que Reconquista “plante una bandera en cada circunscripción de Francia”, aseguró el domingo, afirmando que su formación es la única que mantiene la identidad conservadora. “Entre una derecha que sueña con ser de izquierdas y una derecha que sueña ser de centro, Reconquista es la única derecha que no tiene vergüenza de ser de derechas, de defender nuestra identidad (…) el orgullo de ser francés”, reivindicó ante unas cámaras que, sin embargo, ya buscaban una vez más a la victoriosa Le Pen.

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