La rendición de Fox debilita el bulo electoral que Trump ha convertido en eje de su discurso

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Los abogados de Fox salieron por una puerta lateral del edificio de los juzgados y se escabulleron de los periodistas como pudieron. Los de Dominion —la empresa de máquinas de recuento electorales que demandó a la cadena conservadora por sus mentiras— comparecieron sonrientes y rodeados de cámaras ante la puerta principal en la soleada tarde del martes en Wilmington (Delaware). Aunque la demanda por difamación se cerró con un acuerdo, hay un ganador y un perdedor muy claro: la Fox paga 787,5 millones de dólares (más de 700 millones de euros) por sus mentiras sobre las elecciones de 2020 a Dominion, que ha hecho con el pleito el mejor negocio de su historia. Pero junto a la Fox, hay otro perdedor: Donald Trump. Las que han salido derrotadas son sus mentiras, que ha convertido en parte clave de su estrategia y su discurso.

En Estados Unidos, cuando un presidente se presenta a la reelección y pierde, el político y el país pasan página. Pero Trump, para mantenerse vivo como la esperanza de los votantes de su partido, necesitaba huir del relato de presidente derrotado y perdedor; y la forma de hacerlo ha sido insistir una y otra vez, contra toda evidencia, en su bulo de que las elecciones presidenciales de 2020 estuvieron amañadas. La Fox aireó las mentiras que quería su audiencia, al igual que Trump.

Aunque suponga una rendición, el acuerdo evita a Fox posibles males mayores. Para empezar, la demanda era por 1.600 millones de dólares. El juez ya había dejado sentado que estaba “claro como el agua” que las afirmaciones que se juzgaban eran falsedades. Lo que tenía que demostrar Dominion es que la cadena difundió las mentiras a sabiendas o con desprecio de la verdad; y las diligencias previas habían sacado al descubierto una montaña de pruebas que apuntaban en esa dirección. Con el acuerdo, Fox se libra además de seis semanas de juicio, una tortura en la que se repita una y otra vez que engañó a su audiencia. Evita que testifiquen sus presentadores estrella y sus directivos, incluido el propio Rupert Murdoch, cuyo embarazoso papel también ha quedado expuesto.

En un comunicado, Fox dejó claro que ahora pretende superar el asunto: “Reconocemos las resoluciones del tribunal que declaran falsas ciertas afirmaciones sobre Dominion. (…) Esperamos que nuestra decisión de resolver esta disputa con Dominion amistosamente, en lugar de la acritud de un juicio divisivo, permita al país pasar página en estas cuestiones”, señaló la cadena el martes en un comunicado. El comunicado incluía otra frase —“Este acuerdo refleja el continuo compromiso de Fox con los más altos estándares periodísticos”— que provocó la risa del presentador de la CNN Jack Tapper: “Lo siento, es difícil decirlo con la cara seria”, dijo.

La cadena informó el martes muy escuetamente del acuerdo extrajudicial; y ha evitado hablar del asunto el miércoles. Sus presentadores estrella, los mismos que protagonizaron algunas de las falsedades, obviaron por completo el asunto en sus programas. Pero pasar página no va a ser tan sencillo.

Se está tramitando otra demanda en la que la empresa Smartmatic reclama a la cadena 2.700 millones de dólares. Ya ha habido una resolución de una sala de apelaciones del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York que ha visto fundamento en un caso que podría acabar también tramitándose en Delaware. Para Fox, que ha aceptado pagar 787,5 millones a Fox para evitar no solo su condena, sino también el espectáculo del juicio, lo que tiene sentido es llegar también a un acuerdo extrajudicial con Smartmatic. Pero a la cadena se le acumulan nuevos frentes: una demanda de una antigua empleada, otra que preparan accionistas de la empresa… Por su parte, Dominion tiene sus propias demandas contra otros canales y personas que la señalaron, como Newsmax o el empresario Mike Lindell, cercano a Trump y gran anunciante de Fox

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La demanda de Smartmatic no solo se dirige contra la Fox, sino también contra algunos de sus presentadores estrella y contra Rudy Giuliani, el abogado y exalcalde republicano de Nueva York que se puso al frente de la campaña de bulos del aún presidente Trump: “Dominion es una empresa que es propiedad de otra empresa llamada Smartmatic, a través de su empresa intermediaria llamada Indra”, dijo en uno de sus desbarres Giuliani, en una cita que aparece en las dos demandas. La compañía española Indra llegó a plantearse acciones legales: ni es intermediaria ni ha participado en procesos electorales en Estados Unidos, como quedó pronto muy claro.

Trump ha tenido siempre la habilidad de no mencionar a ninguna empresa y no ha sido sujeto de ninguna demanda por difamación. Pero su fraude es al conjunto de la ciudadanía, como puso de manifiesto este miércoles el secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, en declaraciones a la CNN. “La verdad importa, la integridad cuenta. Hemos tardado dos años y medio en ser reivindicados”, señaló Raffensperger, el cargo al que Trump le reclamó “encontrar 11.780 votos” para ganar las elecciones en el Estado de Georgia.

El bulo electoral, según Raffensperger, no es solo sobre Dominion. “Es sobre nuestro tejido social. Realmente destrozó a Estados Unidos y destrozó a mi Partido Republicano. Y estoy muy angustiado por eso. Pero ahora, tal vez podamos comenzar ese proceso de reconstrucción sobre la base de la verdad, sobre la base de la integridad, para que podamos pasar página”. Sin mencionar expresamente a Trump, se refirió a él implícitamente una y otra vez: “La mayoría de la gente es buena, pero mucha gente ha sido engañada. Y creo que cuando se den cuenta de que han sido inspirados y engañados por quien le lideraba, van a pedirles cuentas”.

El secretario de Estado de Georgia, que logró salir reelegido pese a la oposición de Trump, llamó a sus colegas de partido: “Es hora de que los políticos despierten, de tener las espaladas fuertes, de que hablen con la gente, salgan ahí fuera y no tengan miedo porque tenemos los hechos, aunque a algunos no les gusten los hechos”.

El temor a Trump sigue dominando a su partido. Raffensperger está bastante solo. Las principales figuras republicanas han preferido guardar silencio. La secretaria de Estado de Nuevo México, Maggie Toulouse Oliver, demócrata, sí se ha pronunciado en esa dirección, como muchos otros compañeros de partido “Las elecciones tienen consecuencias… y las mentiras electorales también. El daño causado por las mentiras electorales / negacionismo desde 2020 es inconmensurable, pero este acuerdo contra Fox News proporciona la rendición de cuentas y envía un fuerte mensaje que estamos contentos de ver”, ha tuiteado.

Trump ha insistido en cada mitin, en cada comparecencia pública, en su bulo electoral. Es, de alguna forma, la piedra angular de su proyecto político, la que le sirve para reivindicarse y para deslegitimar al actual presidente. Aunque interpretar los silencios de Trump y sus causas no es fácil, el expresidente cortó en seco su frenética actividad en Truth, su red social, poco después de conocerse el acuerdo y ha evitado referirse al mismo, al menos de momento. Aunque resulta difícil de imaginar que vaya a cambiar su relato, la rendición de Fox en este caso le debilita. El otro triunfador del acuerdo tampoco estaba en Wilmington el martes, pero tiene allí su casa y la estación de tren lleva su nombre: Joe Biden.

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