La Reserva Federal de EE UU apunta a marzo para la primera subida de los tipos de interés poscrisis



Un operador de Wall Street sigue por televisión la comparecencia de Jerome Powell, responsable de la Fed, el 15 de diciembre.ANDREW KELLY (REUTERS)

La preocupación que suscita la inflación ha sobrevolado la primera reunión del año de la Reserva Federal (Fed, banco central), en un escenario agitado por el ruido de tambores de guerra en Ucrania y el impacto de la variante ómicron en la recuperación económica, sin olvidar el prolongado atasco de las cadenas de suministro. La reunión que este martes y miércoles ha mantenido el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC, en sus siglas inglesas; responsable de la política monetaria) ha coincidido además con días de tremenda volatilidad en los mercados, ansiosos a la espera de conocer cuándo será la primera subida de tipos y cuántas más cabrá esperar este año. El objetivo de la Fed es claro: domeñar la inflación, que en diciembre alcanzó el 7%, la tasa más alta en EE UU desde 1982. El comunicado de conclusiones emitido al término de la reunión no especifica una fecha concreta, pero todo apunta al próximo mes de marzo: “Con una inflación muy por encima del 2% y un mercado laboral fuerte, el Comité espera que pronto sea apropiado elevar el rango objetivo para la tasa de fondos federales”. De momento, al menos hasta la próxima reunión de marzo, los tipos se mantienen sin cambios, en el rango del 0%.

Jerome Powell, presidente de la Fed, ha confirmado el horizonte de marzo en su comparecencia ante los medios. “El Comité se inclina por subir los tipos de interés en la reunión de marzo, suponiendo que se den las condiciones adecuadas para hacerlo, aunque seguimos vigilando todos los riesgos”. “Tenemos bastante margen para subir los tipos de interés sin dañar el mercado laboral”, ha añadido Powell, subrayando que la marcha de la economía estadounidense hace innecesarios “altos niveles de estímulos monetarios” como los inyectados hasta ahora. Sobre la inflación, señaló que la Fed “está comprometida con la estabilidad de precios” en una coyuntura en la que “[la variante] ómicron probablemente influya en el crecimiento económico este trimestre”. La presente oleada del virus desaparecerá pronto, según el responsable de la Fed.

La reunión de enero del FOMC no sirve solo como hoja de ruta para surfear el tercer año de la pandemia; también ha sido la última antes de la esperada primera subida de tipos desde marzo de 2020, que previsiblemente se anunciará durante la reunión prevista para el 15 de ese mes. El ajuste puede oscilar, según estimaciones de los expertos, entre 25 y 50 puntos básicos; es decir, del actual tipo congelado en el 0,25% hasta el 0,50% o el 0,75%. El encarecimiento del precio del dinero dificultará los créditos y contendrá la demanda, sobre todo en la compra de viviendas y automóviles, pero también, eventualmente, la recuperación económica, el temor expreso por la Fed en los últimos meses, desde que dejó de considerar temporal la tendencia inflacionista.

Mark Nash, gestor de fondos de renta fija de Jupiter AM, apostaba en vísperas de la reunión por “una subida de 25 puntos básicos en marzo debido a la coyuntura de práctico pleno empleo y la sostenida presión inflacionista”. En esta convocatoria, pronosticaba Nash, “se discutirán también los planes para el QT [ajuste o endurecimiento cuantitativo]. Es probable que comience a mediados de año, pero aún no se concretará, ya que la compra de bonos continúa en marzo”. La volatilidad de los mercados, “con la caída de las acciones, la ampliación de los diferenciales de crédito y el aumento de los tipos de interés reales”, hará que la Fed se amolde, “sin querer sorprender al alza o a la baja”, preveía el experto de Jupiter AM.

Sobre la compra de activos, a razón de 120.000 millones de dólares al mes en bonos y títulos respaldados por hipotecas desde marzo de 2020, el calendario de tapering [retirada de estímulos] fue anunciado en la reunión de diciembre -el punto de inflexión en la respuesta de la Fed a la pandemia-, a un ritmo de 60.000 millones a partir de este mes. “Esperamos que terminen a mediados de febrero, aunque el debate acerca de terminar a mediados de febrero o de marzo, que es lo previsto, es muy reñido. Es incoherente seguir proporcionando apoyo adicional mientras se señala que la política debe ser más estricta. Sin embargo, dado que el último mes de compras de activos es relativamente pequeño [en cuantía], es posible que al final se atengan al calendario actual”, sostenía antes de la reunión Tiffany Wilding, economista para EE UU de PIMCO. En una reciente comparecencia ante el Congreso, Jerome Powell confirmó el plazo de marzo, aunque el consenso en el seno de la institución sobre lo superfluo de los estímulos en este punto es unánime.

Las conclusiones no han supuesto un sobresalto para nadie, dado que la Fed aborrece sorprender a los mercados; como advertía Ostrum, afiliado de Natixis IM, “está en línea con un cambio gradual pero continuo en el tono de la Fed durante los últimos seis meses, un FOMC más restrictivo en junio y septiembre, y la admisión por Powell de que la inflación no era temporal”. Para comienzos del segundo trimestre, pronosticaba Ostrum, “la Fed habrá terminado su QE [inyección de estímulos], la inflación seguirá estando cerca o incluso por encima del 6%, y el desempleo habrá vuelto al 3,5%, el nivel más bajo antes de la pandemia. En estas condiciones, es muy plausible una subida de tipos antes del verano, lo que deja la posibilidad de tres subidas antes de finales de año”.

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Con la meta del pleno empleo alcanzada -una de las condiciones de la Fed para retirar el respirador a la economía-, dada una tasa de paro del 3,9% en diciembre, la inflación aparece como principal enemigo a abatir, teniendo en cuenta el objetivo de la Fed a largo plazo, el 2%. En el seno de la institución hay un vigoroso debate acerca de si el incremento de los precios se debe al recalentamiento de la economía y del consumo gracias a la inyección masiva de estímulos (los del Gobierno federal sumados a los de la Fed) o a la congestión de las cadenas de suministro por la pandemia. Si se trata de lo segundo, advierten los expertos, la subida de los tipos de interés puede agravar el problema. Junto a las turbulencias del mercado energético por la crisis de Ucrania -el barril de petróleo Brent ha superado hoy los 94 dólares, por primera vez desde 2014-, la variante ómicron del virus ha ralentizado la economía y podría retraer el gasto.

“Es probable que la declaración de Powell deba actualizarse para reflejar la desaceleración económica que se aprecia en los indicadores de actividad como resultado del repunte de casos del virus. Sin embargo, es probable que siga haciendo hincapié en los riesgos al alza para la inflación derivados de un nuevo choque de la oferta”, sostenía Wilding, quien prevé “tres o cuatro subidas de tipos este año y un comienzo más temprano y rápido del QT, que esperamos comience en junio o septiembre”. Pese al cambio de letra, la melodía de la Fed -el consabido tono de cautela que enfatiza la incertidumbre y los riesgos para el crecimiento-continúa sonando.


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