La Roja se zampó el yogur búlgaro

Los aficionados españoles aún no han olvidado el memorable 12-1 a Malta, conseguido el 21 de diciembre de 1983 ante 30.000 almas en el Benito Villamarín, y que supuso la clasificación de la Roja para la Eurocopa de 1984. Fue una goleada memorable, de las que ya no se ven, pero no la mayor que ha firmado la Selección en su historia, aunque sí en partido oficial. Cincuenta años antes de aquella mágica noche en Sevilla logró otro hito, a buen seguro muy difícil de superar.



Ocurrió en un amistoso disputado el 21 de mayo de 1933, día en el que España, dirigida desde el banquillo por José María Mateos, se impuso por 13-0 a Bulgaria (curiosamente la mayor goleada de la Roja en un Mundial también fue precisamente ante esta misma selección, un 6-1 en Francia 1998).

En el partido que nos ocupa, disputado en un embarrado Chamartín, los artilleros fueron Chacho, con ¡seis goles!, Elícegui (3), Luis Regueiro (2), Crisanto Bosch (1) y el búlgaro Mitchalov, en propia puerta, al desviar un tiro del gallego Chacho.

Con su media docena de dianas, Eduardo González Valiño, conocido futbolísticamente como Chacho, tuvo el ‘gustazo’ de batir a dos porteros diferentes, Dermonky -sustituido en el minuto 41- y Masnikov. Les endosó tres a cada uno. La alineación que el seleccionador Mateos puso en liza aquel día ya forma parte de la historia: Zamora, Ciriaco, Quincoces I, Cilaurren, Gamborena, Luis Regueiro, Marculeta, Crisanto Bosch, Chacho, Elícegui y ‘Pitus’ Prat.

Tal fue el recital español y el goteo de goles, que la afición no aguantó el chaparrón, ni el que caía de las nubes ni el que le caía a Bulgaria. Trece goles parecieron demasiados a los seguidores del fútbol de aquella época. Hasta la prensa consideró el 13-0 una “catástrofe”. “El éxito fácil del equipo español no impresionó al público, que salió defraudado. No hubo brillantez, por la tremenda diferencia. Es necesario que no vuelva a ocurrir nunca. Sería el desprestigio definitivo ante nosotros mismos”, se podía leer en las crónica del partido.

Lo cierto es que pocos años después la Guerra Civil acabaría poniendo fin a una gran generación de futbolistas. Ganaron 4-3 a Inglaterra en 1929 (la primera vez que los inventores del fútbol eran derrotados fuera de las islas), completaron un gran Mundial de 1934, en la que fue su primera participación en un Campeonato del Mundo, y derrotaron a la Alemania de Hitler en Colonia en 1935.

El héroe inesperado

Nacido en A Coruña en 1911, Chacho, con sus seis dianas a Bulgaria, encuentro en el que debutó con la Roja, cuenta con la mejor media goleadora de todos los futbolistas que han vestido la camiseta de la Selección, pues anotó siete en tres partidos con el equipo nacional entre 1933 y 1934.

Delantero elegante, inteligente e intuitivo, acudió al Mundial de Italia, donde vivió la eliminación española en la conocida como ‘Segunda batalla de Florencia’, en la que un gol ilegal de Giuseppe Meazza dio la clasificación a los transalpinos.

Lastrado por las lesiones de menisco, aquel fue el último partido como internacional de Chacho, quien fallecería en 1979 después de convertirse en soldado de artillería durante la Guerra Civil. Hoy un pequeño monolito le recuerda en los aledaños del estadio de Riazor. Su récord anotador hace que nadie olvide que fue un futbolista adelantado a su tiempo.


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