El 3 de setiembre la grieta que separa al empresariado independentista moderado y el Govern coge tal dimensión que pone en peligro el apoyo a Junts per Catalunya. El origen vuelve a situarse en el Palau de la Generalitat, donde el president Quim Torra anuncia una crisis de gobierno con el fin de cesar a tres consejeros. El punto crítico para los empresarios es la destitución de la titular de Empresa, Àngels Chacón, a quien se considera una consejera diligente, que ha mantenido una interlocución continuada desde el inicio de la pandemia y que, sobre todo, ha actuado como dique de contención ante la voluntad de Presidencia de ceder a las demandas de Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y representante del secesionismo más exacerbado dentro del empresariado. “A Junts esto le pasará factura. En el mundo empresarial hay follón y la gente ha dicho basta”, le comenta Pau Relat, presidente de Fira de Barcelona, a David Madí, antiguo hombre de confianza de Artur Mas y ahora próximo a Jordi Sànchez, presidente de Junts per Catalunya.
La conversación figura en uno de los audios grabados por la Guardia Civil en sus pesquisas de la operación Voloh, en la que se investiga el posible desvío de recursos públicos para financiar el procés y el supuesto uso de influencias en el Govern de Madí y de Xavier Vendrell (ERC) para hacer negocios. En la grabación Relat muestra su enfado con el Ejecutivo catalán por los movimientos en la cartera de Empresa en lo que parece representar “el malestar generalizado en el mundo empresarial”. El ejecutivo no es solo el máximo representante en Fira de Barcelona. Hasta asumir ese cargo, fue el presidente de Femcat, un lobby que aglutina a significativos empresarios próximos al secesionismo moderado.
“La gente está dispuesta a coger a Chacón, al PNC [Partit Nacionalista Català que lidera Marta Pascal], al PDeCAT y a quien haga falta. Toda la clase empresarial –abunda Relat– que venía siguiendo a Junts hoy ha desconectado. Gente que tú conoces bien y que yo conozco bien y que han estado pagando y hoy han dicho basta”. Madí asiente atropellado ante las afirmaciones del presidente de Fira, que acusa a Torra de haber cesado a Chacón por “un caso de persecución ideológica”: “Es un drama, son unos incompetentes. Están haciendo lo mismo que estamos criticando. Están haciendo lo mismo que hicieron los nazis con los judíos”.
En la conversación, Relat sostiene que el único motivo para destituir a Chacón, a quien considera “la menos mala de todas las consejeras” catalanas, es su oposición a una demanda de la Cámara de Comercio de Barcelona que había tenido éxito entre el equipo de Quim Torra y que, en cambio, había generado un grave malestar entre sindicatos y patronales: una nueva ley de cámaras que dotara de representatividad institucional al organismo, pese a ser una corporación de derecho público. “Torra está enloquecido con Canadell y Chacón le dijo que por encima de mi cadáver”, sostiene Relat sobre un supuesto desafío en público de la exconsejera de Empresa al expresident.
Los asentimientos de Madí son continuos y le explica que le ha comunicado el desconcierto generado por la crisis de gobierno –”me parece impresentable”, afirma– a Jordi Sànchez, presidente de Junts per Catalunya y con quien mantiene una estrecha relación. La respuesta, explica, es que Torra va por libre. “Torra es una cabra loca”, le dice. Y a partir de ahí empieza una carrera de descalificativos hacia el entonces president de la Generalitat. “Es un hombre histérico, no piensa antes de actuar”, dice Relat. “No está preparado y le viene grande; no entiende que es un hombre accidental”, sube el tono Madí. Y corona Relat: “Tenía que ser un tonto útil y se ha creído el cargo y es peligrosísimo. Es como darle una metralleta a un mono. Disculpa. Es dramático para el país”, corona Relat.
Pocos segundos después Madí vira la conversación hacia el sucesor de Chacón, Ramon Tremosa. Asegura que le conoce bien porque le dirigió la campaña de las elecciones europeas de 2010. “Lo conozco bien. Es formado academy”, dice después de afirmaciones más graves: “No trabaja; es gandul. Interlocución la que quieras”.
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