La Rusia de Putin marca distancias con el legado de Gorbachov

La Rusia de Putin marca distancias con el legado de Gorbachov

La pérdida del estadista que abrió el mundo a los millones de ciudadanos de la Unión Soviética era esperada. Mijaíl Gorbachov (Stávropol, 91 años) tenía una avanzada edad y padecía una grave enfermedad. Sin embargo, el Kremlin ha preferido tomarse su tiempo tras su muerte para decidir si celebra o no un funeral de Estado en su honor. Para Vladímir Putin, el último líder soviético nunca dejó de ser el hombre que tenía las riendas durante “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”, el derrumbe de la URSS.

“Mijaíl Gorbachov fue un político y hombre de Estado que tuvo un enorme impacto en el curso de la historia mundial”, arranca el pésame oficial del Kremlin, un comunicado donde Putin ha medido al milímetro cada una de sus palabras. “Dirigió nuestro país durante un periodo de cambios complejos y dramáticos, de desafíos económicos, sociales y de política exterior a gran escala”, continúa su declaración antes de subrayar que el exmandatario comprendió que era necesario emprender reformas “y aspiró a ofrecer sus propias soluciones a problemas urgentes”.

Putin, que en el pasado ha responsabilizado indirectamente a Gorbachov de la pérdida del statu quo ruso frente a la OTAN, destacó en su pésame la labor del estadista, una vez estuvo lejos del poder. “Quiero destacar especialmente las grandes actividades humanitarias, caritativas y educativas que Mijaíl Serguéivich Gorbachov ha realizado en los últimos años”, añadió Putin.

“Un telegrama dolido. Es visible que Putin, por un lado, tiene que reconocer la escala histórica de Gorbachov, pero solo en la política internacional, y, por otra parte, hay un deseo de subestimar su rol dentro del país”, analiza la politóloga rusa Tatiana Stanovaya. La experta remarca que Putin habla de reformas “y no de cambios, una palabra negativa para los rusos en lugar de un peligroso ‘cambio positivo”, y señala que el Kremlin dice veladamente que Gorbachov “solo aspiró a buscar soluciones”, una pista de que no hizo más para evitar la tragedia.

Al ser preguntado por si Gorbachov recibirá un funeral de Estado, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió así esta mañana: “Todavía no hemos tomado ninguna decisión. El día ha comenzado y hace falta tener un poco de paciencia”.

Gorbachov, junto a su esposa, Raisa Gorbachova, en un acto en San Pertersburgo, en mayo de 1994. Detrás de ellos, Putin, entonces presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la ciudad.ZUMAPRESS.com / Cordon Press PhotoXpress (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)

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Gorbachov no será enterrado en la necrópolis situada junto a la muralla del Kremlin y el mausoleo de Lenin, en la plaza Roja. Allí reposan los restos de otros líderes soviéticos, incluido Stalin. Sin embargo, el último dirigente de la URSS descansará en paz en el cementerio Novodévichy de Moscú junto a su esposa, Raisa Gorbachova, a quien perdió hace casi un cuarto de siglo.

A la espera de saber si habrá un acto de Estado, el entierro de Gorvachov tendrá lugar este sábado en el cementerio Novodévichy de Moscú. También ha sido aprobada la ceremonia de despedida en la Casa de los Sindicatos”, ha anunciado la hija de Gorbachov, Irina, a la agencia Interfax

“Nos regaló 30 años de paz”

El fallecimiento de Gorbachov ha suscitado reacciones ambivalentes sobre su figura. Por un lado, la prensa rusa ha destacado su peso histórico y su faceta humanista. Por otro, también ha hecho hincapié en la tristeza que ha provocado su pérdida en Occidente. Para muchos, sus dos grandes reformas, la perestroika (reestructuración económica) y la glasnost (transparencia) culminaron en una estrepitosa crisis, y solo Putin devolvió al país su estatus de potencia.

Otro mandatario nacido de la caída de la URSS, el bielorruso Alexánder Lukashenko, también hizo público un mensaje de pésame a la familia en el que destacó “su contribución personal al alivio de las tensiones internacionales y al desarme nuclear mundial a finales del siglo XX”. Lukashenko, aferrado al poder desde 1994, cambió la Constitución justo al inicio de la ofensiva rusa sobre Ucrania e incluyó la posibilidad de que Moscú despliegue armas de destrucción masiva en su país.

Gorbachov ganó el premio Nobel de la paz en 1990 por su esfuerzo en llevar la democracia a su población y en poner fin a la Guerra Fría a través del control de las armas nucleares. Con sus luces y sombras, el legado de Gorbachov ha sido borrado de la faz de Rusia tras dos décadas de hiperliderazgo en el Kremlin. “Nos regaló 30 años de paz. No habrá otro regalo así”, fue el homenaje al estadista del premio Nobel de la paz del año pasado, del director del periódico independiente Nóvaya Gazeta, Dmitri Murátov. Su diario suspendió su actividad pocas semanas después de comenzar la ofensiva sobre Ucrania tras recibir varias advertencias por parte de las autoridades rusas por su cobertura de la guerra. Además, Murátov fue atacado poco después mientras viajaba en un tren, un incidente que quedó grabado. La policía no investigó más.

“No consideraba matar una virtud”, agregó el periodista en su columna, y recordó que el joven Gorbachov vio los horrores de la guerra en primera persona. En cambio, el mayor Gorbachov “estaba seguro de que había pasado el momento de resolver los problemas del orden mundial por la fuerza”, como demostró con medidas desde el fin de la invasión soviética de Afganistán a la puesta en libertad de los presos políticos. Hoy, Rusia vive otra guerra y numerosos opositores han huido del país o están encerrados en la cárcel.

El Fondo Gorbachov, creado por el último presidente de la Unión Soviética el mismo mes que esta llegó a su fin, rindió homenaje a su fundador con una foto en blanco y negro. El portal de la organizaciónestá encabezado con una cita suya: “O bien el siglo XXI será el siglo del agravamiento total de una crisis mortal, o bien será un siglo de purificación moral y recuperación espiritual de la humanidad”.

Grigori Yavlinski, miembro del último Gobierno soviético y autor en 1990 del Programa de los 500 días para la transición de la URSS al libre mercado, y posteriormente presidente del partido liberal y proeuropeo Yábloko, dio las gracias a Gorbachov por haber dado la libertad “a cientos de millones de personas de Rusia y sus alrededores, y a la mitad de Europa”.

“[Gorbachov] nos dio la oportunidad de vivir no en una atmósfera de miedo, mentiras e hipocresía, sino de determinar nuestro propio destino”, dijo por su parte el exministro de Economía Andréi Necháyev, el primer responsable de las finanzas de Rusia tras la desaparición de la URSS.

Con la apertura de Gorbachov, llegaron los primeros medios independientes. Entre ellos, la radio Eco de Moscú, fundada en 1990 y liquidada este año, al comienzo de la guerra de Ucrania, tras ser bloqueada por el Kremlin por su cobertura de la ofensiva rusa. “Mijaíl Serguéivich se ha ido. Todos somos huérfanos”, escribió en su canal de Telegram su exdirector, Alexéi Venediktov.

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