El intento de llegar a Canarias por parte de migrantes africanos resulta cada vez más letal. Las diferentes rutas de las pateras hacia Canarias se han cobrado 786 vidas en lo que va de año, algo más de tres por día y el 129% más que en 2020 a la misma fecha (343). Solo durante el mes de agosto, se produjeron 379 muertes, en uno de los meses más trágicos de los que se tienen registros en esta zona del Atlántico, según los datos de Naciones Unidas recogidos por Efe y confirmados por EL PAÍS. En todo 2020, la ONU contabilizó 850 muertos y desaparecidos.
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La última de las muertes se ha producido este mismo martes. Salvamento Marítimo ha rescatado en las cercanías del Roque del Este, al norte de Lanzarote, una patera con 31 varones magrebíes a bordo, entre ellos un fallecido, según ha informado el organismo. Un particular dio la voz de aviso de esta embarcación, tras el cual Salvamar Al Nair ha salido en su búsqueda y puso rumbo al puerto de Arrecife.
La llegada de inmigrantes procedentes de África se ha acelerado con el fin del verano. Los últimos datos ofrecidos por el informe quincenal del Ministerio del Interior cifran en 9.255 los inmigrantes llegados a bordo de 243 pateras o cayucos, lo que supone un alza del 135% respecto a 2020, año que acabó siendo el segundo con más llegadas tras 2006. Solo el pasado lunes llegaron a las costas canarias 123 personas en tres embarcaciones diferentes. Entre la medianoche del lunes y la madrugada del martes, Salvamento Marítimo rescató a dos embarcaciones y las trasladó a Arguineguín (Gran Canaria), mientras que una tercera patera arribó por sus medios a Lanzarote. Los tres botes sumaban 89 personas.
La peligrosidad ha ido de la mano del aumento de llegadas. Las muertes contabilizadas por el programa Missing Migrants (Inmigrantes Desaparecidos) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ponen de relieve que por cada 11 personas que logran llegar a las costas de las islas se pierde una vida. Y eso, a pesar de que la OIM precisa siempre que sus datos deben tomarse como “cifras mínimas”, ya que reconoce que existen varios “naufragios invisibles” en los que no tiene forma de documentar qué les ocurrió a los ocupantes de esas pateras, porque no se ha recuperado ningún cuerpo ni hay ningún superviviente que pueda aportar su testimonio. Por eso, la ONG Caminando Fronteras, colectivo que sigue también de forma intensa lo que ocurre en la Ruta Canaria, eleva el balance de víctimas por encima de los 2.000 (1.922 en el primer semestre), porque, en su caso, incluye los ocupantes de una treintena de pateras que desaparecieron sin dejar rastro.
“La falta de datos completos sobre las personas migrantes muertas y desaparecidas narra una historia incompleta de las vidas que se pierden debido a la falta de vías seguras y legales para migrar a España”, aseguran fuentes del programa Migrantes Desaparecidos. “Esta historia refleja la falta de sistemas de coordinación y búsqueda de personas migrantes muertas y desaparecidas que permitan investigar los casos de personas fallecidas o desaparecidas, promover la identificación de los cuerpos como responsabilidad del Estado, establecer mecanismos de búsqueda transnacionales, localizar a las familias de personas migrantes desaparecidas, acompañarles durante el proceso de identificación y facilitar las repatriaciones de los cuerpos identificados a los países de origen”.
Agosto ha resultado ser el mes más letal. Durante sus 31 días volcó una neumática con 52 ocupantes a 250 kilómetros de Canarias y solo sobrevivió una mujer, que sigue hospitalizada. Además, una patera se perdió a 500 kilómetros de El Hierro y murieron 29 personas, entre ellas siete niñas; otra neumática quedó a la deriva en El Aaiún y fue encontrada dos semanas después en Mauritania con solo siete personas a bordo (de 54 que partieron). También hay que contabilizar otro naufragio con una decena de muertos en Lanzarote.
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