La Sagrada Familia recurre a un ‘cepillo’ digital para paliar la caída de visitantes

La Sagrada Familia no tiene asegurados los ingresos que hasta la pandemia le propiciaban las visitas del turismo y por eso ha decidido intensificar otras medidas para captar ingresos, como la búsqueda de patrocinadores e intensificar la petición de donativos online, una suerte de cepillo telemático al alcance de todo el mundo. En esas circunstancias, los responsables de la Junta Constructora no se atreven a esbozar una fecha de fin de las obras que antes de la crisis sanitaria se fijó en 2026. Hoy por hoy, la única fecha segura es la de la culminación de la torre de la Mare de Déu, que será el 8 de diciembre de este año. Los técnicos y arquitectos han presentado esta mañana cómo será el terminal que culminará la torre de Jesucristo que será el punto más elevado de Barcelona con 172,5 metros. La culminación de esa torre será una inmensa cruz de 17 metros de altura con unos brazos de 13.5 metros de longitud. Se podrá acceder a la cima de ella por 118 escaleras desde las que se podrá ver la ciudad a través de los prismas de cristal. Esa torre está actualmente en el nivel seis y a partir del año que viene prevén que pueda ir subiendo.

Los responsables de la Junta no se atreven ahora a hacer previsiones: “La incerteza de ingresos hace muy difícil prever el ritmo de las obras y hasta 2024 no creemos que podamos tener una idea de cuándo se podrá culminar”, ha explicado Xavier Martínez, director general de la Junta Constructora de la Sagrada Familia. Después de un 2020 con apenas visitantes por el cierre de la pandemia -en los meses de verano solo tuvieron 12.000- este año las visitas se han ido incrementando, pero a niveles que nada tienen que ver con las plusmarcas que año tras año batía el templo diseñado por Gaudí. De mayo a finales de agosto tuvieron 359.000 y prevén terminar el año con 810.000 visitantes, lo que supone un 17% de los que tuvieron en 2019. “Si las cosas van moderadamente bien para 2022 calculamos que estaremos en 1.600.000 y no creemos que sea posible volver a las cifras de antes de la pandemia hasta 2024″, ha matizado Martínez.

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De ahí que ahora el templo va a iniciar una intensiva campaña para obtener más fondos vía digital. Ya insertaron una campaña en su página web en la primavera, lo que les reportó unos 250.000 euros de ingresos. Están convencidos de que la gente que puede hacer donativos es muchísima más, precisamente por el impacto internacional de la obra de Gaudí, y piensan mejorar ese sistema. De las cantidades aportadas, un 46% proceden de España, un 28% de Estados Unidos, un 15% de Alemania y un 8% de Japón. La esponsorización de actos y la búsqueda de patrocinadores va en esa misma línea. La caída de ingresos ha tenido un impacto directo en los presupuestos: si en 2019 fueron de 100 millones de los que 65 se dedicaron a las obras, el de este año ha sido de 19 millones, 8,2 para las obras. Un 2021 que ha sido, también, de reducción de la plantilla – de unos 120 trabajadores- de los que un 30% permanecen en ERTE.

El templo se acabará

A diferencia de lo que ocurría antes del covid, ahora la mayoría de los visitantes son españoles: un 33%, seguidos en un 21% por franceses, 16% de los Países Bajos, 11% de Estados Unidos y un 7% de italianos. En todo caso, los responsables del templo quieren dejar claro que la Sagrada Familia se acabará y con ese fin han realizado un video promocional. También insisten en que las obras de prolongación del conjunto que ideó Gaudí se hacen tal como él las proyectó. “Esto es Gaudí”, ha contestado el arquitecto jefe Jordi Faulí al ser preguntado por las críticas de escuelas de arquitectura de Reus que son partidarios de demoler todo lo que no es la fachada original de Gaudí. Esto es, la fachada del Naixement que ahora iniciará un proceso de rehabilitación.

Lo que ahora está bastante aparcado es el proyecto que tenían de crecer por encima de la calle de Mallorca con la intención de emular la proyección de una gran rambla de acceso a la fachada de la Glòria. “Las conversaciones que teníamos con el Ayuntamiento y con los vecinos quedaron aparcadas por la pandemia”, ha puntualizado el director general de la Junta.


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