La Sampdoria anula a una pobre Juve

A esta Juventus de emergencia ante tantas bajas -Di María, Pogba, Chiesa, Bonucci…-, le urgen soluciones ofensivas. Vengan por parte de los lesionados, de Massimiliano Allegri o las encuentre en el mercado, con Memphis Depay como producto más reclamado. La ‘Vecchia Signora’ fue un equipo pobre ante una muy trabajadora y bien ordenada Sampdoria, que anuló a un centro del campo que apenas intervino para lograr aislar a Vlahovic. El regreso de Rabiot y la primera titularidad de Kostic pasaron del todo inadvertidos y a Allegri no le gustaron nada las prestaciones de su medular, formada por el francés, Locatelli y McKennie. La prueba irrefutable fue que diera entrada a los jóvenes Miretti y Rovella por Locatelli y McKennie en la segunda mitad. 

Las bajas y el cambio de esquema del 4-4-2 al 4-3-3 no le sentaron nada bien a una Juventus con poca chispa, apenas animada por leves impulsos dentro de su mediocridad con el esférico. La ‘Vecchia Signora’ logró salir indemne del enérgico inicio de la Sampdoria, dominadora del cuero en los 10 primeros minutos y a punto de complicarle la vida a los de Allegri a través de Léris, plantándose solo ante Perin a pase de Sabiri y viendo cómo le frustraba el guardameta de la Juventus. 

La Juve se hizo con el control del balón a partir del cuarto de hora que no con el dominio. La Sampdoria, a veces replegada con un 4-4-2, a veces con un 4-5-1, defendía muy bien a lo largo y a lo ancho y todo lo que pudiera generar un cuadro turinés sin soluciones colectivas quedaba reducido a algún fallo de la ‘Samp’ o a algún momento de inspiración individual. Sólo se dio en una ocasión, cuando Cuadrado recuperó en campo contrario pero tiró al muñeco ante Audero. 

El esférico pasaba más tiempo en los pies de los centrales –Bremer y Rugani, el sustituto de Bonucci-, que de los centrocampistas, inéditos durante la primera parte. También Rabiot, tan aclamado su regreso. El francés, junto al otro interior, McKennie, intentaba romper al espacio que dejaban los laterales de la Sampdoria cuando saltaban a por los extremos ‘bianconeros’, Kostic y Cuadrado, pero todo se quedó en buenas intenciones. 

Bien encimados por los laterales de la ‘Samp’, Beresynski y Augello para nunca poder ir al espacio, ni Kostic ni Cuadrado aportaban desequilibrio. El principal argumento que esgrimía el conjunto de Turín eran los balones largos buscando a los extremos o los laterales -Alex Sandro y Danilo-, cuando estos estiraban. Pero la sincronización entre el movimiento de balón y el del jugador era nula. Así, imposible que Vlahovic pudiera activarse. 

Otro aire con Miretti y Rovella pero insuficiente 

La Juve ganó en fluidez en la segunda parte, también porque la Sampdoria alivió algo su presión y los espacios aparecieron para que los de Allegri pudieran encontrar más veces dentro a los interiores. En la medular, la entrada de Miretti, de 19 años, por McKennie alumbró al juego ‘bianconero’ y su efecto fue inmediato, al robar un balón en la salida del conjunto genovés y abrir a banda para Vlahovic, que centró para la llegada desde segunda línea y el remate a la red de Rabiot. Sin embargo, el gol fue anulado tras ser revisada la jugada. 

La entrada de otro joven como Rovella -20 años- por Locatelli en el centro del campo evidenció la disconformidad de Allegri con su medular titular. Aunque activaron un medio ausente por completo en la primera mitad, la Juve siguió careciendo de clarividencia en su circulación de balón. El eterno Fabio Quagliarella entró a escena en el segundo tiempo y acercó al gol a la Sampdoria y, en el añadido, Audero salvó el encomiable trabajo del equipo de Marco Giampaolo con una hábil intervención a remate de Kostic tras centro de Kean. La Juve necesita mucho más.