Modibo
Sagnan cumple hoy 21 años y, si ha soplado las velas para celebrarlo, lo habrá hecho en la soledad de su confinamiento en Miranda
de
Ebro. Si hace poco más de un año, cuando se anunció su fichaje por la Real, le hubiesen dicho que su 21 aniversario lo iba a celebrar sin poder salir de su casa en la pequeña localidad burgalesa, difícilmente hubiera dado crédito a la teoría.
La realidad, en cualquier caso, supera habitualmente a la ficción y es Miranda, y concretamente Anduva, el escenario en el que el joven central francés debía dotar de horas de vuelo a su todavía incipiente carrera, después de haber invertido la primera mitad de la campaña en una suerte de rodaje, una fase de aclimatamiento en todos los sentidos a la realidad competitiva y de entrenamientos de la liga española.
El problema para Sagnan es que apenas ha tenido tiempo para despegar. El galo aterrizó en tierras burgalesas el 30 de enero y, poco más de un mes después, la competición se detuvo obligando al francés a permanecer en Miranda en estas casi cinco semanas que llevamos confinados. Lo peor para el defensa es que el aplazamiento de la liga en Segunda División se produjo cuando había empezado a adquirir importancia.
Sagnan debutó jugando el partido al completo frente al Albacete en casa (1-1) y había disputado cuatro de las cinco jornadas ligueras que se habían celebrado desde entonces. Titular también en los otros tres encuentros que jugó (Extremadura, Girona y Alcorcón), sólo un mal golpe en el minuto 66 frente a la escuadra catalana evitó que Sagnan completara los cuatro encuentros que le ha dado tiempo de jugar en el equipo ‘jabato’. 336 minutos sobre el terreno de juego que, en cualquier caso, casi superan los 401 minutos oficiales que había jugado en 2019. En el arranque de año sólo disfrutó de 311 minutos en el Lens del que procede ya que desde que trascendió su fichaje por la Real apenas volvió a jugar y, como txuri urdin, su único bagaje oficial eran los 90 minutos de los que gozó en la primera eliminatoria copera, frente al Becerril.
Sagnan vive solo en Miranda lo que, para alguien que está fuera de su país y que además se ha visto obligado a efectuar una segunda mudanza respecto a su primer destino (Donostia), no debe de ser sencillo. En este tiempo de confinamiento no cuenta, además, con el habitual apoyo físico de Agirretxe, responsable del seguimiento de los cedidos. El usurbildarra ha sustituido sus visitas a los futbolistas por un regular contacto telefónico. Mientras, el francés continúa con la rutina de tareas que cada semana les ordena el equipo -el domingo descansan-, con la idea de regresar la próxima temporada a Zubieta siendo mejor jugador. Aunque el coronavirus haya interpuesto un obstáculo de incertidumbre en su propósito
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