La decisión de la UEFA de desplazar la Eurocopa que debía celebrarse este verano a junio de 2021 se ha convertido en un aliado inesperado para la Real. En una temporada en la que sus mejores piezas están brillando a gran altura, exponerles en el escaparate que siempre supone una gran competición por selecciones acarreaba el riesgo de que fueran detectados por algún club que, por la razón que fuera, no había reparado en ellos.
Aunque en el fútbol global actual parece difícil que el talento de los Isak, Oyarzabal, Merino y compañía escape al ‘scouting’ de los más poderosos clubs del continente, es un alivio para la entidad txuri urdin que la capacidad de seducción que tengan sus futbolistas se vaya a limitar a su rendimiento en la Real.
Al fin y al cabo, las piezas más apetecibles de la plantilla de Imanol o están atadas con largos contratos y altas cláusulas -es el caso de Oyarzabal o Isak– o están camino de ello -se negocia con Merino para renovar-. Y esos altos precios suelen ejercer de dique de contención ante los más grandes clubs, acostumbrados a pagar esos dinerales en otros caladeros pero a los que suele parecerles caro pagar por futbolistas de un club de la dimensión de la Real. Una gran actuación en un Europeo o en un Mundial suele cambiar esa perspectiva y eso, al menos este verano, no sucederá.
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