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La tasa de jóvenes que viven con sus padres en el sur casi duplica a la del noreste



El de los jóvenes españoles puede ser un colectivo homogéneo en ciertos aspectos, pero no en el relativo al mercado residencial. Al analizar su papel en el sector de la vivienda afloran diferentes realidades, determinadas no solo por los rangos de edad y renta, sino por la ubicación, la realidad del mercado y los modos de vida de cada zona. Según los datos de Aedas Homes, solo el 40% de los jóvenes de entre 25 y 40 años viven en un inmueble de su propiedad. El resto, en casi un 30% en ambos casos, reside o con sus padres o de alquiler.
Pero estas cifras reflejan la media. Al escarbar en los diferentes lugares se observa, por ejemplo, que la tasa de jóvenes que no han abandonado el hogar familiar en el sur (39%) casi duplica a la del noreste (22%) y supera con creces a la de Madrid (16%). También se ve que la propiedad en Barcelona (27%) se queda en casi la mitad que la tasa del norte central (52%), con la capital en posición intermedia (38%).

Las áreas de Barcelona y Madrid, explica el director del Área de Data y Transformación Digital de Aedas Homes, Jorge Valero, “son los principales focos de atracción de jóvenes de otras zonas o provincias, tanto por cuestiones educativas como laborales”. Por eso, “la forma más ágil para dejar de vivir con los padres son las fórmulas en las que se comparte piso o se vive de alquiler, ya que reducen el desembolso inicial respecto a la entrada necesaria para adquirir una vivienda y permiten una movilidad mayor”.
Esto explica, en parte, por qué en el sur y en el norte central, zonas menos atractivas en lo laboral y académico, la proporción de alquilados es mucho menor (19% y 18%, respectivamente) que en las dos grandes urbes, que superan el 34%. Norte central y sur, sin embargo, presentan importantes brechas en otros puntos como la propiedad (52% y 39%, respectivamente). Como apunta Valero, “los factores más importantes para lograr la ansiada emancipación son el mercado laboral y la movilidad que requiera, el tipo de actividad predominante, la estacionalidad, los ingresos disponibles y la cultura existente en la zona”.
En buena parte de estos aspectos, como la temporalidad o estabilidad laboral, norte y sur difieren en gran medida. Así, las mayores tasas de emancipados, dejando de lado Madrid y Barcelona, se encuentran a lo largo de todo el norte, reduciéndose a medida que se avanza hacia Andalucía.
Las dos grandes ciudades, recuerda el experto, no presentan tampoco un comportamiento similar. Así, es importante reseñar que mientras en el tramo de edad inferior, de 25 a 34 años, los jóvenes de Barcelona viven compartiendo piso en una proporción mayor que en Madrid (20% frente a 7,5%), en el tramo de edad superior (35-40 años) se tornan los resultados y los madrileños son los que manifiestan en un porcentaje superior que comparten piso, “incluso creciente respecto al tramo inferior”, un 9,1% frente al 4,2%.
En España, apunta Valero, la edad de emancipación ha sido tradicionalmente alta por motivos culturales. “Aún seguimos pensando que la única opción válida es la compra, y ello obliga a los jóvenes a ahorrar durante varios años una vez han arrancado su carrera profesional”. En esta línea, el noreste es el área más influida por el impacto cultural europeo –y donde menos peso tiene la posesión de inmuebles– mientras que en el centro y el norte del país prima la propiedad privada.
Sorpresas en la propiedad
Analizando los mismos grupos de edad en función del poder adquisitivo, llama la atención, recalcan desde Aedas Homes, que los jóvenes de entre 25 y 34 años que cuentan con una mayor capacidad económica familiar sean los que viven con sus padres en un mayor porcentaje, un 46%, mientras que en el perfil económico más bajo el porcentaje se reduce en 16 puntos. Pero es más destacable que este segmento económico inferior sea en el que un mayor porcentaje de jóvenes manifiesten vivir en una casa en propiedad, casi el 40%, mientras que en el escalón económico más elevado la tasa se reduce hasta el 16,4%. La percepción social que en España da pie a la propiedad alimenta esta opción principalmente entre las rentas bajas.
Es llamativo también el comportamiento en el alquiler, plano en ambas segmentaciones y fruto de aquellas personas que consideran el arrendamiento como una opción para vivir no solo a corto plazo, sino también a largo. Con todo, el 42% de los jóvenes de entre 35 y 40 años de un perfil económico medio-bajo viven arrendados, un crecimiento muy importante, ya que entre los 24 y 35 años únicamente el 28,6% optan por esta opción.


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