La UE busca mantener viva la perspectiva de integración de los Balcanes frente a la pujanza de China y Rusia

La UE busca mantener viva la perspectiva de integración de los Balcanes frente a la pujanza de China y Rusia

La UE no quiere perder el paso en los Balcanes. Frente a la pujanza económica de China y los movimientos de Rusia para influir en la región, la Unión Europea trata ahora de mantenerlos anclados y mostrar que el proceso de integración de los seis países —muchos de los cuales llevan años pavimentando la vía para su ingreso— no está paralizado. Los líderes de los Estados miembros y Albania, Bosnia, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia se han reunido este martes en Tirana (Albania) en la primera cumbre UE-Balcanes que se celebra en la región (las anteriores habían sido en territorio comunitario). La cita es también una forma de simbolizar que esta vez es la Unión la que se acerca a los seis Estados, en los que ha cundido cierta frustración por la lentitud de los compromisos de la Unión. Sobre todo desde hace meses, con la designación rápida de Ucrania como candidata al club comunitario. La UE busca, además, alinear a los Balcanes —un territorio geoestratégico y también crucial por las rutas migratorias que desembocan en los Estados miembros— con la política de sanciones europeas sobre Rusia por su guerra en Ucrania. En algunos países de la región, ese castigo a Moscú es más laxo o directamente no se cumple, como en Serbia.

“Estoy absolutamente convencido de que el futuro de nuestros hijos será más seguro y más próspero con los Balcanes Occidentales dentro de la UE y estamos trabajando muy duro para lograr avances”, ha remarcado el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, en una conferencia de prensa tras la reunión en Tirana a la que han asistido los líderes de 23 Estados miembros ―el presidente español, Pedro Sánchez, no ha acudido; tampoco los jefes de Estado y de Gobierno de Polonia, Letonia y Dinamarca―, y en la que se ha acordado la “aceleración” del proceso de ampliación, pero donde también se ha reclamado a los países que asimilen sus políticas de visado (algunos tienen pactos bilaterales con países terceros y permiten a sus ciudadanos ingresar sin visado) a las de la UE, en un intento de taponar la ruta migratoria de los Balcanes, la más activa ahora mismo hacia la UE.

La capital albanesa, que ha tenido un día festivo oficioso este martes, se ha engalanado para la cumbre, con las calles del centro y cercanas al lugar donde se celebra la cita ribeteadas de banderas albanesas y de la UE, en comunión. Aunque no todo ha sido festivo. Durante la cumbre, la oposición albanesa ha convocado una manifestación contra el Gobierno en la que el opositor Sali Berisha ha sido agredido. Mientras, en el palacio de congresos donde se han reunido los líderes, la presidencia albanesa ha agasajado a sus invitados con danzas tradicionales bajo el sol de diciembre y también con un grupo de bailarinas de street-dance vestidas con jerséis azules con estrellas amarillas (como la bandera de la UE) que han mezclado ritmos de la región con éxitos como Papi chulo, ante la mirada de los líderes y algunos tímidos intentos de llevar el ritmo con las palmas. El primer ministro albanés, Edi Rama, ha definido la cumbre como una “señal de conciencia” de que la UE y los Balcanes se necesitan mutuamente.

Albania y los otros cinco países de la región también están sintiendo el golpe de la inflación y la crisis energética. Para mitigar el impacto de los problemas con los precios y el suministro del gas y la electricidad, la UE ha previsto un paquete de 1.000 millones de euros para estos Estados, además de otras subvenciones para apoyar la energía verde. Entre las medidas, la Comisión Europea también ha planteado que los Balcanes puedan participar en la plataforma conjunta de compras de gas e hidrógeno a terceros países, para tratar de conseguir mejores precios y huir de la dependencia de los hidrocarburos rusos, que el Kremlin está utilizando como arma contra la UE por su apoyo a Ucrania.

La UE y los seis países de los Balcanes occidentales han firmado también varios acuerdos que ayudan a allanar su integración, como pactos de intercambio de estudiantes (la ampliación hacia la zona del programa Erasmus+), de reconocimiento común de diplomas, además de un plan para que el roaming europeo de datos cubra la región a partir de octubre de 2023. “Se están llevando a cabo movimientos que realmente abren puertas para la región”, explica Majlinda Bregu, al frente del Consejo Regional de Cooperación, que señala que el hecho de que la cumbre UE-Balcanes se celebre por primera vez en un país todavía no miembro es tremendamente simbólico. “Es como visibilizar que la UE está yendo a los Balcanes, el mensaje claro es que el proceso de integración no está muerto”, señala Bregu en una entrevista en los márgenes de la cumbre, en la que también ha participado como jefa de uno de los organismos clave de la región.

Proceso estancado

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El proceso de ampliación se ha estancado en los últimos años. Bulgaria y Rumania se sumaron a la UE en 2007 y desde entonces solo Croacia lo logró en 2013. Más recientemente, sobre todo desde la última cumbre sobre los Balcanes, el pasado junio, ha aumentado el descontento de los líderes de los seis países. Por el camino han brotado propuestas como la nueva Comunidad Política Europea, constituida por los países de la UE con otros socios, entre ellos los de los Balcanes Occidentales. Al mismo tiempo, crece el debate sobre si son oportunas nuevas incorporaciones, con voces que reclaman que, si se producen, debería completarse una reforma de los mecanismos de decisión en la UE para que asuntos de política exterior o fiscalidad se decidan por mayoría cualificada, no por unanimidad. O suprimir el derecho de veto, que ha derivado en situaciones en las que un país mantiene como rehenes acuerdos clave. Es el caso de Hungría, que ha visto sus fondos de cohesión congelados por sus vulneraciones del Estado de derecho y, en ese contexto, mantiene que vetará la entrega de un paquete de 18.000 millones en préstamos para Ucrania.

La cumbre ha llegado, por otra parte, precedida por tensiones entre los propios socios balcánicos. Las principales se producen entre Serbia y Kosovo por la norma kosovar que reclama a los vehículos serbokosovares llevar matrículas de Kosovo en los coches, un conflicto atajado con la mediación del alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, pero que sigue bullendo en la región. De hecho, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, que cargó duramente contra la cúpula política kosovar con serios insultos este fin de semana, había amenazado con no acudir a la reunión de Tirana, aunque finalmente fue. No son las únicas fricciones entre países en una región con un pasado complejo y una guerra hace solo un par de décadas, circunstancias que también están marcando el camino de adhesión, reconoce Bregu. Sin embargo, esta política resalta que las encuestas del organismo que dirige muestran que el 83% de los ciudadanos de la región creen que una mayor cooperación económica entre ellos supondría un gran impulso.

Lo cierto es que la guerra de Rusia en Ucrania y la designación de Ucrania como candidata han cambiado las tornas para la región, dicen fuentes comunitarias, que remarcan que la Unión trata de solidificar sus relaciones con los seis países de una región en la que China ha invertido miles de millones de euros, con proyectos como el ferrocarril Belgrado-Budapest. Pekín mantiene, además, bien aferrado a Montenegro, que se está viendo en serias dificultades para pagar un préstamo de 1.000 millones de dólares por un controvertido proyecto de una carretera que, además, aún no se ha terminado y que ha sumido a Podgorica en una crisis de deuda.

Pekín saca su músculo económico, pero Moscú también trata de influir en la región, donde ha estado presente durante décadas y tiene importantes vínculos con algunos de sus países. Como Serbia, el país más grande de la zona y el más afín al Kremlin, que no se ha alineado con las sanciones de la UE a Rusia, ha hecho ejercicios militares con las fuerzas rusas y disfruta de acuerdos de suministro de gas barato ruso. Esos elementos también lo mantienen como rehén en sus movimientos de política internacional, en la que hace equilibrios para mantenerse en el camino de adhesión a la UE, a la que es candidato desde 2021. La cadena rusa de la órbita del Kremlin RT, sancionada y bloqueada en la UE por desinformación, abrió el mes pasado una delegación en Belgrado, desde donde emite online para la región.

De hecho, este martes, a su llegada a la cumbre, la presidenta de Kosovo ha lanzado una pulla en ese sentido a Serbia. “Tienes países que se alinean con la UE y otros que se alinean con [el presidente ruso] Vladímir Putin. Debe importar si te alineas con Ucrania o con Rusia, si aplicas sanciones…”, ha dicho Vjosa Osmani. “Estar en el lado correcto de la historia debe ser lo mínimo que se ha de esperar de nosotros”, ha remarcado Osmani, que ha apuntado que Kosovo ―al que no reconocen España ni otros cuatro países de la UE― solicitará su entrada en la Unión antes de fin de año.

La UE tiende la mano a los Balcanes, pero a cambio también les pide compromisos y gestos. “Rusia trata de ganar influencia, China también”, ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Nosotros somos el mayor inversor, el socio más cercano [de los Balcanes] y por eso, la discusión se centra en este punto: hay que decidir en qué lado se está. ¿Del lado de la democracia? Los países de la UE son sus amigos y socios”, ha incidido la jefa del Ejecutivo comunitario en Tirana.

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