La UE estudia sanciones contra Bielorrusia por el “secuestro” de un vuelo para detener a un periodista

El disidente bielorruso Roman Protasevich, en una vista judicial en Minsk, en abril de 2017.
El disidente bielorruso Roman Protasevich, en una vista judicial en Minsk, en abril de 2017.STRINGER / Reuters

La detención este domingo de un periodista en Bielorrusia, después de que las autoridades del país forzaran a que el avión en el que viajaba aterrizase de emergencia en Minsk, ha subido unos grados más la temperatura en las ya calientes y turbulentas relaciones entre la Unión Europea y su vecino del Este. “El comportamiento escandaloso e ilegal del régimen de Bielorrusia tendrá consecuencias”, reaccionó ayer Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que calificó la operación de “secuestro” de un avión y pidió la liberación del detenido “inmediatamente”.

El vuelo de la compañía irlandesa Ryanair en el que viajaba el disidente bielorruso Roman Protasevich, que gestionó durante meses un conocido canal de Telegram, cuyas publicaciones e información sobre las protestas le han convertido en un objetivo del Gobierno de Aleksandr Lukashenko, cubría un trayecto entre Grecia y Lituania, dos países del bloque comunitario; las autoridades de Bielorrusia le ordenaron detenerse alegando una amenaza de bomba a bordo y aterrizar en Minsk cuando sobrevolaba el espacio aéreo de este país.

La fiscalía de Lituania, país donde había recibido asilo político Protasevich y destino del vuelo, ha abierto una investigación preliminar de lo ocurrido. El domingo por la noche, a la llegada de la aeronave a Vilna, la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, esperaba a los pasajeros para recibirles y explicarles que habría una investigación sobre el “intolerable” suceso. La policía ha empezado a interrogar ya a los viajeros que volaban con Protasevich y su novia, Sofia Sapega, ciudadana rusa de 23 años, que también fue detenida en Minsk, según la oposición. La fiscalía general de Polonia también ha abierto una investigación sobre el aterrizaje forzoso. El avión estaba registrado en ese país del Este, por lo que el caso, ha explicado el viceministro de Exteriores polaco, Pawel Jablonski, se podría enmarcar dentro de su jurisdicción. “Esperamos que la reacción de la Unión Europea sea fuerte e inmediata”, ha recalcado Jablonski a la agencia Reuters.

El debate sobre cómo reaccionar frente a Minsk se ha colado en lo más alto de la agenda de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que comienza este lunes a media tarde en Bruselas, envenenando también otro de los puntos que las capitales ya tenían previsto discutir: las relaciones con Rusia. Josep Borrell, alto representante para la política exterior de la UE ha denunciado el nuevo intento de las autoridades bielorrusas de silenciar las voces de la oposición. “Debe llevarse a cabo una investigación internacional sobre este incidente para determinar cualquier infracción de las normas internacionales de aviación”, ha reclamado Borrell este lunes a través de un comunicado. “Esta situación se planteará en la próxima reunión del Consejo Europeo”, añadió el jefe de la diplomacia. “La UE estudiará las consecuencias de esta acción, incluida la adopción de medidas contra los responsables”.

Sobre la mesa está la opción de tomar medidas tradicionales, como sancionar a personas concretas ligadas al caso. En la actualidad ya hay 88 funcionarios y miembros del régimen de Lukashenko en esa lista, a los que se les ha privado de viajar a través de territorio europeo y congelado todos sus activos financieros en la UE, y otras siete entidades sancionadas, según fuentes comunitarias. La UE también baraja dar algún paso más, como prohibir que los vuelos de la compañía Belavia aterricen en aeropuertos de la UE, tal y como ha reclamado el primer ministro belga, Alexander de Croo. O incluso blindar todo tránsito aéreo con Bielorrusia.

Es previsible que los países bálticos, cuyos dirigentes han reclamado “unidad” en la reacción de la UE (el caso de Kaja Kallas, primera ministra de Estonia) y “una investigación internacional independiente” (Krisjanis Karins, primer ministro letón) pidan que el club comunitario vaya aún un poco más allá en su contundencia contra Bielorrusia. “Es un ataque sin precedentes contra la comunidad internacional”, ha sostenido el Gobierno de Lituania, hacia donde se dirigía el vuelo, a través de un durísimo comunicado. “Se trata de un acto de terrorismo de Estado dirigido contra la seguridad de los ciudadanos de la Unión Europea y de otros países, la sociedad civil de Bielorrusia que busca asilo de la persecución del régimen, así como la aviación civil internacional”, prosigue el texto, en el que anuncia que el Ejecutivo de Vilna se pondrá manos a la obra para proponer a los “socios internacionales” el cierre del espacio aéreo de Bielorrusia a los vuelos internacionales. El país de Europa del Este está en la trayectoria de vuelo de algunas rutas importantes de norte a sur en Europa, así como las rutas este-oeste entre Europa y Asia.

Dos aerolíneas europeas europeas han anunciado ya que evitarán el espacio aéreo bielorruso hasta que se aclare el incidente. Air Baltic, la compañía de bandera de Letonia, no sobrevolará Bielorrusia en vuelos desde la capital letona, Riga, a Odesa (Ucrania) y Tbilisi (Georgia), según ha explicado una portavoz en un comunicado. “La seguridad y salud de nuestros pasajeros y empleados es una de las principales prioridades”, ha dicho. La compañía húngara Wizz Air también desviará sus rutas para evitar espacio aéreo bielorruso, por ejemplo en el caso del vuelo entre Kiev y Tallin, la capital de Estonia. Otras compañías de Europa del Este han declarado que esperan instrucciones o información de la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA). También la aerolínea de bandera polaca, LOT, estudia interrumpir su paso por el espacio aéreo bielorruso.

Asilado en Lituania

El periodista y activista, que fue uno de los fundadores del canal de Telegram Nexta, que trasmitió fotografías y vídeos de las protestas multitudinarias contra Lukashenko y reportó casos de brutalidad policial, vivía en el exilio desde 2019 en Lituania, donde se le ha concedido asilo político. En este país báltico se encuentra también exiliada la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya, que abandonó Bielorrusia tras las elecciones del pasado agosto, cuando se desataron en el país oleadas de protestas que aún continúan. Desde entonces, la UE ha ido endureciendo su tono contra Minsk y ampliando su lista de sancionados. De hecho, el periodista Roman Protasevich, regresaba a Vilna desde Atenas, adonde había acudido para seguir la visita a Grecia de la disidente Tijanóvskaya.

Desde Bruselas también se ha pronunciado Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, que reclamó la liberación de “todos los pasajeros” del vuelo retenido: “Se trata de un incidente grave y peligroso que requiere una investigación internacional”, aseguró ayer.


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