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La UE logra que se apruebe una dura resolución de condena a Rusia en la ONU con la abstención de China

EL PAÍS

La Unión Europea ha redoblado esfuerzos diplomáticos para alcanzar una solución negociada a la guerra de Ucrania. Pero no una cualquiera, a cualquier precio, sino la que conduzca a una “paz justa, integral y duradera en línea con la Carta de las Naciones Unidas”, ha reiterado este jueves Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, tras intervenir en una reunión de cooperación del Consejo de Seguridad y la UE y un día después de dirigirse a la undécima sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU sobre Ucrania. El desembarco de 25 ministros de Exteriores de la Unión, y su intervención en el foro global, en lugar de la representación habitual de los embajadores designados ante la ONU, ha elevado el nivel de la presión diplomática, con un único objetivo: que la resolución que insta a Rusia a poner fin de inmediato a las hostilidades y a retirarse de Ucrania lograra un apoyo generalizado, superior a los 143 votos que, en octubre, marcaron el récord de unanimidad de la comunidad internacional al rechazar cuatro referendos ilegales de anexión en el este de Ucrania. El resultado se ha quedado ligeramente corto, con 141 apoyos, siete noes y 32 abstenciones, entre ellas la de China, además de Irán e India. La votación se ha producido la víspera del primer aniversario de una guerra que el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó el día anterior de “afrenta a la conciencia colectiva” global.

La nota discordante de Hungría, que ha votado a favor de la resolución pero desmarcándose en su discurso de la postura unitaria europea, y la incógnita de si China, que se abstuvo en la votación, presentaría finalmente una propuesta alternativa de resolución —el embajador de Pekín fue el último participante en la sesión de este jueves, la segunda, antes de la votación— han empañado el esfuerzo diplomático, como el resultado mismo de la votación: frente a la mayoría occidental que ha cerrado filas en torno a Ucrania y contra Rusia, el bloque abstencionista, que contempla la invasión de Ucrania como un problema ajeno, continúa inalterado.

La Unión Europea, principal promotora de una resolución que hasta la noche del miércoles suscribían unos 60 países, había intentado atraer en su rechazo a la agresión rusa al llamado sur global, que milita desde que empezó la guerra en el bando de la abstención pese a que las consecuencias de la contienda (la crisis de seguridad alimentaria y la energética, sobre todo) le afectan sobremanera. En el minúsculo grupo de apoyo a Rusia, formado por Bielorrusia, Corea del Norte, Nicaragua y Siria y, este jueves, también por Eritrea y Malí, el embajador del Gobierno de Minsk, tradicional satélite ruso, presentó el jueves dos enmiendas a la resolución a modo de componenda diplomática, que han sido rechazadas en la votación de este jueves.

Reflejo de una sensibilidad creciente en el concierto internacional, la disonancia de Hungría ha caído como un jarro de agua fría, sobre todo en el bloque europeo, aunque la resolución de la Asamblea es simbólica y técnicamente no vinculante, la única forma de pronunciarse que le quedaba a la ONU dado el bloqueo en el Consejo de Seguridad por el derecho de veto ruso. Péter Szijjártó, ministro de Exteriores húngaro, rehusó condenar a Rusia y optó por un discurso que suena parecido al de Moscú: “Ni la entrega de armas ni las sanciones [pilares de la política europea hacia Ucrania] salvan vidas; al contrario, contribuyen a la escalada y prolongación del conflicto y traen más sufrimiento”, afirmó. El jefe de la diplomacia húngara instó a la comunidad internacional a “enfocar a un alto el fuego inmediato”, sin condiciones, como pretende Rusia, para “lanzar conversaciones de paz”. Szijjártó, que puenteó a la UE al proponer “conversaciones directas entre EE UU y Rusia en el seno de la ONU”, eludió también pedir la retirada de las tropas rusas. Pese a este discurso, al igual que el resto de miembros de la UE, su país terminó por votar a favor de la resolución.

Sobre la propuesta de resolución impulsada entre otros por la UE, que no incluía ninguna referencia al plan de paz de 10 puntos lanzado por el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, para alcanzar un mayor consenso, se proyectó hasta última hora la sombra del posible anuncio por parte de China de una alternativa, a modo de tercera vía diplomática, sobre cuyo contenido habría informado este miércoles el jefe de la diplomacia de Pekín, Wang Yi, al presidente Vladímir Putin. Yi se reunió el pasado fin de semana en Múnich con Dmitro Kuleba, ministro ucranio de Exteriores, que también participó en el pleno de la Asamblea, aunque fuentes diplomáticas de Kiev sostenían este miércoles no conocer detalles de la iniciativa, que nadie se atreve a calificar de “plan de paz”, sino, más bien, de propuesta de “solución política” del conflicto.

Durante todo este año, en las anteriores cinco resoluciones adoptadas por la ONU —y siempre por la misma instancia, la Asamblea—, Pekín ha oscilado entre la comprensión hacia los argumentos rusos y una neutralidad formal, técnica, como demuestra su abstención en las votaciones, incluida la de este jueves. Dai Bing, embajador adjunto ante la ONU, ha prometido divulgar el plan ya propuesto a Kiev y Moscú, mientras subrayaba que “los conflictos y las guerras no tienen ganadores”. “Independientemente de lo difícil que sea la vía hacia una solución política, (esta) no puede cerrarse”, declaró. A la tercera vía podrían sumarse algunos países latinoamericanos, partidarios en los últimos 12 meses de la abstención, como Guatemala, México, Colombia o Uruguay. Brasil y Cuba tenían previsto exponer su postura tras la votación, positiva el primero y de abstención la segunda. A la incógnita de los países latinoamericanos, se suma la de los africanos, un continente en el que la influencia económica china y la presencia militar rusa han aumentado exponencialmente en los últimos años. Finalmente, como en las ocasiones anteriores, se ha impuesto la abstención y el ambicioso cierre de filas contra Moscú que Occidente esperaba no se ha producido, pese a la amplia mayoría de síes. Once países no participaron en la votación.

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