La UE sanciona a la cúpula del espionaje ruso por el envenenamiento del opositor Navalni


El eje franco-alemán como motor tractor de las represalias a Rusia por el caso Navalni. París y Berlín propondrán a la Unión Europea adoptar sanciones contra Rusia, a quien acusa de estar detrás de la intoxicación de Alexéi Navalni con el agente nervioso Novichok, según han informado en un comunicado conjunto sendos países. Los europeos esperaban una respuesta de Moscú tras conocerse que el opositor del Kremlin había sido envenenado con una sustancia de fabricación militar rusa.

“Rusia no ha proporcionado una explicación creíble hasta ahora. En este contexto, consideramos que no hay otra explicación plausible que la implicación y la responsabilidad rusa”, aseguran los ministros de Exteriores de Alemania, Heiko Maas y de Francia, Jean Yves Le Drian en la nota conjunta. “Se ha producido un intento de asesinato en suelo ruso, contra un opositor ruso, utilizando un agente nervioso desarrollado por Rusia”, aseguran. “Extrayendo las necesarias conclusiones de estos hechos, Francia y Alemania van a compartir con sus socios europeos propuestas para sanciones adicionales”, añaden.

El nuevo castigo se sumaría a la serie de sanciones impuestas por la UE contra Moscú desde 2014, a raíz de la guerra de Ucrania y la anexión rusa de la península de Crimea. Los intentos de reconciliación con el régimen de Vladímir Putin, encabezados hasta el envenenamiento de Navalni por el presidente francés, Emmanuel Macron, no han dado ningún fruto en los últimos seis años y cada vez parecen más difícil de mantener. El nuevo choque también puede complicar el difícil equilibrio mantenido por la canciller alemana, Angela Merkel, que a pesar de la ocupación unilateral de Crimea ha mantenido el acuerdo de Alemania con Moscú para construir un nuevo gasoducto por el Báltico (el llamado Nordstream II).

Berlín y París sugieren ahora que las sanciones vayan dirigidas contra individuos “responsables del crimen y de la violación de la legislación internacional por su función, así como la entidad implicada en el programa de Novichok”. Moscú niega cualquier implicación en el envenenamiento que ha provocado un considerable deterioro de las relaciones entre Rusia, Alemania y la Unión Europea. París y Berlín aseguran que el intento de silenciar al opositor ruso constituye una violación de la Convención de Armas Químicas.

Un laboratorio militar alemán y dos centros independientes de Francia y de Suecia han confirmado que Navalni fue envenenado con una sustancia de la familia del Novichok. Se trata del mismo agente nervioso utilizado en 2018 para tratar de liquidar al exespía ruso Serguéi Skripal en el Reino Unido. El Gobierno alemán sin embargo había anunciado que antes de adoptar ninguna represalia esperaría a la confirmación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que llegó este mismo martes y que aseguraba también haber encontrado restos del veneno.

Con el aval de la OPAQ sobre la mesa, Berlín y París abogan por abrir una nueva vía de sanciones contra Moscú, con el castigo por Crimea todavía en vigor. La semana pasada se ampliaron esas represalias, con dos ciudadanos rusos y cuatro empresas rusas añadidos a una lista de sanciones (prohibición de entrada en la UE y congelación de sus bienes en territorio comunitario) en la que ya figuran 177 personas y 48 empresas. La UE, además, ha aprobado castigos económicos a varios sectores económicos rusos (energía, defensa, finanzas y bienes de doble uso), prorrogados cada seis meses y vigentes, como mínimo, hasta enero del año que viene.

Las posibles sanciones deberían ser aprobadas por unanimidad en el seno del Consejo de la UE, donde se sientan los 27 Gobiernos de la Unión. La propuesta franco-alemana se espera presentar el próximo lunes, durante la reunión mensual de los ministros de Exteriores de la UE. La cita coincide con la presidencia de Alemania de turno de la Unión durante este semestre. La aprobación del nuevo castigo, sin embargo, puede provocar también tensiones internas en el seno de la UE. Por un lado, países como Italia o Hungría suelen resistirse a actuar contra Rusia. Y por otro, Polonia o los países bálticos, totalmente contrarios a la construcción del gasoducto Nordstream II, pueden aprovechar el caso Navalni para intentar abortar definitivamente un proyecto que también cuenta con la firme oposición de EE UU.

Navalni se encuentra en Berlín desde el pasado 22 de agosto, recuperándose del envenenamiento que estuvo a punto de costarle la vida. El opositor ruso fue trasladado a Alemania en un avión medicalizado dos días después de sufrir un colapso en un avión en pleno vuelo. El aparato realizó un aterrizaje de emergencia y Navalni fue inicialmente ingresado en un hospital en Siberia, donde aseguraron no encontrar restos de ninguna sustancia tóxica.

El entorno del opositor sostuvo desde el primer momento que Navalni había sido envenenado y logró a través de una ONG alemana el traslado del paciente. En Alemania, Navalni fue ingresado en el gran hospital de La Charité, donde fue dado de alta el pasado 23 de septiembre tras pasar más de un mes en el centro médico, 24 de ellos en cuidados intensivos. Allí recibió la visita de la canciller alemana, Angela Merkel. Desde que salió del hospital se encuentra sometido a un tratamiento de rehabilitación en la capital alemana, donde le acompaña su familia.


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