El siete veces campeón del mundo de F1 Lewis Hamilton ya ha dado suficientes muestras de carácter y determinación a lo largo de los años, especialmente en los últimos en que junto a Sebastian Vettel eran dos versos libres a la hora de emitir sus opiniones y de hacer gestos en favor de las causas en las que creen y defienden a muerte. Se enfrentó al ‘establishment’ FIA y se ha negado a seguir las reglas en las que no cree como la de que le digan lo que tiene que decir en sus redes sociales o con lo que tiene que adornar su cuerpo o vestirse en un pulso que solo se puede permitir ganar alguien con su palmarés. Y de momento está llevándose a su terreno las pequeñas batallas.
La FIA anunció en diciembre que iba a prohibir “lLa realización y exhibición general de declaraciones o comentarios políticos, religiosos y personales, violan el principio general de neutralidad promovido por la FIA bajo sus estatutos, a menos que haya sido previamente aprobado por escrito por la FIA para competiciones internacionales, o por la ASN correspondiente para competicions nacionales dentro de su jurisdicción”. Y luego en enero empezaron los matices como que los pilotos podían expresarse libremente en sus redes sociales, algo a lo que Hamilton se apunta habitualmente.
Este viernes en Bahrein antes del inicio de los Libres 1 ha llegado otra pequeña victoria de Hamilton por lo que respecta a sus controvertidos piercings, una historia que se alarga ya más de un año. En uno de los apéndices del Código Deportivo de la FIA se incluyó que “el uso de joyas en forma de piercing corporal o cadenas metálicas para el cuello está prohibido durante la competición y, por lo tanto, puede ser controlado antes de la salida”.
Se justificaba la inclusión de la norma porque podría obstaculizar las intervenciones médicas en caso de accidente, especialmente los diagnósticos por imagen, y en el peor de los casos “la presencia de joyas en o alrededor de las vías respiratorias puede plantear riesgos extra específicos en caso de que se desprendan durante un accidente y sean ingeridas o inhaladas”.
A lo largo de 2022 se le fueron concediendo exenciones a Hamilton, se resistía especialmente a quitarse los piercings corporales alegando que precisaba complicadas intervenciones médicas para poder quitárselos. Y sus actos de rebeldía llegaron hasta presentarse en una rueda de prensa cargado de collares en el pecho y con tres o cuatro relojes en sus muñecas. Y aunque hubo un momento, su GP de casa en Silverstone, en que ya no se mostró tan hostil con la idea y aparentemente se quitó el piercing nostril estaba preparando el jaque mate a la idea junto a Mercedes.
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Finalmente este viernes Mercedes ha convencido a la FIA para que le permitan competir con el piercing nostril y que ahora ya lleva en ambas aletas de su nariz: “Los comisarios escucharon a un representante del equipo y recibieron un informe médico del doctor de Mercedes, que solicitaba una exención. Los comisarios consultaron al delegado médico de la FIA, que vio el informe médico, examinó al piloto y coincidió con su opinión. Hemos determinado no tomar ninguna otra medida, ya que existe preocupación por la desfiguración con los frecuentes intentos de extracción del dispositivo”.