Julia Otero anunció hace una semana en su programa de radio que tiene cáncer. Lo hizo desde Julia en la Onda, donde lleva en antena desde 2007. “A las cosas hay que llamarlas por su nombre”, afirmó. Con el aplomo de quien ha pasado por varias intervenciones -tuvo un tumor abdominal con 19 años-, la periodista quiso contar con su propia voz a los oyentes que debe hacer un parón debido a la enfermedad, pero que no pretende que sea muy largo, ya que su médico le ha recomendado que de vez en cuando se deje caer por el estudio. Su pronóstico es bueno. De hecho, sigue en contacto diario con su equipo, según cuenta la subdirectora del programa, Carmen Juan, que se ha puesto al frente del micrófono desde hace un par de semanas.
Con 61 años, Otero es una de las periodistas más relevantes de España y su trayectoria, forjada entre los micrófonos de la radio y las cámaras de la televisión, lo demuestra. Quienes han trabajado con ella aseguran que es sencilla y honesta. Evita que su nombre reluzca en exceso en su programa, fiel como es a la defensa del trabajo en equipo a los profesionales que han estado a su lado durante años, pese a sus tránsitos desde la radio a la televisión. No le entusiasma que su programa se llame Julia en la Onda, por eso lo llama Jelo, tirando de abreviación. Mantiene que prefiere nombres más impersonales, como 3×4, La Luna, La Columna o Las Cerezas, algunos de los títulos que la han llevado a entrar en los hogares españoles a través de la televisión.
Uno de esos fieles colaboradores es Juan, quien la conoce desde hace cuarenta años. “Dirige de forma transversal, sabe escuchar, tiene talento y un profundo olfato”, afirma sobre su jefa, a quien también está muy unida personalmente. Destaca su enorme curiosidad por el mundo y las personas. “Es muy auténtica, muy persona”, enfatiza, y muestra de ello es la “ola de cariño y afecto” que ha desencadenado el anuncio de su enfermedad.
Comunicadores como Carles Francino, Pepa Bueno, Dani Rovira, Jordi Évole o Ana Pastor, políticos de distintos partidos como Pablo Casado, Inés Arrimadas y Ada Colau y hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y un sinfín de personas anónimas han mandado mensajes de apoyo a la periodista, coincidiendo en señalar que es una de las voces más importantes e indispensables de la comunicación en España. La subdirectora del programa reconocía que están muy agradecidos por las muestras de cariño que les llegan por diferentes vías. Francino, por ejemplo, le envió un abrazo a “una persona con la que cada día nos peleamos a esta hora por conseguir la atención y el cariño de los oyentes”.
Su carisma delante de la pantalla es uno de los aspectos que han salido a relucir estos días por sus seguidores. Sergi Schaaff, que era director de programas de TVE en Cataluña, explica que cuando la conoció fue un “flechazo profesional”. En seguida se dio cuenta de que serviría para la tele, “por su forma de hablar y su fotogenia”, apunta. Animal de radio, pasó por los servicios informativos de Radio Miramar y la Cadena Cope, para llegar a Onda Cero en 1991, la emisora donde acumula más programas. Primero con La radio de Julia y desde 2007 con Julia en la onda
Con un programa de cuatro horas cada tarde, Otero acompaña a los oyentes en sus tareas laborales o domésticas, y eso es una cercanía que deja mella. Ella ya ha avisado de que va a volver pronto. Cuando el tratamiento se lo permita volverá a dar la “tabarra”. De hecho, Juan cuenta que no se ha desvinculado para nada y que, desde su casa, en compañía de su perrita Frida, por quien también demuestra pasión en redes y en la misma redacción, cuando recibe su visita, sigue en contacto diario con su equipo.
Una de las facetas más aplaudidas de su forma de hacer periodismo son las entrevistas. Ha tenido delante todo tipo de personajes, desde Mario Conde a Paul McCartney, pero nunca ha disparado. Su arte sigue los dictados de la seducción, de conseguir respuestas interesantes amasando un ambiente cercano, para que el entrevistado se sienta en casa y se suelte. Confiesa que no es nada mitómana, por eso quizá no se echa atrás en el arte de preguntar. En La Luna (1989) de TVE empezó a mostrar sus dotes. Aunque el programa que la lanzó a la fama fue 3×4 (1988), un concurso con el que se hizo popular hasta el punto de crear tendencia con su flequillo, un estilo pelo pincho que marcó una época.
Nacida en Monforte de Lemos (Lugo) en 1959, Otero llegó a Cataluña cuando tenía tres años con sus padres, él trompetista y ella ama de casa. Estudió Filología Hispánica y la música ha formado siempre parte de su vida, pero el destino la llevó a la comunicación. No ha dudado en mostrar su afición por cantar en el plató, como cuando interpretó Blue Moon en el programa Telepasión española en 1990. Pero su canción favorita de todos los tiempos es My way, en la versión de Nina Simone, según contó en una entrevista en Onda Cero.
Muy apegada a su tradición cultural gallega, las vacas son uno de sus animales favoritos, y en su pueblo natal también ha enraizado arreglándose la casa de su abuelo. Se escapa cuando puede a Monforte, donde la han nombrado hija predilecta. Como profesional de la comunicación, atesora cinco Premios Ondas, dos premios Micrófono de Oro por su labor en radio y en televisión o el Premio José Couso de Libertad de Prensa. Celosa de su vida privada, vive en el acomodado barrio de Les Tres Torres de Barcelona de forma discreta y se escapa a la Cerdanya los fines de semana. De quien no se ha resistido a presumir es de su hija, Candela Otero, que con 24 años es médico y está haciendo el MIR. En redes, la ha mostrado yendo a trabajar en plena pandemia con sus máscaras de protección. Su relación más mediática fue con el periodista Ramon Pellicer, con quien estuvo seis años casada y mantiene una buena amistad. Pero la pareja televisiva no funcionó y hace más de 20 años que comparte vida con Josep Martínez, que es médico. Tiene un gran apoyo fuera de las ondas, y delante del micrófono una audiencia que le ha demostrado un enorme cariño.
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