Seis partidos, seis derrotas. Con un balance de dos goles a favor (uno en propia puerta y uno de penalti) y 13 en contra. Este es el recorrido liguero del Espanyol en casa esta temporada. Ni el relevo de David Gallego por Pablo Machín ha logrado enderezar la nefasta trayectoria perica en su campo hasta la fecha.
Este sábado, sí, se han visto algunos brotes verdes, sobre todo en el primer tiempo. Demasiado poco para lo mucho que hay que corregir. Tras el descanso ha vuelto a aparecer el Espanyol timorato con el balón en los pies, casi inexistente en ataque y con muchas dudas en defensa: ha rematado Maxi Gómez el 1-2 de cabeza con una facilidad pasmosa en una zaga con tres centrales.
Ni con delantera ‘nueva’
Que falta gol es una evidencia que el propio Machín ha puesto sobre la mesa del consejo, con la esperanza de que en el mercado de invierno aterrice un elemento que garantice un número digno de dianas.
Ni con una delantera ‘nueva’ (Wu Lei estrenaba titularidad liguera con Machín formando tándem con Ferreyra) ha podido inquietar el Espanyol a un Valencia maduro, con hechuras y cuajo, que ha sabido esperar su ocasión y que no se ha venido abajo ni cuando Pizarro ha dejado en nada el penalti que inicialmente había pitado a su favor.
La vida sigue igual por Cornellà. Lo malo es que ya se han agotado 12 de las 28 jornadas, que el equipo seguirá esta jornada, una más, en zona de descenso y mirando hacia los equipos que están en la salvación, rezando para que no abran una brecha aún más inquietante. Nada nuevo, en definitiva.
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