La temporada 2020-2021 de la NBA cumplió sus primeros 10 días de competición cargados de altibajos entre los equipos llamados a ser los favoritos en la lucha por el título, que defienden Los Angeles Lakers, algo que se esperaba ante la falta de descanso y preparación de los jugadores.
La programación original del inicio de la nueva temporada era para mediados del 15 de enero del 2021, pero la necesidad de ajustar el calendario con una reducción de 10 partidos que no coincidiese en la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio y evitar la pérdida de 500 millones de dólares, obligó a la NBA a cambiar de planes.
Sin embargo, el acuerdo entre la liga y el sindicato de jugadores para iniciar el pasado 22 de diciembre la competición, fue el primer paso de cara a evitar que al final de temporada las pérdidas no pasen de los 1.200 millones de dólares de la pasada temporada, a los cerca de 4.000, si los espectadores no vuelven a los campos de los 30 equipos.
La NBA se salvó la pasada temporada de mayores pérdidas porque cuando llegó la suspensión de la competición, el 11 de marzo, ya se había completado más de la mitad de la competición regular.
De ahí, que en la oficina del comisionado Adam Silver, y entre los dueños de los 30 equipos, el gran reto de cara al Año Nuevo 2021, que comienza, mañana, viernes, será ver como pueden traer de vuelta a los campos, de una manera segura, a los espectadores.
Al menos siete equipos de la NBA han comenzado a permitir una cantidad muy reducida de espectadores, que van a servir de base de como trabajar la integración progresiva del resto, tras poder incorporar también el nuevo elemento clave en la lucha contra la pandemia del coronavirus, como es la llegada de las vacunas.
Los equipos de Orlando Magic, con 4.000 espectadores permitidos en su campo del Amway Certer; Toronto Raptors (3.800), que juegan de manera provisional en el Amalie Arena de Tampa (Florida), y los Jazz de Utah (1.500), en el Vivint Home Smart Arena, son los pioneros en la vuelta de aficionados a los campos.
La NBA está haciendo negocios sobre la marcha, ya que le tocó volver a comenzar la competición en medio de la pandemia y esta vez fuera de la burbuja de Orlando, que le costó 190 millones de dólares el montarla para salvar 1.100 millones.
Los directivos de la NBA tenían esperanzas de que para el invierno las preocupaciones sobre la Covid-19 se hubieran disipado y los aficionados pudieran ingresar a todos los campos, pero es escenario ya no es posible, al menos en los próximos meses.
“Es una gran prioridad lograr que los aficionados regresen a los campos, pero queremos ser realistas al respecto”, declaró el comisionado de la NBA, Adam Silver. “Siete de nuestros equipos comenzarán la temporada al menos con algunos en las gradas”.
Silver fue categórica al señalar que la experiencia que se dé en esos campos será de gran valor para el resto de la liga.
“Tengo la sensación de que vamos a aprender mucho de como se están haciendo las cosas en esos campos, con los aficionados dentro del recinto”, destacó Silver. “Hay muchos problemas sobre cómo los aficionados tienen que entrar y salir de los campos”.
Silver también recordó otro de los elementos claves en la vuelta de los aficionados como son los protocolos de seguridad y sanidad que la NBA ha establecido para luchar contra el coronavirus.
“Debemos asegurarnos que nuestros últimos protocolos, en términos de distanciamiento físico de los aficionados y el uso de máscaras trabajan bien”, explicó Silver. “También debemos buscar la manera que los aficionados podrán comer y beber mientras están en las gradas siguiendo los partidos. Aspectos muy nuevos para nosotros”.
Sin embargo, Silver volvió a mostrar su optimismo de que a medida que avanza la competición en los campos con aficionados, otros mercados van a seguir su ejemplo hasta que al final se pueda conseguir la presencia “aceptable” de seguidores que abran el camino de una mayor, sin que la NBA obtenga ningún tipo de privilegio y favoritismo con relación al suministro de la vacuna.
“Reconozco que hasta que no haya una distribución masiva de la vacuna, es poco probable que volvamos a un punto en el que tengamos gradas llenas de aficionados”, admitió Silver. “El llamado sexto jugador, como es el factor campo, se trata de una experiencia única en la historia de la NBA”.
Los partidos en la burbuja no tenían aficionados, pero los lugares eran considerablemente más pequeños con pocos asientos en la cubierta superior.
Ahora, la competición se da en estadios de más de 20.000 asientos, donde los equipos luchan por ideas sobre cómo cubrir los asientos vacíos y crear una atmósfera que ayude y motive a los jugadores, que entre los deseos para el Año Nuevo tendrán también el de volver a disfrutar de los aficionados sentados en las gradas.
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