El Real Madrid resistía como podía los últimos minutos de la segunda parte de la prórroga protegiendo como un tesoro el 3-1 ante el Manchester City que le daba el pase a la gran final de la Champions. El equipo blanco achicaba agua con una alineación de circunstancias plagada de suplentes: Vallejo, Nacho, Lucas, Camavinga, Asensio, Ceballos y Rodrygo.
En el banquillo, mientras tanto, el pelotón de veteranos se desgañitaba para animar y dar indicaciones a sus compañeros. Prácticamente todos los titulares del Madrid vivían con desesperación el desenlace de la eliminatoria: Alaba, lesionado, fue convocado para hacer piña mientras que Casemiro, Modric, Kroos, Benzema, Militao y compañía casi no podían soportar la presión y se dedicaban a arengar a una afición entregada.
Tal era el estado de nerviosismo que Eder Militao no pudo contener las lágrimas, tal y como se aprecia en las imágenes ofrecidas por el Golazo de Gol. El brasileño, que aguantó hasta donde pudo, fue consolado por Marcelo, otro de los líderes en la sombra.
El cuerpo técnico al completo también ejercía presión a los árbitros y daba aliento a los jugadores mientras Alaba felicitaba a Camavinga, clave en la acción del penalti que supuso el 3-1 definitivo en el arranque de la prórroga.
En esos momentos de desesperación, el único que parecía tener la cabeza fría era Carlo Ancelotti, que mantuvo la calma en todo momento mientras a su alrededor todo era caos y nerviosismo. La explosión de felicidad cuando Orsato señaló el final del partido duro muchos minutos con un Bernabéu en llamas y lleno hasta la bandera.