Laia Codina aprendió muchas cosas en su estancia en Italia, donde jugó cedida en el Milan. Maduró, adquirió experiencia y aprovechó el hecho de salir del Barça para confirmar algo que ya sospechaba. El estilo azulgrana es innegociable pero debe ir acompañado cada vez más de una preparación física excelsa. Es por ello que dedica varios días a la semana durante sus vacaciones a trabajar ese aspecto. Para ello se desplaza desde Campllong, su pueblo, hasta el Club de Tenis Andrés Gimeno en Castelldefels, donde le espera Pol Franch, su preparador físico personal desde que sufrió la grave lesión de rodilla y cuyo vínculo profesional va camino de los dos años. En el área Ace Performance de las instalaciones a las que acude tiene a su disposición todo tipo de máquinas así como un fisioterapeuta especializado que se encarga de revisar y poner a punto cada rincón del cuerpo de la central azulgrana. Cerca de dos horas diarias durante tres días a la semana para ganar masa muscular, reforzar el tren inferior y superior, ganar explosividad en la carrera y contundencia en el choque. “Jugar a fútbol, con 21 años o sabes o no sabes”, relató Laia durante una sesión en la que estuvo presente MD, “pero el físico es cada vez más importante”. Solo había que verla levantar la barra sobre sus hombros con 60 kilos a sus espaldas, o arrastrar el ‘trineo’ al aire libre con una rapidez pasmosa.
Laia Codina ejercita los diferentes músculos del cuerpo pensando en su rol dentro del campo
Una de las principales preocupaciones de Laia es tener un análisis personalizado y un plan de entrenamiento a su medida para cuidar el más mínimo detalle. En el FC Barcelona la profesionalización alcanza la excelencia pero, por razones obvias, los trabajadores del club deben coordinar 23 futbolistas al mismo tiempo, y Pol y su equipo elaboran un plan diseñado al milímetro para que Laia pueda consolidarse en la élite.
Laia y Pol llevan trabajando juntos desde hace casi dos años