A menudo, en la conversación por los mejores bases de la NBA, se obvia o se le sitúa en una posición más baja de la que merece a LaMelo Ball por la ‘anónima’ posición de sus Charlotte Hornets, hundidos en la penúltima plaza del Este con 17-43. Sin embargo, hace tiempo ya que el más habilidoso de los tres hermanos Ball reclama que se le tenga en cuenta, que el futuro también es suyo.
Con una jugada de absoluta locura, al alcance sólo de los elegidos, de esas que ni se pueden describir con 1.000 palabras, dejó a todos boquiabiertos el base de los Hornets esta pasada madrugada. En la victoria del conjunto de Carolina del Norte contra los Spurs, LaMelo Ball mareó a contrarios y espectadores con múltiples crossovers y una definición no menos espectacular para coronar una triple-doble de 28 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. El exterior llega a los 1.000 tantos, capturas y pases de canasta, el segundo más joven en lograrlo a sus 21 años y 177 días sólo tras LeBron (20 años y 110 días).
Aparte de la débil posición de unos Hornets que el año pasado hicieron play-in, a Ball también la ha hecho perder presencia una lesión que casi no le permitió jugar hasta mediados de noviembre. Sin embargo, ello no la ha impedido seguir con su imparable progresión en una campaña en la que promedia sus mejores números de siempre en anotación y asistencias, con 23,3 puntos y 8,4 asistencias.
LaMelo Ball, que vive su tercer curso en la NBA fue drafteado el 3 en 2020 y seguirá como mínimo un año más en los Hornets después de que la organización propiedad de Michael Jordan ejecutara su opción de franquicia en octubre. El pequeño de los Ball es la mayor esperanza para ‘The GOAT’, al que se le resiste el éxito en Charlotte todavía más de 10 años después de haber adquirido la franquicia.