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Las 10 grandes decepciones de la temporada en la NBA

Polémica opinión de Kevin Durant sobre el caso Irving

Repasamos los proyectos fallidos en la liga estadounidense, si bien algunos todavía mantienen un filón de esperanza para salvar el curso en este tramo final

Desde equipos hasta jugadores, pasando por la liga y la organización del All Star, ha habido numerosas sorpresas negativas en la competición esta temporada 2022-2023

El proyecto de los Brooklyn Nets ha pasado de los fuegos artificiales al desasosiego

Adam Hunger / AP

La temporada NBA ha superado su ecuador y ha cerrado, con más pena que gloria, sus festividades del fin de semana de las estrellas. Es ahora cuando las franquicias ya no pueden permitirse fallar y cuando los grandes jugadores deben dar ese paso adelante para asegurarse de que su equipo cumple los objetivos que se habían fijado. Sin embargo, hemos señalado a quienes nos han decepcionado, por un motivo u otro, hasta ahora.

1

Los Wolves y el megatraspaso fallido

Uno de los traspasos más grandes de siempre lo orquestaron los Minnesota Timberwolves el pasado verano. Los lobos pusieron todo sobre la mesa con tal de hacerse con Rudy Gobert, que había mostrado su predisposición a salir de Utah. No obstante, en Minny no debieron calcular demasiado bien qué tal encajaría el gigante francés con Karl-Anthony Towns o Anthony Edwards y lo cierto es que el equipo no ha dado el salto esperado.
Actualmente los Wolves son octavos en la Conferencia Oeste pero no terminan de convencer. KAT tiene menos espacio y menos balón, Edwards ha perdido ese punch de explosividad porque no hay sitio en la zona y Gobert no ha demostrado ser el poderoso pívot que tiró del carro de los Jazz durante años. Minnesota acabará, seguramente, logrando un billete para los playoffs pero la duda seguirá siendo si hipotecaron su futuro en exceso por nada más que ese boleto.

2

Zion Williamson y la eterna angustia

Era el año de Zion, tenía que serlo. Empezó la temporada como un tiro, opositando incluso para el MVP con unas actuaciones estelares y un dominio tremendo en la cancha. Se perdió algunos encuentros, pero nada lejos de lo esperado con un jugador al que en New Orleans tienen entre algodones. El pívot de los Pelicans, sin embargo, apenas ha jugado un encuentro en todo 2023. La enésima lesión que nos priva de su talento amenaza con alargarse, otra vez, más de lo esperado. 26 puntos, 7,3 rebotes y 4,6 asistencias de media en apenas 29 encuentros son muestra de lo que podría ser… Y no será.

3

Atlanta Hawks, mucho ruido y pocas nueces

Todo el mundo se sorprendió e ilusionó a partes iguales cuando Dejounte Murray aterrizó en Atlanta. Por fin un jugador All Star junto a Trae Young, alguien para ayudarle a liderar a esta franquicia a cotas más altas, con un núcleo joven de mucho talento y un entrenador que parecía haber dado con la tecla. Los Hawks eran, sin duda, uno de los grandes candidatos a mayor progresión este año en la NBA.
Llegados a febrero lo cierto es que Atlanta ocupa la octava posición del Este y acumula más derrotas que triunfos. Acaban de despedir a su entrenador, Nate McMillan, su dinámica es negativa y no parece que hayan conseguido hacer encajar las piezas del puzle. Se rumorearon salidas y cambios antes del cierre del mercado, pero finalmente la cosa se quedó como estaba. ¿Podrá el nuevo inquilino del banquillo de Atlanta darle la vuelta a la situación o están abocados a la mediocridad los Hawks?

4

Ben Simmons, solo y desolado en Brooklyn

Lo del otrora All Star da para una pieza por sí sola. Simmons salió de malas maneras de Philadelphia para unirse al superequipo de los Nets y formar un trío temible junto a Kyrie Irving y Kevin Durant. Apenas un año después el base es el único superviviente de ese experimento fallido y además su rendimiento está a años luz de lo que se podía esperar de él.
6,9 puntos, 6,3 rebotes y 6,1 asistencias para un jugador que ha perdido todo su valor. Apenas tiene impacto en el juego, ni en ataque ni en defensa, y se ha convertido en un quebradero de cabeza para su entrenador, que hace poco admitía las dificultades para darle minutos y hacerle encajar en los distintos quintetos: “Si le pones junto a otro jugador grande, tienes que preocuparte por el spacing. Si sacas a otro generador, tienes que averiguar cómo encaja sin balón… Y así con todo, este es nuestro siguiente desafío, entender cómo encaja”, decía Jacque Vaughn.

5

Kyrie Irving y la necesidad de drama

Parecía que la tormenta había amainado, pero eso nunca es del todo cierto con él. Kyrie Irving fue el gran protagonista del primer tercio de temporada por sus mensajes antisemitas, declaraciones controvertidas y, en general, por alejar el foco de la pista. La sanción impuesta por NBA y Brooklyn parecía suficiente para calmar las aguas, pero lo cierto es que Irving hace tiempo que llama más la atención lejos de la cancha que sobre el parqué.
Cuando todos creían que su compromiso con los Nets era total y que la franquicia podría por fin opositar al título a Kyrie se le ocurrió pedir el traspaso. Sin apenas margen de maniobra, la franquicia neoyorquina le mandó a Dallas a cambio de un buen puñado de activos futuros y algunos jugadores. Junto a Luka Doncic tendrá que encontrar la forma de destapar todo el potencial que puede tener una dupla mágica, pero sobre todo tendrá que arreglárselas para dejar a un lado sus problemas extradeportivos.

6

Hornets, LaMelo y la mediocridad

En Charlotte tienen asumido que, una vez más, este tampoco será su año. Había muchas esperanzas puestas sobre el equipo tras la temporada pasada y mucha ilusión con el papel que LaMelo Ball podría desempeñar mientras seguía desarrollando su juego. Nada más lejos de la realidad, puesto que el base retrasó su debut en este curso tras arrastrar una lesión y la plantilla o ha funcionado como se esperaba. Ocupan la decimocuarta posición en la Conferencia Este y la directiva encabezada por Michael Jordan ya ha entendido que el equipo debe cambiar su rumbo para reencontrar con sus mejores momentos.

7

Los Warriors y la defensa del título

Sí, Steph Curry se ha pasado medio año lesionado. Sí, no es fácil repetir título y los de la bahía nos tienen acostumbrado a más y mejor. A pesar de todo, esperábamos más. Golden State se hizo con el anillo de campeón el año pasado tras unas finales eléctricas ante Boston y más de uno creyó que su dinastía había resurgido. Ahora marchan al borde de los puestos de playoffs y sin perspectivas de mejorar en exceso. No han sido capaces de desarrollar a sus perlas (Ejem, James Wiseman) ni de acoplar a las nuevas piezas al sistema de Steve Kerr. ¿Es el final de los de San Francisco?

8

Chicago y un plantel obsoleto

Una de las grandes decepciones de este curso la está protagonizando la plantilla de Illinois. No puedes juntar a grandes nombres como DeRozan, LaVine y Vucevic y estrellarte de esa manera. No incluimos a Lonzo Ball en la ecuación porque no hemos llegado a verle vestido de corto y la propia franquicia ya ha comunicado que tampoco lo haremos en lo que resta de temporada. ¿Qué pasa entonces en los Bulls?
Ocupan la undécima plaza de la Conferencia Este, muy por debajo de las expectativas que había sobre ellos. Se habló de posibles cambios y reemplazos hasta el último instante del deadline pero finalmente la gerencia no movió ficha. Un equipo que parece haber alcanzado su techo y que necesita pasar página lo antes posible. Debería tener activos de sobra para poder reconstruir y buscar nuevas fórmulas.

9

Lakers, Hollywood y LeBron James

Que el reciente récord histórico de James no empañe la realidad. La temporada de los angelinos es mala, así de simple. Otro año más de LeBron James desaprovechado, otra oportunidad de mejorar la plantilla en el mercado tirada a la basura y otra plantilla descompensada para no conseguir nada. Al menos se han deshecho de Russell Westbrook y han conseguido algunas piezas interesantes a cambio. No obstante, las continuas lesiones de Davis, la falta de especialistas y el inmovilismo de la directiva no presagia nada bueno para los de oro y púrpura.

10

Un All Star de borrón y cuenta nueva

Lo tenemos reciente y es un secreto a voces: el All Star Weekend no funciona. Los concursos hace tiempo que se olvidaron de los grandes nombres, del brillo y del glamour. El partido del domingo es oficialmente peor que una pachanga de barrio. No hay emoción, no hay atractivos y, en definitiva, no hay motivos para verlo. La NBA tiene una asignatura pendiente con su celebración anual y mucha prisa por encontrar una solución que arregle este despropósito.
“Es el peor partido que he visto en mi vida”, decía Mike Malone entre risas en la rueda de prensa posterior al encuentro. Unas risas que escondían lo que todos pensamos, que el evento está obsoleto y el formato, por muchas vueltes que se le den, caduco. La falta de competitividad, de alicientes para jugadores y aficionados por igual, y de espectáculo han convertido un fin de semana que debería ser inolvidable en algo espantoso. 

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