El paso de las semanas, las explicaciones de La Moncloa y Ferraz y la reacción encrespada de la derecha, que ha cohesionado a la militancia del PSOE, han diluido la inquietud y el malestar que recorrían el espinazo de muchos socialistas por los indultos a los líderes del procés desde el 25 de mayo. Ese día Pedro Sánchez adelantó en Bruselas su intención de conceder la medida de gracia a los independentistas catalanes encarcelados desde el otoño de 2017 y condenados a entre 9 y 13 años por sedición y malversación. La respuesta de los militantes consultados en cuatro de las principales federaciones del PSOE es favorable. Aunque no entusiasme ni a las bases ni a los líderes territoriales. Los afiliados con los que ha hablado EL PAÍS anteponen la búsqueda de una solución a la crisis territorial, y subrayan que los indultos son parciales y condicionados. Los nueve beneficiados estarán durante años inhabilitados para ejercer cargos públicos.
Madrid: “Prima el sentido de Estado”. Pedro Casillas, obrero metalúrgico fresador jubilado de 75 años, casi la mitad de militante, no duda de que los indultos son “difíciles y arriesgados”. Pero ante todo los considera “necesarios”. “La gente en general está cansada del enfrentamiento permanente. Lo que quiere es concordia, que las cosas se resuelvan”, afirma en una salita luminosa de la agrupación de Alcalá de Henares, la mayor de Madrid con 660 afiliados (14.000 en toda la región).
“Hay que romper con toda esta división, odio y desidia que se ha ido acumulando”, lo secunda Fernando Salas, otro compañero del metal retirado de 69 años. La reacción de los presos independentistas nada más salir en libertad, instando a la independencia y con exigencias maximalistas como la amnistía y un referéndum de autodeterminación pactado, las considera “un sarampión producto de la euforia. Terminará siendo como un constipado de verano”, vaticina bajo un cartel del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con el lema Socialistas ahora.
Victoria Encabo, gestora de un taller de empleo de 53 años, piensa que los indultos son “un ejercicio de madurez democrática”. Y anima a empatizar y ponerse en la piel de los habitantes de Cataluña, donde tiene familia. “En un chat nuestro hubo alguien, que además no vive allí, que puso los mensajes de indultos no y Pedro Sánchez mentiroso. La respuesta del resto fue el silencio. Eso le hizo ver la situación con otros ojos. El silencio habla más muchas veces”, reflexiona.
Santiago Alonso, estudiante de 19 año de Derecho y Ciencias Políticas, destaca el apoyo de la Iglesia y la patronal: “Los empresarios quieren estabilidad, calma, normalidad, que vuelvan las empresas a Cataluña…”. “¿Cuál es la alternativa a los indultos? ¿Rosa Díez en la plaza de Colón diciendo quiénes son los españoles de bien? Si es que luego el PP no se ha atrevido a poner mesas de recogida de firmas en Cataluña. Eso ya dice muchísimo”, subraya sobre las críticas del bloque de a derecha: “Les vendría bien moderarse un poco. Lo que han hecho es cohesionarnos”. Merche Ortega, administrativa de 52 años, 17 con carné socialista, entiende que el origen del problema es político, “y por tanto la solución tiene que ser política”. “Dentro del PSOE gustará más o menos, pero prima el sentido de Estado”, sostiene.
Todos son unánimes en su rechazo a una amnistía, como reclama el independentismo. Tampoco se plantean que el expresident Carles Puigdemont, prófugo de la justicia desde 2017, regrese a España sin rendir cuentas con la justicia. Y pronostican que la recuperación económica tendrá más consecuencias electorales. “Si Pablo Casado pide elecciones ahora es porque intuye que dentro de dos años el impacto de los indultos no será el mismo que ahora”, remarca Casillas.
Cataluña: “Hay que buscar el encuentro tras años devastadores”. Cristina Jiménez, madrileña de 53 años afincada en Cataluña desde hace 20, se presenta como “hija del procés” al explicar que se afilió al PSC —hay alrededor de 14.000 afiliados— hace cuatro años. Su militancia tiene que ver mucho con el auge del independentismo: “Es que los que no lo éramos pasamos a ser invisibles”, dice esta economista, aunque se dedica a la planificación urbanística. Esa posición no le impide defender ahora los indultos como una medida necesaria: “Puede no gustar, pero es que es una necesidad. Yo creo que han sido valientes con la propuesta y estoy a favor y contenta”. “No entiendo a los que critican esa vía. A ver, ¿qué propuestas tienen?”, plantea
“Hay que coger el toro por los cuernos”, opina Dani Calvo. Militante en Barcelona desde 2010, está convencido de que la cárcel no arregla nada. “Lo mejor que ha podido pasar es que estén en libertad. Audacia y valentía es lo que ha tenido el Gobierno para poder empezar a hablar”, añade este funcionario de 51 años de la Generalitat. “Es muy importante buscar el encuentro entre catalanes después de años devastadores emocionalmente”.
Coincide Eva Escribano, de 53 años: “Los esperaba hace tiempo, hacen falta medidas hacia la concordia”, señala esta militante del PSC desde hace tres y sindicalista de CC OO desde hace muchos más. Está convencida de que los nacionalismos son peligrosos y que las cuestiones identitarias en un mundo globalizado no tienen sentido. Estando en las antípodas del independentismo afirma que esperaba los indultos hace tiempo: “Ahora hacen falta medidas de concordia. Ya hubo juicio y una condena ejemplar. Y eso es importante pero de ahí a mantenerlo… Eso es venganza y con eso no estoy de acuerdo. Claro que hacía falta un Gobierno de izquierdas para hacerlo y lo tendrán que seguir explicando en el resto de España. Aquí [en Cataluña] eso ya está muy claro”.
“Eran exageradas las penas y la prisión”, apunta Javier Berdejo, cardiólogo de 39 años en el hospital de Bellvitge. Afiliado al PSC desde hace cuatro años, se define como socialdemócrata y federalista convencido. Cree que los indultos han sido “lo más sensato e inteligente del Gobierno de España. Es un paso para que las cosas vuelvan al cauce de donde nunca debieron salir, de la política. Para mí, los delitos y las penas han sido exageradas. No hay sedición ni rebelión, se puede hablar de delitos políticos, pero no fueron violentos ni hubo víctimas”. Berdejo está convencido, además, de que la sociedad española está muy cansada de una crisis que lleva años enquistada: “La prueba es que ni el PP ni Vox han conseguido movilizar a su electorado, ni para las fotos ni para las firmas”.
Comunidad Valenciana: “La solución no puede ser solo aplicar el Código Penal”. La segunda federación socialista de España, con cerca de 16.000 militantes y que lidera el presidente autonómico Ximo Puig, federalista y uno de los principales apoyos de Pedro Sánchez en su decisión de indultar a los políticos encarcelados del procés, tampoco ofrece fisuras. Ximo Cádiz, de 49 años, militante de Ciutat Vella en Valencia, defiende su concesión sin tapujos: “Algo había que hacer. El problema catalán es político y no se soluciona encarcelando a ocho o nueve políticos o a dos millones de catalanes que perseveran en sus ideas. La solución no puede ser solo aplicar el Código Penal con un delito además que parece arqueológico, como la sedición. Es verdad que el indulto es el inicio de un camino que nadie sabe adónde nos llevará pero la Constitución tiene unos canales y hay que explorarlos”. Funcionario municipal de Mislata, sostiene que sus compañeros de partido de Castilla-La Mancha, por ejemplo, de donde procede su familia, del mismo pueblo que José Bono, Salobre, muy probablemente no compartan su opinión. “Allí o en Madrid no se hablan dos lenguas, no se entiende lo que supuso la sentencia del Estatut o que un territorio esté mal financiado, como el valenciano o el catalán. Es otra realidad”.
Carmen Bonet, de 57 años, incide en que las “comunidades periféricas”, como la valenciana, la balear o la vasca, “son más sensibles” a la situación en Cataluña y a la necesidad de buscar acuerdos. “Hay que dar un paso y el indulto me parece adecuado. El conflicto catalán se tiene que solucionar por el bien común y de Cataluña. Desde que han entrado en esta fase de independentismo tan feroz, Cataluña que era una comunidad puntera está en la cola de los servicios públicos y en I+D. Ya no es el motor”.
Trini Piquer, jubilada de 76 años, ya militaba en los últimos años del franquismo en el PSOE. “Entonces solo éramos cuatro y el tambor”, apostilla. Y desde entonces no alberga ninguna duda: “¿Cómo no voy a estar a favor de los indultos? Entiendo que hay una corriente más españolista, más centralista del partido que lo ve de otra manera, pero aquí somos federalistas”.
“En lugar de tanto ataque, que alguien aporte alternativas”
Antonia Rojas, de 64 años y más de tres décadas como militante en Torremolinos (Málaga), defiende la decisión del Ejecutivo: “Esta situación de crispación actual necesita una salida. Es una vía de escape y, con el tiempo, veremos que es la solución adecuada”, augura. Rojas admite que otros compañeros de base discrepan: “Creen que corremos un gran riesgo como partido, pero se confunden porque se dejan llevar por el malestar popular provocado por las tensiones entre la derecha y la ultraderecha”, opina.
Mario Ferrer, de la misma edad y con casi 20 años de militancia en la misma provincia andaluza, la comunidad con más militantes de España (46.000), asegura que “hay que centrarse en lo racional y dejar a un lado las emociones”. “Algo hay que hacer y el PSOE lo que intenta es desbloquear la situación de Cataluña”, apunta. “Lo que echo de menos es, en lugar de tanto ataque, que alguien aporte alternativas”, añade. “Que si esto es un disparate, que es una traición, incluso que es ilegal, algo que es falso… Pues que esos señores propongan algo. A la oposición le importa mucho menos el tema de los indultos que intentar desgastar al Gobierno, y eso me parece muy mal porque no veo que construyan nada”, asevera Ferrer.
Fernando Coto, militante de 27 años en la agrupación Cruz de Humilladero, en la ciudad de Málaga, también se muestra esperanzado. “Nos guste más o menos, el presidente ha dado un paso que puede desencallar la situación. Le gusta muy poco a la derecha, pero si puede rebajar la tensión y promover la convivencia y la economía… De Cataluña huían las empresas, y ahora vemos lo que dice incluso la propia patronal, que no se caracteriza precisamente por ser socialista”, argumenta. “A Sánchez no le viene un camino de flores y lo que va a intentar es acabar, de una vez, con el frentismo político tanto desde los partidos independentistas como desde la derecha y que no aportan nada, solo una cosa: rechazo a la política por parte de la ciudadanía. Yo creo que el inmovilismo es para los cobardes”, sentencia./JESÚS SÁNCHEZ
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