La victoria de la Real daba muy pocos réditos en las casas de apuestas antes del partido y al final los txuri urdin llegaron a celebrar el punto, en evidente peligro al final del partido ante Osasuna en Anoeta. La explicación es sencilla: Jagoba tenía tan minuciosamente estudiado el partido, la manera de impedir la salida de balón desde atrás de la Real, de enjaular a Odegaard, Merino y Oyarzabal para luego lanzar rápidas ofensivas generando superioridades sobre todo por la banda de Estupiñán, que su plan salió a la perfección. De nuevo el sistema de tres centrales, dos carrileros y dos delanteros presionando a los centrales se le atragantó a la Real, como tantas veces en el pasado, este año en Leganés sin ir más lejos.
Entre los 11 titulares de Osasuna habían metido seis goles en toda la temporada, uno menos que Portu. Les faltaban sus dos mejores elementos, Chimy y Rubén
García, y ni siquiera saltaron al césped otros elementos con mucho peso como Aridane o Torres. Y merecieron ganar ante una Real que sumaba siete victorias seguidas en casa y había salido victoriosa en 10 de sus 12 duelos oficiales anteriores. La Real fue el cazador cazado por Jagoba.
La solución de contrarrestar al enemigo utilizando su misma arma, colocando tres centrales y dos carrileros, sirvió a la Real para empatar, pero luego naufragó porque los cambios no pitaron y con la salida de Mikel
Merino se cayó todo el equipo.
1. La ausencia de Merino deja un gran socavón
Merino fue sustituido en el minuto 82 tras una segunda parte de poderío y desapareció la Real. Su medular dejó tener empaque y el balón. Y Osasuna casi lo aprovecha para ganar. Preocupante señal de cara al partido del jueves, en el que el navarro no podrá jugar por sanción. Sin Guevara ni Sangalli y con Zurutuza desclasificado desde septiembre, no está claro su sustituto. ¿Oyarzabal?
2. Las manos tienen que ser ya objeto de estudio
Cuatro penaltis en contra por cuatro manos en los últimos tres partidos. Le
Normand en Barcelona, Zubeldia y Zaldua en Ipurua, de nuevo Le
Normand ante Osasuna. ¿Discutibles? Sobre todo la del Camp Nou. ¿Casualidad? Seguramente, pero están haciendo el suficiente daño para que se estudie y se corrija en Zubieta. Las manos ya han causado suficientes estragos.
3. El enganche de la grada y los recogepelotas
Esta bisoña Real necesita a veces estímulos externos para lucir sus mejores galas y había hallado en la grada de animación su fórmula para sacar la garra. La grada vacía no le ayudó, pero les pasa a todos. También le perjudicó la escasez de recogepelotas -sólo hay cuatro-. Suele hacer daño con esas acciones eléctricas sacando rápido para sorprender, como en el gol de Januzaj ante el Valladolid.
4. Los cambios no pitan, Barrenetxea lesionado
Imanol introdujo primero uno a uno los dos cambios esperados: Isak por Willian
José y Januzaj por Portu. Y en el 82’, Llorente y Aihen por Merino y Monreal. En nada mejoraron al equipo. Extrañó que, jugando en casa y con cierta necesidad de ganar, no introdujera a un elemento explosivo que podía cambiar las cosas como Barrenetxea, incluso como carrilero, como en Mestalla. Hay explicación. Estaba lesionado
5. El Isak de febrero se habría cenado el partido
El Isak de enero y febrero quizá habría decantado el partido a favor de la Real nada más salir. Como sucedió en el derbi, por ejemplo. Pero el sueco ha perdido el esplendor del invierno y suma cinco encuentros sin anotar y está un tanto desligado del juego. No es casualidad que, a pesar de su deslumbrante irrupción, haya perdido el puesto en favor de Willian
José.
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