Para que todo funcione como un reloj durante los fines de semana de las carreras, los equipos empiezan el complejo montaje de todo el operativo unos cuantos días antes de que las motos echen a correr.
El montaje y desmontaje de todo lo que comporta la realización de un Gran Premio no es tarea fácil. Detrás de cada carrera, se acumulan horas y horas de trabajo en la sombra en la que participan muchas personas, que son las verdaderas artífices de que se creen auténticas ciudades dentro de cada circuito.
Los inmensos camiones que acompañan al circo de MotoGP, el material necesario para el desarrollo del mismo, las zonas de descanso para pilotos y el personal de cada equipo así como los servicios comunes y los espacios habilitados para los mecánicos se organizan convenientemente para que todo el mundo esté a gusto y pueda desarrollar su labor con las máximas comodidades. No se deja nada a la improvisación. Todo está minuciosamente planificado. No en vano el Mundial se disputa en 21 circuitos y recorre nada más y nada menos que 17 países. ¿Se imaginan mover todo ese material de país en país a contrarreloj? Casi nada…
El arte del montar una Ciudad en cada circuito
Los tráilers que configuran la caravana del gran circo de MotoGP se alinean y distribuyen a lo largo de las zonas habilitadas a tal efecto, conformando una verdadera micro-ciudad en cada de circuito en el que aterrizan. La ‘zona de bastidores’ de MotoGP se monta y se desmonta como por arte de magia, con unos pasmosos automatismos, pero gracias a la gran profesionalidad de un numeroso equipo de técnicos y encargados de esta labor. Sin el empeño de estos hombres y de estas mujeres anónimas no sería posible la disputa de los Grandes Premios.
Así, los martes a mediodía previos a la carrera, unos 300 vehículos empiezan a entrar en el circuito en cuestión de manera escalonada y bajo la organización del IRTA –la asociación de equipos–, que se encarga de dar forma al paddock (el área destinada a los cerca de 3.000 profesionales desplazados para trabajar en cada Gran Premio), distribuyendo el espacio disponible para cada equipo y controlando el acceso.
Los primeros que acceden son los vehículos de MotoGP, los camiones de los equipos y los hospitalities (una especie de salones-comedor para recibir a invitados, pilotos y periodistas, que también resulta un hogar y una oficina para los equipos) y posteriormente entran los de Moto2 y Moto3.
También llegan los ‘motorhomes de los pilotos” y el GP Rooms, un hotel itinerante que ofrece habitaciones amplias que permiten descansar y tener intimidad a los pilotos que lo deseen. Esta empresa, que empezó a operar en 2009, pone en la actualidad a disposición de los que deseen contratar sus servicios 5 camiones-hotel con un total de 22 habitaciones en todos los GP’s del Mundial.
La distribución del espacio depende en gran medida de las dimensiones de cada circuito. Puesto que MotoGP es la joya de la corona, recibe mayor espacio que las otras categorías, asignándose a cada piloto un box y a cada equipo un espacio para instalar su hospitality. Por lo general, suelen colocarse a los equipos que pertenecen al mismo fabricante en espacios contiguos, para facilitar la labor de los equipos técnicos.
El paddock se encuentra físicamente en la parte trasera de los garajes. En él también se instala una amplia oficina portátil, donde tiene cabida el equipo directivo, todos los departamentos correspondientes, personal de comunicación y mantenimiento, entre otros. Además, hay un espacio destinado a la Clínica Mobile junto al hospital del circuito, en el punto de mejor acceso.
En el caso del equipo Repsol Honda, la pasada temporada se emplearon siete camiones (incluyendo Hospitality y Test Team) debido a la pandemia. Sin embargo, antiguamente se utilizaban once en total. Dos de los camiones son para los boxes; dos para la logística; dos para HRC; y uno para el hospitality. El montaje de este último espacio –que en circunstancias normales requiere diez personas y en época de pandemia seis– se realiza ese mismo día y se prolonga hasta el miércoles, día en que se ejecuta el montaje del box, donde participan 20 personas. En la instalación de ambos espacios se emplean entre seis y ocho horas.
Argentina, Inglaterra y Alemania, los circuitos más complejos
Las dificultades más habituales con las que se enfrentan los montadores tienen que ver con fallos en las conexiones de electricidad y wifi. “A menudo las instalaciones de los circuitos no están preparadas y fallan”, explica uno de los cinco coordinadores de montaje y desmontaje del equipo Repsol Honda, para quien el circuito más complicado para desplegar toda la logística es Argentina, aunque matiza que “en Europa actualmente sería Silverstone (Gran Bretaña), debido al Brexit, y también Sachsenring (Alemania)”.
Precisamente, en el circuito alemán –ya de por sí incómodo para trabajar, por sus instalaciones reducidas y un paddock muy pequeño– hace unos años el equipo tuvo que superar una dificultad añadida que les puso en auténticos apuros: “Estuvo toda la noche de un viernes lloviendo y se acumuló agua en la carpa central, provocando que casi cediera toda la estructura. Tuvieron que vaciarla y arreglarlo a contrarreloj antes de que llegaran los invitados”.
Aunque los miembros del equipo Repsol Honda proceden de distintos lugares del mundo, el grupo más numeroso es de nacionalidad española, por lo que no es de extrañar que el circuito considerado más amable y cómodo para la mayoría de ellos sea el Circuit de Catalunya (en Montmeló, Barcelona). Además, “la fábrica de Honda está al lado y muchos de los trabajadores son de la zona”, como apunta un portavoz.
Los entresijos del hospitality
Cuando los primeros aficionados llegan al circuito el jueves o el viernes, el montaje del paddock está completado. Los camiones tienen la obligación de lucir de manera impecable, por lo que han sido sometidos a una exhaustiva limpieza. Los hospitalities y demás carpas también han de estar instalados, presentando un aspecto muy atractivo para acoger a invitados y prensa.
En esta especie de campamento itinerante, no pueden faltar una serie de normas de urbanidad que se deben cumplir a rajatabla. Por ejemplo, no se puede hacer ruido de 12 de la noche a 8 de la mañana del día siguiente, no se puede circular sin camiseta ni bebiendo alcohol, no se permite el acceso de animales, no se puede cocinar ni comer fuera de las áreas destinadas a ello (hospitality) y a los pilotos se les exige pantalón largo cuando acuden a las ruedas de prensa oficiales.
La pasada temporada, durante un Gran Premio, el servicio de catering de Repsol Honda servía unas 700 comidas (solo para el equipo, puesto que no estaba permitido tener invitados). Se espera que en 2022 se vuelva a montar el hospitality habitual con presencia de invitados (si bien se mantendrán las restricciones que exija el campeonato), por lo que supondrá servir entre 1.200 y 1.500 comidas. Además, implicará personal extra y algún camión más.
Una ‘ciudad’ que se desmonta en pocas horas
Una vez terminado el Gran Premio (el domingo), únicamente hacen falta tres horas para realizar el desmontaje completo. Los camiones cargados con todo el material, si se encuentran en Europa y el próximo GP se celebra también en un territorio europeo, se trasladan directos al próximo circuito.
Posteriormente, los conductores regresan en avión a sus hogares. Los camiones de la gran caravana del Mundial de Motociclismo recorren aproximadamente 25.000 kilómetros en sus trayectos entre los 12 Grandes Premios que discurren en Europa. Cuando los circuitos están en otros continentes, los vehículos se trasladan en barco.
La pequeña ciudad de MotoGP se monta y se desmonta en un abrir y cerrar de ojos. Se trata de la otra victoria, pero esta es anónima, que se da en todos los Grandes Premios.