1. La meteorología.
Según ha ido avanzando el fin de semana las probabilidades de que llueva a la hora de las carreras -14.00- han ido aumentando. Primero era de menos del 30%, después de la Q2 había subido al 60%. Y lo peor, es que la previsión no es de lluvia estable sino de tormenta.
2. ¡Atención al primer paso por la chicane!
Rara es la salida en Le Mans que no acaba en melé en la chicane. Con Alex Rins -con el mejor ritmo en entrenamientos junto a Quartararo- obligado a engancharse al grupo de delante antes de que se escapen, puede haber tomate allí.
3. El momento de la lluvia.
La clave de las claves estará en el momento de la aparición de la lluvia. La carrera puede comenzar con asfalto mojado y secar conforme avanza, o comenzar en seco y empaparse si cae la esperada tormenta. Tanto en un caso como en otro, la gestión de la entrada a cambiar la moto pasaría a ser decisiva.
4. La presión del público.
Con casa llena hasta la bandera y el público absolutamente entregado, es difícil imaginar que Quartararo y Zarco puedan aislarse de esa presión. Atención a sus inicios de carrera; pueden ser especialmente intensos.
5. Frenar a Bagnaia.
El piloto italiano parece haber “despertado” después de su victoria en Jerez. Si mañana se sale con suelo seco, es el máximo favorito. Y en agua el año pasado acabó segundo detrás su compañero Miller, que mañana sale a su lado desde primera línea.