1. El último tercio de carrera.
La gestión del neumático trasero ha sido siempre una de las claves en Montmeló capaz de poner patas arriba un resultado que sólo unas vueltas antes parecía definitivo. MotoGP no se trata sólo de salir y dar gas; es lo que la hace tan difícil y la diferencia del resto de las categorías.
2. Atención a las curvas #2 y #5.
La diferencia de compuesto de gomas en los flancos del neumático delantero que Michelin ha traído a Montmeló, hace que el lado izquierdo necesite dos o tres vueltas para coger la temperatura ideal. Olvidarse de ello en el calor de la refriega de los primeros compases de la carrera puede acabar en pecado mortal.
3. Lo de siempre: el muro Ducati.
La misma tónica de las últimas carreras: cinco Ducati en las nueve primeras posiciones de la parrilla. Si se ponen delante saliendo de la curva #2, los Quartararo, Rins y compañía tendrán que picar piedra para abrirse paso. Montmeló siempre se ha caracterizado por tener varios puntos de adelantamiento, pero con la puñeta esta de las alas de los carenados, ya nada es lo que era antes.
4. La salida de Maverick.
Viñales ha hecho probablemente los mejores entrenamientos desde que es piloto de Aprilia. El histórico dice que estando a este nivel es candidato a todo… a todo. Una pena esa tercera línea en la parrilla. La clave estará en cuántos pilotos tendrá por delante saliendo de la curva #2.
5. La relación Quartararo / Montmeló.
Es el circuito favorito del piloto francés, que ha ganado aquí en MotoGP y Moto2. Como ha pasado hasta ahora, no tiene la moto más rápida, pero como quiera que mañana en la carrera la estrategia será más importante que la velocidad, si los a priori dos favoritos, Aleix Espargaró y Peco Bagnaia, se enzarzan en duelo personal, Quartararo puede ser el que acabe pescando en aguas revueltas